Desde Antofagasta
Antofagasta inició una nueva etapa en la actualización de su Plan Regulador Comunal, un proceso que el municipio busca convertir en la base para orientar la inversión, ordenar el crecimiento urbano y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Tras años de incertidumbre normativa que frenaba proyectos, se busca consolidar un marco claro que reactive la inversión y ordene la expansión de la ciudad, que sería el mayor ajuste a su desarrollo urbano desde 2002.
En entrevista con DF Regiones, el arquitecto y asesor urbanista de la Municipalidad de Antofagasta, Jorge Luis Honores, detalló que el plan apunta a un cierre estimado en 2027, y busca además corregir déficits históricos en equipamientos, servicios y áreas verdes. La meta es casi duplicar la superficie destinada a estos fines, desde 2,5 m2 por habitante actualmente, a 4 m2.
Transformación urbana
Consultado por los sectores con mayores proyecciones de cambio, Honores explica que se dividen en territorios de expansión urbana y áreas consolidadas que requieren reconversión profunda.
En los primeros, menciona terrenos del puerto, del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB), los terrenos de la Universidad Católica del Norte y la Universidad de Antofagasta, así como los terrenos del Ejército de Chile y otros suelos sin definición dentro del radio urbano.
Los cambios más visibles ocurrirán en los antiguos barrios industriales que hoy se encuentran en posición central, además de los terrenos de exE-CL (actual Engie Energía Chile) y exEsmeralda, donde se proyecta un cambio a usos residenciales, comerciales o mixtos.
El cambio principal aquí será pasar de una situación de indefinición o uso restringido a tener usos de suelo, densidades y parámetros de edificación específicos, lo que probablemente los destinará a usos residenciales, de equipamiento, logísticos o mixtos, activando su potencial.
Pero “los cambios más visibles y transformadores ocurrirán en los antiguos barrios industriales que hoy se encuentran en posición central, además de los terrenos exE-CL (actual Engie Energía Chile) y exEsmeralda” afirmó.
Para estos sectores, se propone un cambio radical en el uso de suelo, transitando desde un uso industrial obsoleto hacia usos residenciales, de servicios, comerciales o mixtos. Este cambio vendrá acompañado de nuevas regulaciones de densidad y edificación diseñadas para aplicar el principio de densificación controlada y poner en valor estos suelos estratégicos construyendo más viviendas donde es adecuado hacerlo y mejorando los barrios ya existentes, en vez de seguir expandiendo la ciudad hacia la periferia.
Uno de los efectos más relevantes que proyecta el municipio es que el nuevo instrumento permitirá reactivar la inversión, hoy detenida por interpretaciones poco claras del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Para Honores, el nuevo Plan Regulador Comunal entregará la claridad necesaria para destrabar proyectos. “Al definir de manera clara y precisa cada uso de suelo y sus condiciones de edificación, el instrumento resolverá ambigüedades que anteriormente frenaron los proyectos”, dijo.
La apertura de nuevos sectores urbanizables también ampliará las oportunidades de mercado para proyectos habitacionales, logísticos y de servicios.
Además, el plan busca corregir fallas de segregación urbana, como la división que genera la línea del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia, que se pretende convertir en un eje de integración para conectar zonas que hoy funcionan de manera aislada. En términos socioeconómicos, Honores sostuvo que la combinación de certeza para el sector privado y orientación para la inversión pública crea “el marco ideal para un crecimiento coordinado y de mayor calidad”.
La visión del alcalde
El alcalde Sacha Razmilic reforzó esta mirada y destacó la importancia del proceso: “Estamos construyendo un plan regulador que no sea solo un documento técnico, sino una herramienta real para ordenar la ciudad, con participación y con visión de futuro”.
Agregó que el objetivo es “contar con un instrumento moderno, claro y legítimo, que permita orientar la inversión y mejorar la calidad de vida de quienes viven en Antofagasta”.
Para el jefe comunal, el proceso es clave para proyectar una ciudad más integrada y preparada para los próximos años: “No se trata solo de actualizar un plano, sino de tomar decisiones que impactarán a las próximas generaciones”.
Pasos y cronograma
Honores explicó que el proceso “se encuentra en la etapa de diagnóstico y elaboración de la imagen objetivo, que es previa al inicio formal de la consulta ciudadana”. Agregó que hoy el equipo municipal está “recopilando y analizando información técnica y, de manera anticipada, conociendo la opinión de la comunidad para nutrir dicho documento”.
Respecto de los pasos que vienen, precisó que una vez finalizada la imagen objetivo, el municipio deberá presentarla al Concejo Municipal para su aprobación inicial, comenzar la consulta pública y posteriormente, “redactar el anteproyecto del Plan Regulador, el cual pasará por una nueva etapa de participación ciudadana”.
Nuevo paradigma
Para el asesor urbanista, uno de los elementos más relevantes es que este proceso marca un giro frente a la planificación tradicional.
“Lo más destacable del proceso actual es que representa un cambio de paradigma en la planificación urbana de Antofagasta”, afirmó. Ello porque el plan no solo actualiza normas, sino que incorpora una lógica distinta, pensando en más participación, más información técnica y una hoja de ruta alineada con las necesidades reales de la ciudad.