Industria

Hotel en Punta del Este: clave en negociación de Enjoy con bonistas para flexibilizar covenants

Los tenedores de la deuda de la firma quieren que se ponga este activo como garantía de los títulos locales. Hoy se realizará cita crucial para definir la ruta financiera de la empresa.

Por: Javiera Donoso | Publicado: Viernes 20 de diciembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Foto: Julio Castro
Foto: Julio Castro

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Hoy a las 10 de la mañana, la operadora de casinos Enjoy, ligada a la familia Martínez y el fondo Advent, tendrá una reunión clave con los dueños de su deuda. Y es que en una sala del hotel Best Western Premier Marina, la compañía tendrá la misión de negociar con los tenedores de sus bonos un camino que le permita flexibilizar las condiciones de los contratos, lo que le dé holgura para navegar por el complejo escenario financiero por el que está pasando, en medio de la crisis social.

La meta es la modificación del covenant que indica la relación entre deuda financiera neta y Ebitda máxima que puede tener, levantándolo desde 5,5 veces -que ya es considerado alto- a 6,5 veces, dándole más espacio para endeudarse.

Pero por el lado de los bonistas, hay una pieza clave que perseguirán durante las negociaciones: el activo uruguayo Enjoy Punta del Este, conocido como Hotel Casino Conrad.

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Fuentes conocedoras de las negociaciones indican que la compañía ya se ha reunido con algunos tenedores de bonos, como fondos de inversión, y que una de las cartas que los dueños de la deuda quieren sobre la mesa es la posibilidad de poner el exConrad como garantía de la deuda local.

Esto, dicen desde la industria, dejaría a los bonistas en mejor posición en términos de protección, dada la alta valorización que se le asigna al activo en Punta del Este.

La compañía entró a la propiedad del hotel casino uruguayo en 2013, con la compra del 45%. Cuatro años más tarde, adquirió el 55% restante de las acciones de la sociedad operadora, Baluma S.A.

Poner el activo como garantía para los locales tendría dificultades, dado que está ligado al bono en dólares que colocó la firma en 2017. Esto significaría que Enjoy tendría que concretar sus intenciones –que ya había comentado al mercado anteriormente– de prepagar la deuda internacional, lo que liberaría el hotel-casino uruguayo.

Cifras de Bloomberg muestran que el bono 144A/Regulation S, emitido en Estados Unidos en 2017, tiene US$ 195 millones de deuda vigente, con un vencimiento a 2022.

En esa línea, fuentes de la industria comentan que la estructura de financiamiento que decida Enjoy será uno de los puntos relevantes de la conversación de hoy.

Situación compleja

El mercado está preocupado por la salud financiera de la compañía, en especial porque trae a la memoria la situación en que la operadora se encontraba antes de que Advent entrara a la propiedad, inyectando cerca de US$ 120 millones.

Los bonos en dólares han visto su rendimiento escalar 229 puntos base desde que empezó la crisis, ubicándose en 9,39%, su mayor valor desde antes de la entrada del fondo internacional, lo que refleja la percepción de riesgo.

Algo similar sucedió con los papeles locales: la TIR media de los bonos serie I subió de 3% el 14 de octubre a 5,89% a finales de noviembre, cuando se realizó la última transacción, con el valor par de los títulos cayendo de 106,72% a 86,85% en ese período. Por su parte, la TIR media de los títulos serie J pasó de 3,10% a 5,89%, con el valor par pasando de 102,29% a 87,50% en ese mismo período.

Según comenta el gerente de renta fija de la administradora de fondos MBI,Guillermo Kautz, la compañía se ha visto complicada por dos factores: por un lado, el impacto que ha tenido la crisis social en la economía; por el otro, el efecto de la incertidumbre económica argentina en Uruguay, país de donde Enjoy extrae una “generación de Ebitda relevante”.

El dilema de Enjoy, indica el ejecutivo, es ser una compañía con un plan de inversiones agresivo que está en un sector muy expuesto.

Las clasificadoras de riesgo ya están mirando a la operadora. ICR le bajó la nota crediticia, de BBB+ a BBB, citando que “la menor demanda tendría en el flujo operacional de una compañía con un alto nivel de deuda y una baja generación de flujo, que venía disminuyendo incluso antes de la crisis social”.

En Humphreys no le bajaron la calificación, pero sí cambiaron su perspectiva, de “estable a desfavorable”, señalando que la “disminución en los niveles de ingresos de la sociedad”, y su consecuente caída en rentabilidad, “reflejan una tendencia negativa en sus operaciones, con un impacto en su posición patrimonial”, más allá de la coyuntura nacional.

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