Cultura

Daniel Cruz, director del MAC: “Para mí el museo no es un edificio”

El artista visual y académico habla del carácter colectivo que pretende darle a su administración, la nueva plataforma digital que están desarrollando, las medidas sanitarias que han debido implementar, los problemas de financiamiento que enfrentan y también sobre la herencia de su antecesor Francisco Brugnoli.

Por: Sofía García-Huidobro | Publicado: Sábado 31 de julio de 2021 a las 18:00 hrs.
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fotos por Verónica Ortiz
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Es mi primer día de oficina”, comenta el nuevo director del Museo de Arte Contemporáneo en el ascensor que sube del subsuelo al piso 3. Daniel Cruz (45) es artista visual y académico de la Universidad de Chile, donde se desempeñaba como Director académico de la Facultad de Arte. Tiene una abultada trayectoria en la que ha participado de varios proyectos colectivos y decenas de publicaciones, que se pueden revisar en detalle en su sitio www.masivo.cl.

Asumió como director del MAC el pasado 15 de mayo y una de sus primeras medidas fue echar a andar el proceso de reapertura para los trabajadores del museo a partir de esa misma semana. En total son 32 personas, y más de 5 mil metros cuadrados, entre las sedes del Parque Forestal y Quinta Normal.

Durante 14 meses el museo permaneció completamente cerrado, no entró al edificio ni siquiera personal de mantención y aseo, solo las personas a cargo de seguridad. “Diseñamos una estrategia de retorno muy acuciosa, validada el 10 de mayo, estando yo en el proceso de asumir. En este plan desarrollamos planimetría, recorridos, simulamos con renders todo lo que implicaba retomar la actividad, el cuidado del equipo, un sistema de turnos y modalidades para las distintas fases”, cuenta Cruz. Esta estructura se construyó de acuerdo a las exigencias del Ministerio de Salud y la Universidad de Chile.

Hace una semana, cuenta el director, comenzaron a entrar los artistas a montar sus obras. Las puertas del Parque Forestal se abrirán a público el 19 de agosto, semana en que además el museo celebra sus 74 años de existencia. El 25 de este mismo será la reapertura de la sede de Quinta Normal. 

Las muestras inaugurales de esta sede serán Futuro Concreto, a cargo de Fragüe Colectivo; El mundo es redondo, de Manuel Torres, curatoría de Guillermo Machuca; La Boca llena de silencio, de Alejandro Quiroga; la muestra colectiva Leaking Woman; Líquida superficie sólida, de Alejandro Leonhardt; mundo[ >·< ]interior // backup! v3.1, de Brian Mackern; Post Escultura, muestra colectiva curada por Roery Herrera y Luis Montes Rojas; Intersecciones frágiles, a cargo de Emovere.

Cruz ha estado yendo al museo desde que asumió, pero este lunes 26 de julio fue el primer día que se instaló a trabajar en la oficina que durante 23 años ocupó Francisco Brugnoli, exdirector histórico del MAC.

Ha sido un proceso muy generoso de su parte. Hemos podido conversar bastante y él me dio espacio para entrar en el equipo. Uno como funcionario público y académico, pasa más horas en la oficina que en la propia casa, por eso este espacio no lo utilicé hasta que él me avisó que había ordenado todas sus cosas. Merecía el respeto para organizar archivos, documentación y libros, considerando además que él tampoco entraba aquí hace 14 meses y este fue su lugar de trabajo durante más de dos décadas. Ese es solo un detalle que da cuenta del traspaso, o transitar, como le digo yo, entendiendo que esta nueva gestión no viene a borrar lo hecho, sino más bien se suma a algo que viene en camino”, señala el nuevo director.

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En el amplio despacho, ubicado en una esquina del tercer nivel del museo, se ve un inmenso estante vacío, una mesa de reuniones, un par de cuadros y el computador del nuevo director sobre el escritorio. Cada tanto se escucha de fondo el gorjeo de las palomas que habitan en el techo del edificio.

Señor director

¿Cómo se llega a ser director del MAC? Se lo propuso Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile, entidad de la cual depende el museo. “Me preguntó si estoy disponible. Y cuando el rector te pregunta eso, uno responde que sí”, dice riendo.

Agrega: “No era algo que yo esperara. Como artista visual y académico, mi trabajo es colectivo. No pienso en llegar a ciertos espacios específicos, sino en trabajar con otros”. La pregunta del rector se formuló tras conversaciones previas con otras autoridades de la universidad y luego bajó a otros espacios donde el nombre de Cruz fue validado por académicos de la universidad.

¿Por qué él? “Creo que es una suma de elementos. Pasa por la mirada que tengo hacia el modo de trabajo: en equipo y colaborativo. Eso significa con apertura a la ciudadanía, a escuchar a otras personas, atender espacios que no necesariamente son los académicos sino experimentales. Eso ha estado presente en mi carrera como artista, gestor, director de creación, coordinador de programas de postgrado. Y también el estar cruzando la calle. Yo hago clases en ingeniería, uno podría decir: ¿qué hace un artista visual ahí? El arte no es solo un lugar para la cultura, sino también para el pensamiento crítico, el desarrollo del conocimiento y el vínculo con la sociedad, el día a día, la contingencia”, afirma el académico.

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“Un museo en sitio y en línea”

La programación del museo está definida hasta el próximo año, por lo que la gestión de Cruz comienza a trabajar sobre lo que se exhibirá a partir de 2023. En paralelo la nueva administración y el equipo del museo vienen trabajando en distintos ámbitos. “Insertando acciones de esta nueva dirección”, comenta.

Una de ellas es la creación de MAC Virtual, un nuevo sitio web que atienda las exigencias digitales que la pandemia dejó en evidencia: “Estos meses el museo ha estado en red y este experimento queremos fortalecerlo con un nuevo modelo de archivo y una experiencia digital que vaya más allá. Hemos hecho algunas alianzas internas con la universidad para realizar modelos de realidad virtual. Son cuestiones que nos interesa desarrollar, no solo como algo que debió haberse hecho antes, sino como parte de la experiencia de haber estado sin público. Es parte de la declaración que estamos haciendo: ser un museo en sitio y también en línea”.

A tres meses de haber asumido, el nuevo director recalca que el equipo del museo es reducido y que el trabajo es silencioso, pero que existe un compromiso que responde a una mística, que viene desde la Universidad de Chile, y que permite entender el espacio de trabajo como comunidad. Sobre la particularidad de comenzar su gestión con el museo cerrado rescata que esta circunstancia les ha permitido desarrollar un trabajo interno, al mismo tiempo que se gestionan las 29 exposiciones programadas para el segundo semestre, incluyendo al MAC Quinta Normal.

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“Si estuviéramos abiertos a público habría sido más complejo. Para mí el museo no es un edificio. Queremos ser un espacio con mayor conexión con otros”, afirma. Suma: “Un museo de arte contemporáneo tiene que estar en conexión con la realidad. Con los enigmas de nuestro tiempo. Me gusta hablar de enigma porque se trata de algo que no dilucidas del todo, algo que estás en proceso de comprender, un espacio que transitas”.

Alianzas y creatividad

El artista cuenta sobre las distintas instancias de participación en las que ha compartido con universidades de regiones y otros proyectos académicos. También están en conversaciones con la Feria internacional de arte contemporáneo Ch.ACO, que en noviembre se instalaría en dos de las salas del Parque Forestal. Desde que asumió se ha mantenido en contacto con su vecino y hermano, el Museo Nacional de Bellas Artes, y su director, Fernando Pérez.

Por el momento reabrir el pasillo que une internamente a ambas instituciones resulta complejo, debido a que tienen distintos aforos -el del MAC es de 25 personas por hora en total, y el de cada sala depende de su tamaño- pero están pensando en soluciones creativas para permitir el intercambio. Por lo pronto cada uno dispondrá de una pantalla donde se compartirá la programación de su museo vecino.

“Me gusta hablar de creatividad más que de innovación. Creo que al pensar inteligentemente tenemos la posibilidad de crear nuevas cosas. Estamos en ebullición”, declara el artista visual sobre la sinergia y el diálogo que se ha generado en el equipo.

La falta de recursos, confiesa, es uno de los grandes escollos que tendrá que enfrentar su administración: “Nuestro financiamiento es terrible. Tenemos un problema de números: 180 millones de pesos cuesta arreglar estas techumbres y en eso estamos. Este es un edificio con interés nacional, es de todos, y su mantención no nos compete solo a nosotros. Es un diálogo con el gobierno y ojalá con los privados”.

Está confiado de que con los protocolos necesarios la gente querrá retomar la vida cultural, porque es algo que nos hace falta. “Gracias a las plataformas de streaming y los libros porque estuvieron ahí cuando estábamos enclaustrados. La cultura nos ha acompañado fuertemente y sin eso quizás estaríamos más enfermos de lo que estamos”, apunta sobre la trascendencia de este espacio en nuestras vidas.

Chascón pero no desordenado

La duración de su cargo lo definen las autoridades de la universidad, explica. No espera que sean ni 20, ni 15, ni 10 años, en alusión a la longevidad de su antecesor, pero sí hay un entendimiento de que es necesario un periodo mínimo para echar a andar un proyecto, señala.

Mientras sea director del museo, tendrá que dejar de lado su práctica como artista e investigador. “Generalmente publico un libro al año. Quizás ahora las propuestas del museo contengan algo de esa investigación, pero no desde la figura del autor”, dice.

También hace la distinción sobre la curatoría que hasta ahora aportaba Francisco Brugnoli. “Yo no soy curador, ni he pretendido serlo, pero he desarrollado diferentes proyectos, investigación y propuestas de obras. Ahí hay algo que quizás perdemos sin Brugnoli, pero a cambio me interesa levantar la figura de una editorial MAC, como trabajo colectivo. Y crear un Círculo MAC de personas externas que nos apoyen”.

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Cruz es efusivo al momento de celebrar el legado de su predecesor: “El MAC es una institución relevante para el país, y con alto prestigio a nivel de América Latina. Ese es un trabajo ha llevado adelante Francisco, sin dudas, y que es necesario permanezca y se profundice”.

Resulta inevitable contrastar la clásica melena ordenada de Francisco Brugnoli, con la revuelta cabellera del nuevo director. ¿Viene a chasconear el museo? Se ríe. “Chascón en el sentido de desordenado y sin mucho sentido, no. En realidad me interesaría que se vea el cerebro dentro de la peluca, haciendo sinapsis”, concluye.

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