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Theranos sirve de ejemplo a la agresiva cultura de Silicon Valley

Las empresas emergentes que están bajo presión para producir la próxima maravilla tecnológica pueden recurrir a tácticas poco éticas.

Por: Richard Waters | Publicado: Lunes 19 de marzo de 2018 a las 04:00 hrs.
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Silicon Valley intenta distanciarse del desastre Theranos. Pero la debacle en la empresa "startup" de pruebas de sangre -calificada esta semana como "fraude masivo" por la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (SEC, su sigla en inglés)- no será tan fácil de ignorar como quisieran los poderosos del mundo tecnológico.

El caso también sirve de advertencia a las emergentes empresas tecnológicas, en un momento en que extienden su alcance a otras industrias. Las formas de manejar un negocio que tuvo éxito en la etapa inicial de una compañía, tal vez no funcionen tan idealmente cuando se aplican a otros campos, o cuando no existen los controles y equilibrios habituales.

La reacción de los inversionistas y empresarios experimentados ante la caída de una compañía que alguna vez fuera valorada en US$ 9 mil millones es: Theranos no debería considerarse una compañía "de Silicon Valley" en absoluto.

En lugar de contar con el usual grupo de firmas de capital de riesgo de élite, la mayor parte de su dinero provino de fuentes no especializadas, de inversionistas "estratégicos" y de individuos como Rupert Murdoch. Y su directorio contenía nombres prominentes, entre ellos Jim Mattis, un exgeneral y actual secretario de Defensa estadounidense, y George Shultz, exsecretario de Estado de EEUU. Según los expertos de Silicon Valley, el "dinero inteligente" del ámbito tecnológico no habría cometido este error.

Comienzo esperanzador

La firma de capital de riesgo Draper Fisher Jurvetson (DFJ) le proporcionó a la fundadora de Theranos, Elizabeth Holmes, los primeros US$ 500 mil para que comenzara su compañía, aunque uno de sus socios, Steve Jurvetson, posteriormente reveló que a DFJ no se le enviaba información sobre cómo le estaba yendo al negocio. La filántropa Laura Arrillaga-Andreessen, esposa del inversionista en tecnología Marc Andreessen, personalmente le escribió un ensalzador artículo a Holmes en The New York Times. El jefe de Oracle, Larry Ellison, era uno de los financistas.

Otra incómoda verdad para Silicon Valley es que Theranos prosperó, en parte, porque encajaba en la mística local: supuestamente, la compañía contaba con una maravilla tecnológica, inventada por una fotogénica desertora universitaria que quería "democratizar" (según Arrillaga-Andreessen) el acceso a un servicio que podría salvar vidas.

"Ella tenía ese fascinante afán de revolucionar". Esa fue la manera en que Jurvetson, quien renunció a DFJ el año pasado, alguna vez le describiera a Bloomberg a la Holmes adolescente. Uno de sus socios la comparó con Steve Jobs, la forma más segura en que Silicon Valley demuestra su entusiasmo sobre un prometedor empresario.

Engaño y decepción

Luego, nos encontramos con el escándalo de Holmes: De acuerdo con la SEC, ella llegó a un acuerdo en cuanto a la demanda y aceptó varias sanciones, sin admitir ni negar las acusaciones. Aquí hay lecciones para otros en Silicon Valley sobre la necesidad de "decirles a los inversionistas la verdad sobre lo que su tecnología puede hacer en la actualidad, no simplemente lo que esperan que pueda hacer algún día", como expresó un funcionario de la SEC.

Hacer grandes declaraciones sobre el potencial de una tecnología suele ser un buen punto de partida. La pregunta es cómo hacerlo mientras admiten sus deficiencias actuales. Steve Jobs, por ejemplo, era famoso en Silicon Valley por su capacidad de lograr que inversionistas, clientes y empleados dejaran su incredulidad y vieran el futuro tal como él lo veía, aún si la tecnología no estaba lista.

No hay nada ilegal en relación al "entusiasmo" en el sector tecnológico. Pero aún así, puede generar inquietudes éticas. Una acusación contra Holmes, por ejemplo, es que fingió demostraciones de sus equipos para ganarse el favor de inversionistas potenciales, algo bastante común en una industria que por mucho tiempo ha batallado con la ética al realizar demostraciones "optimizadas".

En sus inicios, la compañía de realidad aumentada Magic Leap, lanzó videos en YouTube que parecían mostrar los efectos visuales creados por su revolucionaria tecnología. No fue hasta dos años más tarde, después de un artículo en The Information, que la compañía aclaró que se trataba de un "video conceptual" hecho por una firma de efectos especiales y no una demostración real de su tecnología.

Lección para el mercado

La presión sobre Holmes, como se describe en la demanda de la SEC, será familiar para muchos empresarios. En un momento dado, en 2010, ella hizo una arrogante predicción de cuándo estaría listo el equipo de pruebas de sangre de Theranos, pero cuando llegó la hora de implementarlo tres años después, el equipo no estaba funcionando como se había prometido. Según la SEC, ella les ocultó esto a sus socios en lugar de admitir el problema.

Para las empresas emergentes que hacen presentaciones éticamente dudosas o que mienten sobre el rendimiento de su tecnología, este caso representa una lección práctica sobre el peligro de involucrarse en iniciativas que están más allá de sus capacidades.

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