Trudeau, el ganador en la Cumbre de Lima

Fernando Reyes Matta

Con sus 46 años y su imagen de tipo joven, Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá, logró en Lima demostrar tres cosas: que defenderá con firmeza el libre comercio y los acuerdos que vayan en ese sentido; que articula de manera coherente la meta del desarrollo económico con aquella del desarrollo social; que está dispuesto a llevar su impronta de liberal del siglo XXI a América Latina, como a otras regiones y países. No bien regresó a Ottawa desde Lima, emprendió viaje a Francia para hablar en la Asamblea Nacional en París y seguir a Londres para ser clave en la cumbre de los líderes de 52 países que aún reconocen su pertenencia en la Commonwealth Británica. Y no es menor ser el vecino del norte de EEUU.

Es cierto que la Cumbre de Lima dejó más preguntas que respuestas. Se volvió a condenar a Venezuela por la crisis a la que el presidente Maduro ha llevado al país, pero no hubo votos para aplicar la Carta Democrática Interamericana, creada en 2001 para sancionar a los Estados miembros que sufran rupturas institucionales. No estuvo Donald Trump, urgido en bombardear Siria, pero sin plan político más allá de la acción militar. Como se dijo en programas claves en EEUU, si Trump declaró “misión cumplida”, la pregunta es ¿cuál era la misión realmente?

En ese escenario Trudeau, como dijo la prensa canadiense esta semana, tuvo el privilegio de reunirse con líderes claves de la región, tanto del Mercosur como de la Alianza del Pacífico. Por ello, fue un acierto diplomático la decisión tomada por el presidente Piñera y la Cancillería de concertar un encuentro del mandatario chileno con Trudeau. Para el canadiense fue la segunda reunión en sólo 10 meses con un gobernante de Chile: en junio con Bachelet y ahora con Piñera. Y allí, con todos los matices del caso, pudo saber que en ciertas materias las relaciones entre Chile y Canadá tienen una continuidad estratégica. Como informó el mandatario chileno, con Canadá tenemos dos temas especiales de intereses comunes: avanzar en las políticas de igualdad de género ligadas al comercio y aplicar políticas modernas frente a la migración.

El acuerdo ya suscrito que amplía el TLC Chile-Canadá, reconoce la importancia de aplicar una perspectiva de igualdad de género a los asuntos económicos y comerciales. Junto con ello, confirma la intención de ambas partes de cumplir con las metas de igualdad de género incluyendo el emprendimiento de las mujeres y el desarrollo de indicadores basados en el género. Respecto de las políticas migratorias se acordó que Chile enviará una misión especial a Canadá, donde esa política se ha llevado con eficiencia, con solidaridad y a la vez con resguardos para una integración sin traumas del que llega.

Y están los temas de medio ambiente, de desarrollo sustentable, de energías renovables e investigación científica y tecnológica. Entre Chile y Canadá hay sintonía común en medio del mundo convulso en que estamos. Canadá es país desarrollado, es miembro del G20 y de APEC. Todo ello refuerza la importancia del paso dado en Lima, lo cual se refuerza cuando se mira el peso de la comunidad chilena en aquel país.