Columnistas

¿Sobrecalentamiento económico?

  • T+
  • T-

Compartir

La economía chilena está evolucionando de manera muy dinámica, con un crecimiento proyectado del PIB en 2013 de entre 4,5% y 5,5% según el Banco Central, aunque sus proyecciones suelen ser conservadoras. Sin embargo, no se observan presiones inflacionarias. Así, la inflación y la inflación subyacente están en torno al 1,5% anual y las expectativas se mantienen alineadas al centro del rango meta de 3%. No obstante, la hipótesis de sobrecalentamiento de la economía no puede ser descartada.



Una forma de medir un exceso de gasto es a través de la cuenta corriente. Cuando un país está gastando más que su ingreso, se produce un déficit en la cuenta corriente y Chile se encuentra en dicha situación: en porcentaje del PIB, el déficit en cuenta corriente fue de 1,3% en 2011; 3,5% en 2012; y el Banco Central proyecta 4,4% para este año.

El Central acompañó el IPOM de marzo con una minuta muy interesante sobre la evolución reciente de la cuenta corriente. Muestra que el déficit actual responde a que los chilenos y los inversionistas extranjeros consideran que el elevado precio promedio del cobre en los últimos años tiene un carácter más permanente que transitorio. Esto ha impulsado una fuerte inversión en minería, dinamismo que también se ha ido traspasando a otros componentes de la demanda interna. Si bien dicha expansión ha estado liderada por la inversión, el consumo privado también se está acelerando por sobre lo previsto, 7,3% en el cuarto trimestre de 2012, un fuerte aumento respecto del ya elevado 6% del trimestre inmediatamente anterior e indicadores parciales muestran que este dinamismo se mantiene intacto en los primeros meses de 2013. Si se suma el hecho de que estamos en un año eleccionario, las condiciones están dadas para que el consumo agregado se mantenga muy dinámico.

Esto no sería problemático si la economía tuviese holguras, pero esa no es la situación de la economía chilena. Basta con mirar lo ajustado que está el mercado laboral. En esa situación, un elevado nivel de gasto privado tiende a generar una presión en los salarios reales. De hecho, con los salarios nominales creciendo entre 6% y 7%, la tasa de expansión de los salarios reales ha aumentado. De continuar esta tendencia, el riesgo de que la inflación muestre un punto de inflexión y tienda a acelerarse más allá del centro del rango meta (3%) e incluso del techo de éste (4%), no puede ser descartado.

En pocas palabras, el caldo de cultivo es fértil para germinar presiones inflacionarias y, en consecuencia, el riesgo de sobrecalentamiento de la economía está latente.

Cabe preguntarse cómo debiese actuar el Banco Central en este escenario. A mi juicio, la prudencia con que se ha actuado hasta el momento ha sido adecuada ante el magro escenario externo, pero como él mismo lo dice en el IPOM, “los riesgos contractivos de origen externo se han atenuado”. En este sentido, no es un mal momento para priorizar los riesgos domésticos, mandando una señal al mercado de que el Central ve con buenos ojos una moderación de la demanda interna. No se trata de subir la Tasa de Política Monetaria drásticamente, pero para la reunión de este jueves sería adecuado considerar un alza en 25 puntos base.

Lo más leído