Cultura

El homenaje al libro de Lola Arias en Stgo a Mil

La escritora, directora de teatro, de cine y performer argentina vuelve al Festival Internacional Santiago a Mil con una obra que invita a retomar al libro como compañero de vida. Su trabajo, que una vez más transita al margen de la ficción, cobra un nuevo sentido en estos tiempos de pandemia. “Pienso mejor cuando pienso entre muchos”, afirma Arias.

Por: Sofía García-Huidobro | Publicado: Viernes 1 de enero de 2021 a las 12:00 hrs.
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“Antes, solíamos llevar libros a todos lados. Libros para leer en el subte, en la sala de espera, en el parque, en la cola del supermercado. Todo tiempo de espera en el medio de un día cruel podía ser un tiempo de lectura silenciosa. Ahora todo tiempo muerto son horas extras de trabajo: contestar mails, postear una foto, contestar mensajes, comentar vida ajenas, grabar audios, firmar peticiones on line. Trabajar, trabajar, trabajar”, dice el texto que acompaña la obra de la escritora, artista, directora y performer, Formas de caminar con un libro en la mano.

La montó por primera vez en 2017 en FILBA, Feria del libro de Buenos Aires, y este año volvió a presentarla en el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz. Ahora formará parte de la programación de Santiago a Mil 2021 y tendrá lugar en la Biblioteca de la Corporación Cultural de Ñuñoa. Se trata de un ejercicio simple, señala la autora, donde una persona se enfrenta a un libro y sigue las indicaciones que va encontrando en sus páginas. El trabajo de diseño es del artista chileno José Délano, amigo y vecino suyo en Berlín, ciudad donde reside la argentina.

“Este es un proyecto totalmente material, que habla de la relación del cuerpo y del espacio, con el objeto libro. Es, también, un homenaje a esos lugares, como la biblioteca o el teatro, que son espacios colectivos. En la biblioteca estás leyendo con otros, y yo creo que ese acto colectivo genera una suerte de telepatía. Pienso mejor cuando pienso entre muchos”, dice Arias, autora también de la obra El año en que nací que montó en Chile por primera vez en 2013.

Vuelve al libro y afirma que su rol de compañero diario fue usurpado por el teléfono. Una constatación que, aclara, no tiene relación con la nostalgia. “No pienso que la obra trate sobre lo que perdimos, porque no me gusta esa posición “de todo tiempo pasado fue mejor”, sino que tiene un mensaje propositivo que invita a salir nuevamente con los libros y recuperar esos espacios de lectura que nos hacen pensar diferentes”, dice la dramaturga.

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Un nuevo territorio virtual

El trabajo de Arias se caracteriza por trabajar con la realidad, con lo testimonial y lo experimental. Teatro de guerra, Campo minado, Veterano y Mi vida después, son algunos de los títulos donde aborda la guerra, el conflicto y la memoria. En sus obras no hay actores porque predomina el azar y la improvisación, incluso el espectador puede ser protagonista. La experiencia performer, explica, es muy distinta a la representación de una historia de ficción, que se relaciona con el espectador desde la convención.

A propósito de su experiencia en este año de pandemia, Lola cuenta que realizó dos proyectos, Formas de caminar… y Mis documentos, trabajo online de conferencias performáticas donde artistas de distintas partes del mundo hacían una lectura a partir de un determinado objeto u obsesión. Desde Inglaterra, México, Alemania y China, cada uno abría su archivo al público compartiendo la pantalla con los demás:

“Me impresionó mucho estar frente a una platea virtual de 100 personas en Zoom, viendo una performance juntos. Además de la obra misma, pensé sobre la experiencia que cada uno de esos espectadores desconocidos compartiendo un momento desde sus casas”.

En ese sentido sostiene que tanto en la cultura, como en la educación, el trabajo y las relaciones interpersonales, se abrió una nueva zona que convivirá con lo presencial, y que para ella se trata de un territorio ganado. “Fue un alivio crear espacios virtuales de encuentro, porque para mí lo peor -lo más amenazante y lo más perturbador- de la pandemia era la idea del aislamiento, el quedarnos solos”, confiesa la escritora.

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Volver a encontrarnos

Como ya es tradición, hace 28 años, el próximo 3 de enero se inaugurará una nueva versión de Santiago a mil y el primer escenario será la ribera del Mapocho con una instalación del artista chileno Iván Navarro. Dentro de la variada programación, que en esta oportunidad combinará el formato presencial con una oferta virtual y multimedia.

Hasta el 24 de enero, en total serán 151 espectáculos de 19 países con montajes de teatro, danza, música, ópera, circo, radioteatros y performance para salas, calles y espacios no convencionales, además de una nutrida programación en línea a través de teatroamil.tv.

Artistas como Marina Abramović, Laurie Anderson, Joel Pommerat y la compañía alemana Rimini Protokoll, forman parte del cartel internacional, y también hay obras de referentes locales como 31 Minutos, Alfredo Castro, La Patogallina, Manuela Infante y LasTesis, entre muchos otros. La cartelera también destaca el concierto que brindará el cantante Rufus Wainwright desde su casa en Estados Unidos y que podrá verse en la plataforma Teatro a mil.

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