Periodismo de Soluciones

La cooperativa mapuche que logró terminar con el círculo de la pobreza en una zona de La Araucanía

En Cholchol, una agrupación mapuche apoya el trabajo de unas 200 familias y, al mismo tiempo, fortalece los vínculos con su cultura. Dedicada al cultivo y procesamiento de berries, hoy se proyecta hacia el futuro en una alianza con VitaFoods. Un modelo que se abre camino en medio del preocupante panorama que vive un territorio marcado por la vulnerabilidad.

Por: Benjamín Pescio y Karen Peña / Fotos Verónica Ortiz | Publicado: Lunes 1 de noviembre de 2021 a las 21:30 hrs.
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Al noroeste de Temuco, capital regional de La Araucanía, está la comuna de Cholchol. Allí, en los cerros del sector Repocura Alto, se ven algunos huertos de frambuesas por donde camina el secretario de la Cooperativa Rewe, Segundo Puel. Fiel a las costumbres de sus ancestros, el agricultor se guía por los ciclos lunares y aprovecha el guano de corral como abono para los cultivos, pero también usa los sistemas de riego tecnificado que le aporta el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap).

Es en esta comuna donde el antes trabajador forestal Jorge Reinao se propuso conseguir un mejor futuro. Cansado de la baja autoestima por el estigma de la pobreza y la discriminación que, según cuenta, ha sufrido por ser mapuche, él y sus cercanos se plantearon la forma de lograr mayor productividad agrícola en terrenos acotados. "Empezamos a recordar nuestros temas culturales pasados; tenemos una riqueza inmensa que hay que poner en práctica", afirma el hoy presidente y representante legal de la cooperativa con base cultural mapuche.

Con 200 socios de ocho comunas de La Araucanía y tres de Biobío, 85 hectáreas cultivadas, 45 mil productos vendidos y 20 mil consumidores, además de mantener un convenio con VitaFoods -un actor clave en la industria de berries congelados-, este modelo surgió como una solución a la pobreza en la zona. Un 17% de la población regional está en esta condición -23% en el caso de la indígena, que es casi la mitad en la zona-, según la encuesta Casen 2020.

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Jorge Reinao, presidente y representante legal de Cooperativa Rewe.

En Cholchol, específicamente, casi dos tercios de los hogares son rurales y siete de cada 10 habitantes pertenecen al pueblo mapuche. Del total de quienes se incluyen en el Registro Social de Hogares, el 83% pertenece a los dos quintiles más vulnerables, mientras que el 55% carece de servicios básicos en el hogar.

Un modelo

El nacimiento de la cooperativa no fue fácil. Reinao fue de puerta en puerta por las agencias del Estado antes de dar con una estructura favorable para su modelo de desarrollo.

Simplemente, no había un programa específico para el modelo de asociación mapuche que buscaba llevar adelante.

La tierra arcillosa de Cholchol es poco apta para el cultivo de berries o, al menos, eso le decían a Reinao. En 2010, con el cambio de gobierno, llegó Ricardo Ariztía a la dirección nacional de Indap. "El mayor crecimiento fue cuando tuvimos ese apoyo", recuerda.

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Arriba: Sala de procesos en Cholchol donde se congelan los berries y se fabrican mermeladas y jugos.

En 2011 la cooperativa obtuvo su figura legal

El trato inicial fue el siguiente: la dirección de Indap aportaba a los agricultores un tractor y una rastra para la labranza del suelo, y ellos debían tenerlo preparado.

La promesa de recibir este material fue recibida con algo de escepticismo, a raíz de malas experiencias del pasado, pero la entrega efectivamente se hizo. "Esa demostración de confianza despertó a muchos pequeños agricultores que vieron que esto era de verdad", afirma Ariztía, quien dice estar muy contento con el objetivo alcanzado.

La cooperativa, explica Reinao, les permite unificar todos los aportes de los distintos programas del Estado y así responder mejor a las necesidades reales de los socios. Rewe se ha consolidado en partes iguales con recursos propios y estatales.

Los socios cultivan moras, frambuesas, grosellas y arándanos, con un precio por kilo que puede ir desde los $ 700 hasta superar los $ 2 mil.

"En un cuarto de hectárea puedes ganar fácilmente $ 5 millones o $ 6 millones en ventas, y que un agricultor en un cuarto de hectárea coseche $ 5 millones, para él es mucha plata, porque nunca antes había cosechado eso sembrando papas o trigo", apunta Reinao.

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Segundo Puel, secretario de Cooperativa Rewe.

Patrimonio colectivo

La cooperativa funciona como una empresa que compra la fruta a los socios para luego procesarla en su propia industria, por lo que siguen obteniendo ganancias en el caso de repartir utilidades, lo que esperan se pueda cumplir en un futuro.

La industria está en Cholchol y ahí se congela la fruta, se producen jugos y mermeladas marca Rewe.

El valor del patrimonio colectivo, incluyendo industria y derechos de agua, supera los US$ 2 millones, estima Reinao.

Cooperativa Rewe vende a VitaFoods a través de un convenio. Este año han sido cerca de 100 mil kilos de fruta y $ 200 millones. VitaFoods aporta programas de capacitación y créditos para expandir los cultivos, incorporando nuevas cepas.

"Tenemos fruta conocida, con trazabilidad absoluta y ellos trabajan bastante bien. Estamos muy contentos con ellos", asegura el gerente general de VitaFoods, Gonzalo Bachelet.

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Los socios de Cooperativa Rewe, Juan Antinao y Gladys Villarroel, en Cullinco Bajo (Carahue)
y en el sector Curaco de Cholchol, respectivamente.

Herencia ancestral

Rewe es también un proyecto cultural, como consta en su manual metodológico de 2016, donde se reconoce la "predominancia de la lógica del mundo occidental en torno al funcionamiento del mercado y la generación de dinero, espacio en donde el mapuche aspira a participar, pero rescatando lo propio y fortaleciéndolo".

Por lo mismo, en la deliberación interna de Rewe participan los kimche, sabios de la tradición ancestral mapuche, y los lonkos, líderes comunitarios.

"Al final, queremos tener un buen vivir. Como decimos aquí nosotros en nuestra lengua, el küme mogen, es un mejor vivir", afirma Puel.

El beneficio económico es elocuente: de vender fardos de avena por $ 150 mil en el pasado, hoy el monto de la cosecha puede llegar a $ 3 millones.

A algunos kilómetros de distancia, en el sector Curaco, la familia de Gladys Villarroel tiene sus huertos de frambuesas. Interesada en mantener las prácticas sustentables de sus antepasados, valora que el modelo reúna a las distintas comunidades y les permita recuperar conocimientos que en su entorno se estaban olvidando. "Si no fuera por la cooperativa, quizás acá no se llevaría ningún modelo, no se aprendería", dice la agricultora.

En la sistematización del modelo participó también Bernardo Arroyo, quien se especializa en agricultura regenerativa y economía circular, disciplinas hoy revalorizadas a raíz de la crisis ambiental. "Si tú analizas las bases conceptuales de éstas, tienen mucha coincidencia con los conceptos y las prácticas que tenían los pueblos originarios en el planeta antes de la modernidad, y ese es el caso con los mapuche", observa el antropólogo.

Por ejemplo, los quehaceres de la agricultura no podrían estar separados del respeto a la naturaleza (yamafiñ ka poyeafin) o el bien del lof, la comunidad.

Para Arroyo, esto puede contribuir a la superación del problema de la baja autoestima entre los mapuche, ya que "la reflexión y la investigación sobre su propia cultura los lleva a reconocer el valor que tienen".

¿Es posible replicar el proyecto Rewe? Arroyo opina que lo escalable del modelo está en el protagonismo que le otorga a la comunidad. "Si algo es extrapolable, es que estos procesos hay que construirlos desde dentro del grupo con el cual se quiere trabajar y no llevarlos desde fuera", dice.

En medio de las numerosas plantas de frambuesa, cuenta Puel que algunos peñi bromean con que es un "ricachón", pero no es algo que parezca molestarle. "No soy ricachón", dice. "Tengo mi riqueza, tengo mi cultura, soy mapuche y tengo mi tierra, y doy gracias a Dios que todavía estoy con vida y salud. Si voy a ser un empresario como me dicen, bueno. Si Dios lo permite, voy a ser un empresario también, pero voy a ser el mismo".

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Las claves para un proyecto exitoso:
líder mediador y base cultural

La coordinadora del Centro de Emprendimiento e Innovación en la Universidad Autónoma de Temuco, Rosa Caniumil, destaca la última modificación de la Ley General de Cooperativas que data del año 2016, que abre la puerta a que ahora solo basten cinco socios para conformar una organización de este tipo, repercutiendo en la simplificación de los procesos en los territorios.
A lo anterior se suma un reimpulso de fondos concursables y apoyo estatal para las organizaciones.
La sintonía del modelo cooperativo con la cultura mapuche lo ha vuelto atractivo para distintas comunidades de la región, dice Caniumil. "Una de las características de las organizaciones mapuche, cuando se trabaja desde el punto de vista de generación de empresas, tiene que ver mucho con el kelluwun, con la ayuda mutua, con la reciprocidad", explica la académica.
¿Cuáles son las claves para un proyecto exitoso de cooperativismo indígena? Para la experta, en primer lugar está la existencia de un líder mediador entre los mundos occidental y mapuche, de manera que pueda romper con la "barrera de entrada" inicial que es la confianza, así como acercarse a las instituciones del Estado.
En segundo término, está la definición clara y anticipada de la "base cultural" del proyecto. "Si yo voy a hacer una empresa que se define como mapuche, nuestros principios mapuche deben estar presentes en el quehacer de esa organización", afirma Caniumil.
Sobre la posibilidad de un modelo como el de Rewe sea escalable, Caniumil repara en que cada comunidad tiene sus propios tiempos y códigos, y que "por supuesto que se pueden levantar modelos y necesitamos hacerlo, pero siempre buscando que la organización mapuche que pudiese tomar ese modelo sea capaz de incorporar las modificaciones de acuerdo a su realidad".
Aunque cree que no son necesarias futuras modificaciones a la ley, sí reconoce que está pendiente cómo hacer que las cooperativas conformadas por mapuches puedan tener un correcto dominio de su territorio. Esto, porque una cooperativa no puede comprar terreno de un lugar protegido bajo la Ley Indígena.

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