Columnistas

Gabinete de signos

Roberto MunitaAbogado, master en Political Management

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Si hay algo en lo que el Frente Amplio ha demostrado tener diferencias astronómicas con el resto de la clase política es su capacidad de encontrar ejes que sean fácilmente compartidos por parte importante de la ciudadanía. Esto, que en comunicación se llama “teoría del framing”, es una de las bases para conseguir apoyo popular, y el gabinete de ministros recién presentado por Gabriel Boric es un ejemplo más de este manejo de “frames” relevantes y populares.

Aun cuando la performance del viernes pasado no fue la primera aparición de Boric como Presidente electo, sí ha sido —hasta ahora— la que más simbolismo ha tenido. La política tiene mucho de señales, y ésta habría de ser una oportunidad histórica para demostrar iconografía política. Lo que estaba en juego, por tanto, no era la primera cuadrilla de ministros de Boric, sino la capacidad de conectar con una ciudadanía fracturada, producto del estallido social y de la posterior pandemia, precisamente a través de esos signos… uniendo fisuras.

Muchos de estos símbolos ya han sido ensayados en otras columnas, y no es mi intención repetir lo dicho: lo de Marcel es una tremenda señal. Responsabilidad, criterio y firmeza. Lo de Siches también. No sólo por ser la primera mujer en asumir como ministra del Interior —y eventualmente, como Vicepresidenta de la República—, sino porque además dejó de lado la apuesta más obvia: terminar con el Covid-19, lo que era pura ganancia. En ambos hay una compromiso por salir de la zona de confort, quizás más presión de La Moneda chica, quizás más por valentía propia; nunca lo sabremos. Pero lo cierto es que, para los dos, la apuesta de ser ministros del Comité Político es una maniobra arriesgada. Un “all in”.

Otros signos casi exprimidos a más no poder van desde la estética (mucho color, niños en el escenario, prohibidas las corbatas), hasta el detalle de ciertas decisiones, como la pérdida de protagonismo del PC, antecedida por las diferencias suscitadas en la Convención; la mención de un verso de “Canto para una semilla”, de Violeta Parra y “los Inti” (la coloquial voz de Boric no suena forzada); también, la presencia de representantes de las minorías sexuales, debidamente anunciadas por el Presidente electo, recordando la enseñanza de la publicidad política, de que lo importante no es hacerlo, sino decir que lo hiciste; y por supuesto, el hecho de contar con más mujeres que hombres. Excelente noticia, pues diluye la concepción de que siempre hay que llegar a un artificioso 50 y 50.

El manejo de los signos es todo un arte, y aunque parezca simple, basta un pequeño error para que todo se vaya a las pailas. Es lo que le sucedió a Juan Sutil con su reciente cuña del “juego de piernas”. Esta metáfora, propia del boxeo, cobra mucho sentido en política. Pero hoy no hay licencia para utilizarla, frente a una futura ministra; como enseña Luntz, no importa lo que dices, sino lo que se escucha. Y lo que se escuchó fue horrendo. Signos… bajo una luna hostil.

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