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Tratado con China para evitar la doble tributación

Jorge Heine

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Después de nueve años de iniciadas las negociaciones, Chile ha llegado a un acuerdo con China para evitar la doble tributación. Es el primero que China firma con un país latinoamericano con el cual tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC), y no podría venir en un mejor momento. Este tratado contribuirá a dar un salto cualitativo en la relación bilateral, pasando de una basada sobre todo en el comercio, a una con un fuerte componente de inversión.


En 2014, Chile exportó US$ 18.800 milloness a China, su socio comercial # 1, y logró un superávit en el comercio bilateral de US$ 3.700l millones. En cambio, vendió apenas la mitad de esa cifra, US$ 9.200 millones, a Estados Unidos, su socio comercial # 2, y tuvo un déficit en el comercio bilateral de US$ 5.000 millones. Está claro donde está nuestro presente y nuestro futuro como país exportador.


Sin embargo, la inversión china en Chile no guarda proporción con este nivel de comercio. De ahí la importancia de este acuerdo.


Los convenios de doble tributación complementan los TLCs (de los cuales Chile tiene 23 con 61 países) que incluyen capítulos de inversiones (como el que Chile tiene con China), favoreciendo la inversión. Chile ya tiene estos acuerdos con 25 países, con algunas de las principales economías del mundo (si bien la ratificación del con Estados Unidos aún languidece en el Congreso en Washington, y Japón está pendiente).


China, por otra parte, los tiene con 99 países, incluyendo aquellos que atraen más inversión china, como los de América del Norte, Europa, Asia y Asia Central, el último de los cuales fue con Taiwán, firmado en noviembre pasado. El interés de China por firmar estos acuerdos es entendible. Aunque en 2014 la RPC fue la mayor destinataria de inversión extranjera directa en el mundo (con 127 mil millones de dólares), se estima que en el futuro cercano China comenzará a exportar más capital que el que recibe.


Estos acuerdos, por definición, conllevan un menor ingreso fiscal para los Estados firmantes por la renuncia a gravar cierto tipo de rentas, como dividendos, intereses o regalías. Sin embargo, la evidencia indica que esta desventaja es compensada con creces por los incentivos que generan para una mayor inversión.


El Acuerdo entre Chile y China contribuye a la colaboración entre las autoridades tributarias y contempla medidas para prevenir la evasión y elusión fiscal, así como para evitar la triangulación de utilidades. Por otra parte, crea mayor certeza tributaria para las empresas de ambos países, facilita los negocios y favorece la inversión. También promete impulsar la transferencia de tecnología, sobre todo en el sector minero.


En momentos en que la promoción de inversión extranjera en infraestructura, transporte y energía (sobre todo renovable) es una prioridad, todo indica que este Tratado, junto a otras iniciativas y acuerdos inter-institucionales en curso, contribuirá a abrir las compuertas a la inversión china en Chile.

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