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¿Y el relato de la sociedad civil?

Macarena Letelier V. Directora Ejecutiva del CAM Santiago Peter Hill Presidente de la Cámara de Comercio de Santiago

Por: Macarena Letelier V. y Peter Hill | Publicado: Miércoles 3 de junio de 2020 a las 04:00 hrs.
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Macarena Letelier V. y Peter Hill

Mucho se ha hablado en las últimas semanas acerca del relato que tienen los líderes mundiales, con ocasión de esta crisis. Más allá de la “gestión”, como bien se señaló en una columna anterior, qué valores e inspiraciones deben transmitirse a sus pueblos, lo que en definitiva la historia recogerá.

¿Y el relato de la sociedad civil? Aquí entramos todos, como seres individuales, en nuestra conformación más básica, la familia, o como organizaciones intermedias de la sociedad, sean empresas, gremios, colegios o iglesia. Pero sigamos distinguiendo. Una cosa es lo que estamos haciendo en el ámbito operacional, esto es trabajando a distancia, dictando o tomando clases online, abasteciéndonos -los que agradecidamente podemos seguir haciéndolo- por el bullente e-commerce, por ejemplo; y otra cosa es el relato que construimos desde los diferentes roles que nos corresponden en esta sociedad. Es aquí donde nos queremos detener.

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Los momentos difíciles muestran quiénes somos realmente y, ante pugnas internas de cada cual, la actitud que se impondrá en nuestro yo interno dará paso a ese relato, que sociólogos e historiadores analizarán en unos años más, describiendo -seguramente con juicio de valor incluido- este episodio que tan fuerte nos ha pegado.

¿Cómo hacer para que ese relato sea más cercano al que estaría dejando un líder como Angela Merkel y más lejano a lo que Jair Bolsonaro ha reflejado hasta ahora?

Tomar conciencia parece ser el inicio. Entender que, el mejor aliado de las políticas que adopte la autoridad somos nosotros mismos. Nuestro comportamiento, más que nunca, afecta la vida de otros, y la solidaridad y la empatía nos deben mover ante todo. Algo así como una autorregulación, no sólo por la sanción que tiene como consecuencia el no respetar la cuarentena, sino porque tenemos la convicción de qué es correcto y qué no. Dejar evidencia de qué es lo que nos mueve a actuar de una manera u otra es un buen comienzo; transmitirlo como madres, padres, vecinos, ciudadanos, trabajadores, empleadores y en todo rol que nos toque cumplir, es una necesidad.

Tomemos la oportunidad que se presenta para recuperar confianzas. Las organizaciones intermedias, más allá de la ayuda económica que puedan entregar, tienen el espacio para mostrar una actitud impregnada de buena fe, humanidad, respeto por el otro y fuerza para no claudicar y reinventar lo que hacen; inyectar innovación y tecnología, y adaptarse a los cambios que estamos recién comenzando a experimentar y que no nos abandonarán. Movernos por el bien colectivo por sobre el individual.

Lo anterior será parte de la cuenta que al final saquemos de qué rol le tocó a cada uno jugar. ¿Qué posición ocupará el Estado? ¿Cuántos puestos quedarán al final para la sociedad civil en sus distintas formas? ¿Qué relato tendrán uno y otro? Lo importante es que los valores que nos muevan, sumados a la conciencia de que la historia se escribe día a día y no sólo de hechos, sino de inspiraciones, crucen ambos relatos y, al final, gane el país entero.

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