Editorial

Movilización portuaria e imagen país

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Trastornos significativos han debido soportar en días recientes miles de turistas extranjeros que a bordo de cruceros han recalado en puertos nacionales. Víctimas de movilizaciones de trabajadores portuarios por el denominado conflicto de las “cargas limpias”, los visitantes debieron soportar acciones que en la práctica les impidieron el acceso a buses de traslado y largas esperas, que por parte de ejecutivos de las navieras, fueron equiparadas a una suerte de secuestro de los pasajeros, para quienes la visita se transformó en una experiencia desagradable, de alcances nefastos para el objetivo de instalar a Chile como un destino turístico de clase mundial.

Desde el mundo de los operadores del rubro y de las propias firmas ligadas al turismo de cruceros los hechos fueron calificados de graves y preocupantes, ya que no sólo dañan la imagen país, sino que podrían eventualmente, en caso de reiterarse este tipo de episodios, llevar a revisar la conveniencia de mantener a estos puertos como destino en sus itinerarios.

De esa forma, se daría la paradoja de que movilizaciones compulsivas y al margen de la ley, terminarían perjudicando al conjunto de la sociedad y en particular a los habitantes de las ciudades en cuestión. Un absurdo y una injusticia que debe llevar a reflexionar en las débiles respuestas que habitualmente dan las autoridades y otras partes involucradas a las acciones de extorsión que ciertos grupos de trabajadores ejercen con una escandalosa periodicidad, en pos de obtener un beneficio propio y egoísta. Es lamentable que la pasmosa pasividad y resignación al final envíen una señal de tolerancia a quienes no dudan en usar a terceros con fines mezquinos.

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