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¿Espacios laborales libres de violencia?

Paz García Fernández, consultora ONU Mujeres. Alumni Promociona.

Por: Paz García Fernández, consultora ONU Mujeres. Alumni Promociona. | Publicado: Viernes 25 de noviembre de 2022 a las 11:40 hrs.
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Paz García Fernández, consultora ONU Mujeres. Alumni Promociona.

La violencia basada en el género es reconocida como uno de los nudos estructurales en el avance de la Igualdad de género, según estudios de la Cepal. La conmemoración del 25N, día internacional de la eliminación de la violencia en contra de las mujeres; la campaña global ÚNETE, que hace un llamado a poner fin a la violencia contra las mujeres y niñas y en nuestro país; el reciente anuncio por parte de la Superintendencia de Seguridad Social -Suseso- que a partir del 1 de enero 2023 la evaluación de riesgos psicosociales en el trabajo incorporará dentro de sus dimensiones el acoso y violencia en el trabajo [1], muestran la relevancia de la temática  a nivel global.

La violencia y el acoso sexual en el trabajo son un problema persistente y generalizado que afecta de manera desproporcionada a las mujeres en todos los trabajos, ocupaciones y sectores de la economía y en todos los países del mundo, generando consecuencias en la salud mental y física de las mujeres, así como pérdidas cuantiosas para las organizaciones y la sociedad. A nivel mundial hasta el 75% de las mujeres mayores de 18 años han sufrido acoso sexual. Esta situación se agrava al considerar aspectos de interseccionalidad, como edad, raza, orientación sexual y tipo de empleo.

La violencia y el acoso sexual siguen sin denunciarse. Las razones incluyen: falta de conocimiento sobre lo que constituye violencia y acoso sexual, miedo a las represalias, falta de mecanismos de reparación o denuncia, y estereotipos que culpan a la víctima en lugar del perpetrador.

Si bien contamos con normativas que apuntan a su cumplimiento y claridad respecto al cambio cultural que se requiere, los avances en la materia seguirán siendo insuficientes en la medida que sigamos careciendo de las "capacidades internas” para hacer frente a los desafíos que implican garantizar espacios laborales seguros, saludables e inclusivos, no solo para las mujeres, sino para todos los grupos subrepresentados que constituyen la diversidad.

La iniciativa sueca impulsora de los Objetivos de Desarrollo Interior pone de manifiesto cuales son las capacidades humanas que requieren cultivarse con el fin de incrementar las posibilidades de alcanzar el desarrollo sostenible, entre ellos el ODS 5, sobre igualdad de género. La Iniciativa propone 23 “habilidades” para ser desarrolladas, entre estas, apertura y “mindset” de aprendizaje, autoconciencia, presencia plena, creación de sentido, conexión, humildad, habilidades de cocreación, confianza y perseverancia, entre otras. Esta iniciativa podría ser un tremendo aporte para avanzar en la toma de conciencia respecto de que la violencia basada en género constituye una forma de discriminación arraigada en dinámicas de desigualdad de poder, estereotipos de género y desigualdades sistémicas entre mujeres y hombres, incluyendo el mundo del trabajo.

Generar ambientes de trabajo seguros surge como una condición para el avance en la participación laboral y acceso a espacios de influencia de parte de mujeres en toda su diversidad. En este contexto, estamos llamados a facilitar la creación de ambientes de trabajo más conscientes y amables con nuevas dinámicas de relacionamiento, haciendo propio un enfoque que conecte el desarrollo interior a la cultura organizacional y a la transformación de las sociedades. Solo entonces podremos avanzar de manera decidida hacia condiciones de trabajo decentes, eliminando todas las formas de violencia entre hombres y mujeres.

[1] https://www.suseso.cl/605/w3-article-693549.html

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