Cultura

La chilena que editó El diablo a todas horas

Sofía Subercaseaux estuvo a cargo del montaje de la película que está entre las más vistas de Netflix desde su estreno el pasado 16 de septiembre, y que dirigió su marido, Antonio Campos. Desde su casa en el litoral central, la editora cuenta cómo es trabajar en familia y estrenar una cinta así de grande, a la distancia.

Por: Sofía García-Huidobro | Publicado: Viernes 25 de septiembre de 2020 a las 12:00 hrs.
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Sofía y su hijo Emilio, durante el rodaje de El diablo a todas horas. Alabama, 2019.
Sofía y su hijo Emilio, durante el rodaje de El diablo a todas horas. Alabama, 2019.

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Con un super elenco conformado por Tom Holland, Robert Pattinson, Bill Skarsgård y Mia Wasikowska, entre otros, la película basada en la novela de Donald Ray Pollock, está dando que hablar. Y desde las cercanías de La Laguna de Zapallar, en la V Región, su director y su editora, se van enterando de las reacciones que genera la cinta a través de Internet. “Es rara la sensación de estar en la mitad de un cerro rodeados de caballos y gallinas, y te metes a Twitter y hay millones de comentarios. La película es super polarizadora y eso siempre lo supimos. La gente la iba a amar o odiar, y todo lo entretenido de discutir eso en persona, ahora pasa por las redes”, cuenta Sofía Subercaseaux (32), casada con Antonio Campos (37), cineasta brasileño-estadounidense y director de El diablo a todas horas. Juntos tienen un hijo de dos años y otro que viene en camino. Hace dos años se construyeron una casa en esta zona costera y la idea, cuenta ella, es dividir sus vidas entre Chile y Nueva York. Llegaron hace un mes y piensan quedarse durante un tiempo todavía indefinido.

“Lo bueno que ha pasado con el Covid es que muchas cosas que antes eran presenciales ahora las podemos hacer a distancia. Con un buen internet no hace mucha diferencia si nos instalamos aquí o allá”, comenta. Estaban en su departamento de Brooklyn cuando el coronavirus llegó con fuerza a esa ciudad y después de pasar semanas encerrados trabajando en un departamento de pocos metros cuadrados, decidieron arrendar una casa en Long Island con una pareja de amigos que estaban en circunstancias similares. Ahí se dividían la labores domésticas y el cuidado de los niños entre los cuatro. También participaron de la serie Homemade, cortometrajes de pandemia a cargo de distintos directores, producidos por Fabula y The Apartment, para Netflix. El capítulo dirigido por Campos dura siete minutos y Sofía es una de las protagonistas: “Lo hicimos en dos días y con el celular. Fue totalmente espontáneo y experimental”. 

Edición simultánea

La editora cuenta que todavía no se ha leído el libro de Ray Pollock, porque durante el periodo de adaptación a guion, tarea a cargo del mismo Antonio y su hermano Paulo Campos, era útil que ella opinara sobre el texto con una mirada distanciada de la historia original. “Ahora que ya se estrenó estoy desesperada por leerlo”, reconoce. La historia les llegó a través de Randall Poster, supervisor musical que ha trabajado con directores como Martin Scorsese y Wes Anderson, que leyó el libro y pensó que sería una buena película. Fue durante la producción de Christine (2016), película también dirigida por Campos y editada por Subercaseaux. Después de cinco años trabajando de manera intermitente en la adaptación del texto, la cinta se rodó en febrero de 2019. Con su hijo Emilio recién nacido, se trasladaron a Alabama durante los meses de rodaje, y Sofía iba editando mientras filmaban. “Es super útil trabajar así porque en la edición te das cuenta de que un actor tiene una muletilla o que va a faltar una toma, y lo puedes ir corrigiendo ahí mismo”, explica. 

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Trabajo en familia

Esta es por lejos su película más masiva en términos de elenco y audiencia, “aunque en espíritu sea independiente”, afirma Subercaseaux. Estudió Dirección Audiovisual en la Universidad Católica, recién egresada trabajó en Fabula y en 2012 partió a Nueva York, supuestamente por un semestre. Allá, Sebastián Silva, cineasta chileno y amigo de su hermano Pedro Subercaseaux (Pedro Piedra), le presentó la escena del cine independiente neoyorkino. “Medio por accidente terminé editando su película Crystal Fairy y el cactus mágico (2013), que era un proyecto super chico al que le terminó yendo super bien y se ganó un premio en Sundance. Entonces pasé de no haber editado nada, a que me empezaran a salir pegas”, cuenta la montajista. Así se fue quedando allá y luego conoció a su actual marido. El diablo a todas horas es su segunda película como dupla y Sofía dice que les ha funcionado bien trabajar juntos. “Es super intenso. Cuando es bueno, es increíble. Cuando es malo, es terrible. Pero al final del día vale la pena. A veces nos queremos matar, pero hay un grado de satisfacción extra al terminar algo en familia y haberlo hecho juntos”, asegura. 

Culto masivo

 “Es más fácil procesar el lanzamiento de una película chica: vas a un festival, salen unas cinco críticas, un par de charlas y uno va entendiendo cómo se está recibiendo la cinta. Luego viene el estreno. Pero en este caso fue de un segundo para otro y en pocos días la han visto millones de personas en sus casas, pero nosotros nunca la vimos rodeados de audiencia, entonces es raro”, comenta sobre la magnitud de un estreno en una plataforma como Netflix. Agrega que la participación de nombres como Tom Holland, que interpreta a Spider-Man en la saga Avengers de Marvel, o Robert Pattinson, todavía marcado por la fama adolescente de Crepúsculo, le dan a esta cinta la oportunidad de alcanzar una audiencia muy diferente a la que tendría una producción con características más propias de cine de culto. “Sin este elenco no habríamos llegado a tanta gente porque es una película oscura que se toma su tiempo en revelar lo que va a ir pasando”, afirma Subercaseaux. 

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La historia transcurre en el sur de Estados Unidos y arranca con un soldado que vuelve de combatir en la Segunda Guerra Mundial. Hay escenas violentas y dos generaciones marcadas por el fanatismo religioso: “En la película hay personajes puros y buenos, que viven la religión de manera super noble. Los villanos son los fanáticos”. La editora también rescata la experiencia de trabajar con Netflix: “Fueron muy buenos partners, hicimos exactamente la película que quisimos hacer. No poder estrenar en cines fue una pérdida medio romántica para nosotros, pero al final lo que importa es que la pelicula exista y que sea vista por la mayor cantidad de gente posible”.

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