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La UE se levanta para enfrentar la crisis del Covid-19

Un plan radical propuesto por Alemania y Francia transforma las posibilidades de Europa.

Por: Martin Wolf | Publicado: Miércoles 3 de junio de 2020 a las 04:00 hrs.
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Foto: Reuters
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La Unión Europea nació de la catástrofe y ha avanzado a través de las crisis. Hoy enfrenta amenazas en muchos frentes. Si no está a la altura de estos desafíos, podría romperse. Afortunadamente, Angela Merkel lo entiende. La canciller alemana sigue siendo la líder de confianza del indispensable país europeo. Al acordar un nuevo plan financiero radical con el presidente francés Emmanuel Macron, transformó las posibilidades de la UE. Es otro momento de “lo que sea necesario”, esta vez de parte de los principales políticos de Europa, confirmando que Alemania y Francia solo dejarán que la UE fracase si sus electorados descartan a sus élites, como han hecho los estadounidenses y británicos. Pero la historia ha marcado a los pueblos de estos dos países demasiado profundo para que se arriesguen a una política infantil similar.

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Recordemos la historia de la UE. La Comunidad del Carbón y del Acero y la Comunidad Económica se crearon como reacción a la Segunda Guerra Mundial. El mercado único fue una respuesta al malestar económico de los ‘70. La unión monetaria se acordó en 1991 en reacción a la unificación alemana. La creación del Mecanismo Europeo de Estabilidad y la transformación del Banco Central Europeo en un banco central moderno fueron el resultado de la crisis financiera de la eurozona.

Ahora viene el desastre económico del Covid-19, con disminuciones sin precedentes en el Producto Interno Bruto este año y una recuperación incierta por delante. Sin embargo, mucho más que esto está amenazando a la UE. Un Estados Unidos nacionalista se ha vuelto contra la idea misma de la integración de la UE. El Reino Unido ha bailado hacia el Atlántico medio. China y Rusia se han embarcado en una política de “divide y vencerás”. Quizás lo más importante, la crisis financiera mal manejada de la eurozona dividió a los Estados miembros y dirigió a Italia, sobre todo, hacia el euroescepticismo. Una encuesta indica que en un referéndum “Italexit”, el 42% de los italianos ahora votaría para irse.

Impacto desigual

El Covid-19 ha afectado a los miembros de la UE de manera desigual, en términos de muertes y efectos económicos. El consenso de las previsiones es que el PIB de Italia se contraerá 11%, frente al 7% en Alemania, este año. Es probable que sea aún peor. El BCE está preparado para actuar, para mantener manejables los spreads de la deuda pública. Pero, con un asombroso acto de secesión del orden legal de la UE, el tribunal constitucional alemán ha socavado la credibilidad del BCE.

Es sólo en este contexto que uno puede entender la propuesta de los líderes de Alemania y Francia de un nuevo fondo de 500 mil millones de euros, con un aumento posterior a 750 mil millones de euros por parte de la Comisión Europea, en lo que llama la “UE de la próxima generación”. Como respuesta a la crisis inmediata, esto puede no ser decisivo. Pero, en términos del futuro a largo plazo de la UE, es simbólico y transformador, si no el discutido “momento Hamilton”. Estos dos líderes planean hacer lo que sea necesario para preservar la UE; debería, una vez más, ser suficiente.

La UE es voluntad política hecha carne institucional. En 2012 respondí al escepticismo generalizado en los círculos financieros de EEUU sobre la supervivencia de la eurozona señalando que Alexis de Tocqueville, escribiendo en 1830, dudaba que EEUU pudiera sobrevivir a la secesión de los estados. Pero el Norte resultó tener la voluntad y el poder necesarios. Del mismo modo, existe una tendencia de los extraños a subestimar lo que la UE significa para los miembros principales. Este acuerdo es un recordatorio.

En el futuro inmediato, la respuesta a la crisis económica vendrá principalmente de las políticas fiscales nacionales, aunque respaldadas por el BCE. Pero esta última también tiene que ser impulsada por la propuesta francoalemana. Los “cuatro frugales” (Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia) intentarán detenerlo. Uno puede esperar que fracasen.

El nuevo fondo de la comisión consta de 440 mil millones de euros en subvenciones (un elemento crucial), 60 mil millones de euros en garantías y 250 mil millones de euros en préstamos. Dos tercios de las subvenciones se canalizarán a través de un “Mecanismo de recuperación y resiliencia”. Los fondos se recaudarían en los mercados de capitales entre 2021 y 2024, y se desembolsarán durante varios años. Para poner los 750 mil millones de euros en contexto, es cerca del 1,5% del PIB de la UE en tres años.

Propuesta innovadora

Como argumenta Anatole Kaletsky de Gavekal, la propuesta franco-alemana es mucho más significativa de lo que sugieren números tan modestos. Incluye dos innovaciones: la capacidad de la comisión para endeudarse por su cuenta y así crear una nueva clase de bonos de la UE; y el hecho de que el préstamo se financiará con nuevos impuestos a nivel europeo sobre las emisiones de carbono o las transacciones financieras y digitales. El apalancamiento sobre los ingresos tributarios permitidos por la capacidad de endeudamiento podría ser enorme. Si, por ejemplo, la UE flotara un bono irredimible al 1% (una suposición conservadora), podría pedir prestados 100 mil millones de euros, para siempre, con 1.000 millones de ingresos anuales. Eso es un gran problema.

Sin embargo, no se trata de un “momento Hamilton”, en referencia a la forma en que Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro de EEUU, usó los poderes del gobierno federal para transferir las deudas en que los estados habían incurrido en la Guerra de Independencia en al balance federal. En el caso de la UE, este no es un plan para asumir deuda. Además, la UE no tiene un proceso político federal. Las decisiones presupuestarias deben tomarse por unanimidad. Sin embargo, es un gran paso simbólico, ya que demuestra solidaridad, y de forma práctica, ya que crea un nuevo instrumento que será financiado por los impuestos de la UE.

Sea lo que sea, este es el momento de Merkel. Una vez más, esta política siempre cautelosa ha realizado una jugada decisiva. La UE está asediada desde fuera y desde dentro. ¿Será esta propuesta suficiente para resistir estas presiones? Espero que sí. La idea europea fue una respuesta al nacionalismo destructivo. Tiene que sobrevivir.

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