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Columnistas

El directorio ahogado en datos: por qué 200 páginas en 48 horas garantizan malas decisiones

ALFREDO ERIONE Director Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad ESE Escuela de Negocios, U. Andes.

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 2 de diciembre de 2025 a las 04:00 hrs.

Son las 6:30 AM de un lunes. María Elena, directora de una empresa familiar peruana, toma un café en el salón VIP del aeropuerto, intentando revisar por tercera vez el paquete de 180 páginas que recibió el viernes a última hora. La reunión de directorio es mañana y apenas ha logrado leer los títulos de las secciones principales y un tercio del paquete. A su lado, el CEO de una multinacional brasileña vive la misma pesadilla: 220 páginas de reportes financieros, análisis de mercado y presentaciones que debe “dominar” para la sesión de esta tarde.

¿Le suena familiar? Bienvenidos al absurdo ritual del directorio moderno, donde la cantidad de información se confunde peligrosamente con la calidad de la supervisión.

“La próxima vez que prepare el reporte para su directorio, pregúntese: ¿Estoy facilitando mejores decisiones o creando la ilusión de estar bien informados?”

La ilusión de la información completa

Muchos equipos ejecutivos en conjunto con sus propios directorios han perfeccionado el arte de la sobre-documentación. Bajo la premisa de “mejor que sobre a que falte”, los directorios latinoamericanos reciben montañas de datos que nadie procesa adecuadamente. El resultado es paradójico: directores tomando decisiones basadas en impresiones superficiales de documentos que apenas tuvieron tiempo de hojear.

La experiencia práctica muestra que los directorios más efectivos no son los que reciben más información, sino los que reciben la información correcta, en el formato correcto, en el momento correcto. Sin embargo, en América Latina seguimos confundiendo volumen con valor.

El síndrome del director detective

Cuando un director recibe 200 páginas 48 horas antes de la reunión, se convierte involuntariamente en detective. Debe buscar patrones, identificar inconsistencias, conectar información dispersa entre diferentes reportes y extraer insights estratégicos mientras navega entre datos operativos irrelevantes para su función.

Este proceso agota la capacidad cognitiva antes de que comience la reunión real. Los directores llegan mentalmente cansados, habiendo gastado su energía intelectual en procesar información en lugar de aplicar su juicio estratégico a las decisiones que realmente importan.

El costo oculto del procesamiento

En empresas familiares latinoamericanas, este problema se agudiza. Los equipos ejecutivos, bien intencionados, incluyen “toda la información relevante” para demostrar transparencia. El resultado: reportes que mezclan indicadores operativos críticos con actualizaciones rutinarias, análisis estratégicos profundos con reportes de cumplimiento administrativo.

Algunos de los directores más experimentados desarrollan estrategias de supervivencia: leen solo las primeras páginas, se enfocan únicamente en los números, o delegan la revisión en asistentes. Ninguna de estas estrategias mejora la calidad de la supervisión.

La ventaja competitiva de la síntesis inteligente

Los directorios más efectivos han adoptado un enfoque radical: menos información, más insight. Limitan los reportes previos a máximo 20 páginas de información verdaderamente estratégica, complementada con anexos y profundización específica durante la reunión.

Esta disciplina obliga a los equipos ejecutivos a identificar qué información es realmente crítica para las decisiones del directorio, mejorando tanto la preparación como la calidad del debate.

Adaptación al contexto latinoamericano

En nuestra región, donde muchos directores combinan múltiples compromisos profesionales, la eficiencia informativa se vuelve crítica. Los directorios familiares exitosos han implementado “reportes ejecutivos” de máximo 10 páginas, con apéndices disponibles solo para consulta específica.

Esta práctica no reduce la supervisión; la intensifica. Al forzar la síntesis, se mejora tanto la preparación del equipo ejecutivo como el enfoque del directorio en lo verdaderamente estratégico.

Para reflexionar en su directorio: ¿Cuántas horas dedican sus directores a procesar información versus a aplicar su juicio estratégico? ¿Pueden sus directores identificar las tres decisiones más importantes de cada reunión sin revisar documentos? ¿Su equipo ejecutivo sabe distinguir entre información para decisión e información para contexto?

La efectividad de un directorio no se mide por la cantidad de información que procesa, sino por la calidad de las decisiones que toma con la información correcta.

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