Economía

La disputa global que abrió la salida del presidente del Banco Mundial

La renuncia de Jim Yong Kim podría permitir al EEUU de Trump instalar a alguien escéptico del rol de la entidad y del multilateralismo. El resto del mundo, en especial los países emergentes, espera tener voz en la decisión.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Viernes 11 de enero de 2019 a las 04:00 hrs.
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La sorpresa fue global. Nadie había previsto que el coreano Jim Yong Kim, quien hace menos de dos años había renovado su mandato como presidente del Banco Mundial hasta 2022, podría anunciar su salida anticipada del cargo, como lo hizo esta semana. El médico de 59 años, quien ejerce el cargo desde 2012, anticipó una disputa por el liderazgo de la mayor agencia de desarrollo y creación de infraestructura del planeta que, además, llega en momentos en que Estados Unidos –principal accionista de la entidad y el más influyente en la designación del cargo que quedará vacante desde febrero– está más desligado que nunca de su rol multilateral, bajo el gobierno de Donald Trump.

La Casa Blanca del magnate neoyorquino ya ha cuestionado el rol del Banco Mundial en el mundo. El asesor de Seguridad Nacional de EEUU, John Bolton, ha abogado por la privatización de la entidad, mientras el subsecretario del Tesoro, David Malpass, ha criticado los préstamos a China. El año pasado, Washington incluso hizo gestiones para limitar los recursos aportados a la entidad. Pero Kim ganó esa batalla y los países miembros aprobaron en abril un aumento de capital de US$ 13 mil millones.

Todo ello tiene al resto del planeta atento a la carta que postule EEUU, y con temor de que Trump designe a alguien que comparta su desdén por el multilateralismo. Ello podría constituir un nuevo golpe para los países emergentes, que ya están bajo presión por las tensiones comerciales y la normalización de las tasas de interés en el mundo desarrollado.

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Jim Yong Kim se unirá a un fondo de inversión privado para "tener mayor impacto sobre temas globales".

 

Pugna de poderes
La influencia de EEUU en la presidencia del Banco Mundial data de la creación de la entidad en 1945, cuando nació con la misión principal de reconstruir a la Europa de la posguerra. El entendimiento tácito es que Europa elige a los líderes del Fondo Monetario Internacional, institución hermana que ahora dirige la exministra de Hacienda de Francia, Christine Lagarde.
Pero algunos países buscan tener más influencia en la designación en el banco, que es procesada por el directorio que representa a los 189 países miembros.

En declaraciones recogidas por Bloomberg, el exgobernador del banco central de India y profesor de la Universidad de Chicago, Raghuram Rajan, dijo que "si el Banco Mundial y el FMI quieren ser más atractivos para el mundo, el control de EEUU y Europa tiene que terminar".

Por su parte, el director del Centro de Políticas del Desarrollo Global de la Universidad de Boston, Kevin P. Gallagher, escribió en una columna en Financial Times que "para recuperar legitimidad y relevancia, los miembros (del Banco Mundial) deberían nominar a candidatos, debatirlos y elegir a uno que se oponga al de Trump". Entre las cartas idóneas, señaló, está la expresidenta chilena Michelle Bachelet, además del execonomista jefe del mismo Banco Mundial, Justin Yifu Lin.

Otros analistas advierten que la Casa Blanca tendrá dificultades para aprobar a su candidato. "Siempre se ha tratado de construir coaliciones, y la coalición clave por 75 años ha sido la de EEUU con Europa", dijo a Bloomberg el socio senior del Centro de Desarrollo Global y exfuncionario del Tesoro estadounidense bajo el gobierno de Obama.

"Es difícil ver una base robusta para que eso continúe", agregó. La administración de Trump, sostuvo, "tendrá que salir y buscar esos votos de otros países. No es seguro que lo logre".

Cuestionamientos internos
Más allá del nombramiento del cargo que, desde febrero, ejercerá de manera interina la economista jefe Kristalina Georgieva, las razones de Kim para salir de su cargo fueron reveladoras. El lunes informó que se uniría al fondo de infraestructura GIP, porque, según declaraciones recogidas por Bloomberg, "es el camino a través del cual podré tener mayor impacto sobre temas globales como el cambio climático y el déficit infraestructural en los mercados emergentes".

Ello da cuenta de los crecientes cuestionamientos a la eficiencia del Banco Mundial en su misión de combatir la pobreza y asistir a naciones en desarrollo. Cálculos del Centro de Desarrollo Global apuntan a que las instituciones como el Banco Mundial o el Banco Asiático de Desarrollo aportan unos US$ 116 mil millones al año, de los cuales apenas US$ 45 mil millones se invierten en infraestructura. Pero la cifra necesaria se calcula entre US$ 1 trillón (millón de millones) y US$ 1,5 trillón.

"Cuando fue establecido en los años '40, se suponía que el banco debía trabajar de la mano con el sector privado, y no entregar su propio dinero bajo subsidios o préstamos", escribió el columnista de Bloomberg Mihir Sharma. "De hecho, se suponía que debía funcionar como una especie de aseguradora". En la práctica, no obstante, "se ha convertido en una burocracia floja y desmesurada del sector público que sobrevive al halagar a sus gobiernos anfitriones y al caminar sobre seguro con los donantes".

Los llamados a una reforma están sobre la mesa, pero también lo están sobre el propio FMI, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y Naciones Unidas. El mayor prestamista de desarrollo del planeta se suma anticipadamente al debate sobre el futuro del multilateralismo.

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