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Briones: ¿La pérdida de brillo de un ministro estrella?

Ni ganadores ni perdedores totales con la aprobación del proyecto del Gobierno por el nuevo retiro del 10% de las pensiones. El ministro de Hacienda, que logra amortizar levemente el golpe para el Ejecutivo, pierde tanto la popularidad como el brillo inicial.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 27 de noviembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Foto: Ministerio de Hacienda
Foto: Ministerio de Hacienda

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La última encuesta Cadem trajo malas noticias para el titular de Hacienda, Ignacio Briones: aunque se trata del ministro que ganó mayor conocimiento público entre octubre y noviembre, pasando de 71% a 77% –un factor importante para todo político, que la gente lo reconozca–, fue a la vez el miembro del gabinete que registró la más importante caída en aprobación: perdió 13 puntos porcentuales respecto de octubre y quedó en el antepenúltimo lugar de la tabla con 30%, superando solo a sus pares de Justicia (Hernán Larraín) y de Educación (Raúl Figueroa).

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Representa un duro golpe para una carta que su partido (Evópoli) buscaba proyectar y que hace no muchas semanas ­–en junio–, era junto al ministro de Salud, Enrique Paris, el segundo mejor evaluado del gobierno.

Hasta ese momento, Briones brillaba por su pragmatismo que le permitió sacar adelante la reforma tributaria y reconocida capacidad de diálogo con la oposición en el Congreso, en un contrapunto con su antecesor. Había asumido en las complejas semanas del estallido social de 2019 y, con la apuesta por los acuerdos, buscaba hacer frente al batacazo de la crisis económica por la pandemia. Se le aplaudían sus aciertos, como cuando hace un año, de camino al Congreso en Valparaíso, se bajó de su automóvil para conversar con camioneros y taxistas que se manifestaban en contra del precio de los peajes de las autopistas. Transversalmente se le reconocía su lenguaje sencillo, pero no populista, con el que se dirigía a la ciudadanía. Llegó a enfrentarse a Cencosud por repartir dividendos, mientras varias de sus filiales se acogían a una ley para suspender temporalmente a trabajadores por la crisis sanitaria.

Pero la luna de miel terminó hace un tiempo largo para Briones y se hizo evidente esta semana. De un ministro estrella –señala un reconocido economista de la plaza, de centroizquierda–, hoy en día solo es un ministro más. No es la excepción dentro de un Gobierno debilitado y un presidente solitario, que deben hacer frente no solo a una oposición balcanizada en contra, sino al propio oficialismo que le da la espalda.

El fantasma de Blumel

La primera batalla por el 10% afectó la imagen del ministro de Hacienda. No lo ayudó en nada la polémica por su decisión de oficiar a la Superintendencia de Pensiones para obtener la nómina de todos los RUT que habían retirado el primer 10%. Si bien se trataba de una solicitud de información habitual y con fines estadísticos, la contracampaña que le hicieron en redes sociales fuerzas como NO+AFP, Fernando Atria y el rechazo de parte de la oposición, ayudó a acentuar la caída libre de Briones en las encuestas.

En estos meses, entre junio y noviembre, el ministro de Hacienda ha vivido un vía crucis similar al de quien fue la carta de presentación de Evópoli en el gabinete, Gonzalo Blumel. Como el exministro del Interior, Briones pasó de ser considerado uno de los ministros dialogantes y con buenas redes en la oposición, a blanco de críticas y cuestionamientos. Su relación con los parlamentarios de centroizquierda de la comisión de Hacienda del Senado, que al comienzo era buena, se ha deteriorado con el tiempo.

El segundo retiro del 10% de los ahorros previsionales representa una derrota para un gobierno que ha defendido desde el comienzo que son inconstitucionales, pese a que se haya amortiguado el golpe con el proyecto de iniciativa presidencial del Ejecutivo ­–aprobado ayer en el Senado– y con la decisión de objetar la reforma constitucional de Pamela Jiles ante el Tribunal Constitucional, aunque no lo hizo en la primera vez.

“Vaciar” el sistema

En esta ocasión, Briones decidió encabezar la cruzada del Gobierno contra el proyecto-Jiles asumiendo una buena parte de los costos. En La Moneda se reconoce que esta impopular jugada se hizo necesaria debido al golpe que provocan estos retiros para las pensiones futuras y, sobre todo, porque complica sobremanera el proyecto de reforma previsional, uno de los grandes pendientes de esta administración.

En el fondo, aseguran en el Ejecutivo, Briones se inmola por lo que se considera correcto y fundamental con miras a los próximos 15 meses en el poder.

En la compleja arremetida del ministro de Hacienda en este segundo retiro pesa la convicción de que parte de la izquierda busca vaciar el sistema de capitalización individual y reemplazarlo por uno de reparto. Aunque oponerse a estos retiros conlleva el riesgo de que se le acuse de defender a las AFP, en sectores dogmáticos de la centroderecha existe la convicción de que se trata de una batalla que se debe realizar. A esto apunta la presentación ante el TC: a cerrarle la puerta a un tercer, cuarto o sucesivos nuevos retiros.

En los últimos días, Briones utilizó todo lo que estaba a su alcance para parar el proyecto-Jiles, aseguran en el gobierno, lo que explica en parte que haya sido el ministro el que anunció que el Presupuesto 2021 incluiría un nuevo Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para las localidades que se encuentren en cuarentena. Con este anuncio (que otras veces fue hecho por el presidente o por el titular del Desarrollo Social, el ministerio encargado de su implementación), el pragmático Briones consiguió con éxito hacerle menos complejo el trámite de rechazar el proyecto-Jiles a los parlamentarios oficialistas.

Es un triunfo con sabor amargo o una derrota menos dura en una discusión que, finalmente, en los últimos meses ha echado por tierra una popularidad inusual para un ministro de Hacienda de estos tiempos.

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