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Integridad empresarial: cambio de eje

Gonzalo Said Presidente de Fundación Generación Empresarial

Por: Gonzalo Said | Publicado: Viernes 28 de enero de 2022 a las 04:00 hrs.
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Gonzalo Said

Los escándalos que ha vivido el mundo empresarial han invisibilizado el trabajo sigiloso y progresivo que están haciendo muchas organizaciones para combatir las malas prácticas e instalar una cultura de integridad.

Así lo demuestra la última versión del Barómetro de Valores e Integridad Organizacional, que desde hace más de 15 años mide la definición, vivencia y comunicación de valores al interior de la empresa, la presencia de conflictos éticos y el compromiso de la jerarquía organizacional con estos temas. En 2021, 63 organizaciones -privadas y públicas- participaron en esta medición, involucrando en total a unos 17.800 colaboradores.

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¿Qué revela la última versión del Barómetro? Es destacable que el 89% de los encuestados está de acuerdo con que su organización tiene valores establecidos y un 84% dice que estos se difunden de manera activa. Además, casi el 80% de los colaboradores manifiesta que ha recibido algún entrenamiento o capacitación sobre esta materia. Muchos de estos resultados son históricos y reflejan bien el esfuerzo que están realizando las compañías en esta dirección.

Y es que un esfuerzo genuino por fortalecer los estándares de integridad y buenas prácticas no solo redunda en la buena reputación que una organización puede construir. Altos estándares de integridad en las marcas, mejoran el compromiso del personal, generan lealtad de los clientes y producen confianza de los inversionistas, según lo declaran los propios colaboradores en el estudio.

Estos resultados, sin embargo, no deben llevarnos a la autocomplacencia. Esto, porque la percepción del riesgo de que una organización esté involucrada en actos de corrupción saltó desde el 1% al 34% en un año, probablemente por los cambios que la pandemia ha producido en las formas de trabajo y los potenciales peligros que estas adaptaciones generan en la gestión de riesgos asociados a la integridad. Además, pese a que los colaboradores reciben información habitual sobre valores y conductas éticas de sus supervisores directos (78%) y de sus gerentes generales (73%), esta percepción cae a un 60% en el caso de los directores, lo que refuerza la necesidad de involucrar más al directorio y hacer una realidad el tono desde la cima.

Quiero destacar que este año tres instituciones públicas participaron del Barómetro: CORFO, el SII y el Banco Central. Tal como lo mencionó el presidente del instituto emisor, Mario Marcel, las organizaciones públicas también están expuestas a fallas en materia de integridad, por lo que deben proactivamente gestionar estos riesgos, sobre todo porque detentan el mandato de la ciudadanía para ejercer su rol.

Celebro, además, que el Banco Central haya anunciado recientemente que incorporará el cargo de Oficial de Cumplimiento en su organización, lo que revela el profundo compromiso que están teniendo algunas entidades en el ámbito público. Del mismo modo, es esperable que otros se atrevan a avanzar en la misma línea y puedan medir el trabajo que están realizando para construir culturas de integridad, labor que demanda que los líderes den el ejemplo y alcen la voz para motivar a otros.

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