Cultura

Isabel Allende: "Se me simplificó la vida"

La escritora chilena más leída del mundo, comenta algunas de las lecciones que rescata de este periodo de pandemia. También habla sobre escritura, globalización, política y amor. “Una de las cosas más sorprendentes ha sido lo poco que necesito”, dice.

Por: Sofía García-Huidobro | Publicado: Jueves 17 de septiembre de 2020 a las 12:00 hrs.
  • T+
  • T-
Isabel Allende. Foto: Lori Barra.
Isabel Allende. Foto: Lori Barra.

Compartir

“No quiero estar en un cocktail nunca más en mi vida. Tampoco quiero viajar por trabajo. Hay tantas cosas que no quiero volver a hacer”. Esa es una de las primeras respuestas de Isabel Allende consultada por las reflexiones que le han provocado estos meses de pandemia y confinamiento. Al teléfono, desde su casa en las cercanías de San Francisco, California, la escritora está cerrando una semana particular, con cielos rojos y rodeada de incendios. La entrevista iba a tener lugar horas antes pero tuvo que reprogramarse, porque como explicaría después, esa mañana le chocaron el auto. Además, es 11 de septiembre, una fecha marcadora para sus dos países: Chile y Estados Unidos. Todos los 11 de septiembre su madre la llamaba por teléfono en la mañana, una especie de tradición, así como las cartas diarias que se escribieron durante décadas.

“El 11 de septiembre de 2001 mi mamá me llamó muy temprano, y yo asumí que era por el 11 chileno, pero era para decirme que habían explotado las torres de Nueva York. Por el cambio de hora yo no había despertado y así me enteré. También fue un martes. Curiosa coincidencia”, señala. Agrega que un 11 de septiembre, de 1541, los mapuches, bajo el mando de Michimalonco, atacaron la ciudad de Santiago. “Para mí, y para gran parte de los chilenos, nuestros destinos cambiaron radicalmente ese día, es una fecha muy significativa”, apunta respecto de un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1973, que en su caso implicó dejar Chile e instalarse en Venezuela durante más de una década. Desde 1988 vive en California y es ciudadana estadounidense. 
Imagen foto_00000006
El presente mismo
“Una de las cosas más sorprendentes ha sido lo poco que necesito. Cuando miro atrás me parece que gastaba tiempo, energía, dinero y entusiasmo, en cosas que podría haber eliminado de mi vida mucho antes. Se me simplificó la vida enormemente y en ese sentido me siento mucho más liviana. Es curioso el contraste entre estar encerrada y esa libertad interior”, continúa analizando las lecciones de estos últimos meses. La escritora es locuaz y risueña, y arranca la conversación insistiendo en que se le trate de tú, y no de usted. Cuenta que al divorciarse de su exmarido William Gordon -hace cinco años atrás- decidió comprar una casa más pequeña, donde supuestamente viviría sola con su perra. No sospechaba entonces que volvería a enamorarse y a casarse. 
“La convivencia con mi nuevo marido (el abogado Roger Cukras) es bien curiosa. Estamos bastante apretados en esta casa, entre las perras y nosotros dos. Pero hemos logrado establecer una rutina que es como una danza en un espacio pequeño donde no nos pisamos los pies. Nos llevamos muy bien. A esta edad uno ha aprendido a tener respeto por el espacio del otro. Los dos tenemos plena conciencia de que no nos quedan muchos años. Tenemos que gozar cada día con un sentido casi de urgencia. Otras parejas podrán darse el gusto de pensar en un futuro, nosotros no. Pensamos nada más en el presente,  y más ahora con la pandemia, porque si cualquiera de los dos se agarra el virus a la edad nuestra, se puede morir. Esa sensación de precariedad, que puede ser angustiosa, también puede ser maravillosa porque te hace vivir en el presente y valorar lo que uno tiene”.
-¿Y has logrado conseguir tiempo y espacio para la escritura dentro de tu casa?
Antes mi marido iba a la oficina todos los días, y yo me quedaba sola, entonces tenía silencio. Lo más importante es el silencio. Pero ahora él está todo el día en la casa. Además, tiene una bicicleta fija al lado de donde yo trabajo. Echa a andar la bicicleta y se estremece toda la casa, vibra, pero me he acostumbrado (ríe). Tengo un espacio muy pequeño que es un ático y ahí trabajo todo el día. Es lo que me mantiene sana: la escritura”.
Imagen foto_00000007
La esperanza de un mundo mejor 
La chilena es la autora viva más leída del mundo en lengua española. Ha publicado 24 libros que han sido traducidos a 42 idiomas, y se calcula que la venta total de sus libros asciende a 74 millones de ejemplares. Ella insiste que ni el éxito, ni la fama, ni el dinero, la han hecho cambiar. “Me he dado cuenta de quiénes son las personas que de verdad me importan, quiénes me hacen falta, y resulta que son muchas menos de las que yo creía. Los amores se han puesto más claros y esenciales. No estoy distraída con tanta gente y actividad, he suprimido totalmente la vida social y descubro que no la necesito para nada”, agrega la escritora a sus conclusiones de este periodo. 
-¿Crees que estas enseñanzas podrían extrapolarse a la humanidad? ¿Que el planeta se vuelva más consciente?
-Hay tres posiciones en esto. La pesimista, que es la de mi hermano, que plantea que muy pronto vamos a estar en tribus canibalizándonos y el planeta destruido. La realista, que vamos a volver a la misma estupidez, porque ya ha pasado antes, ha habido pandemias, ha habido guerras y ha habido explosiones nucleares. Pero también está la posición optimista de que por primera vez en la historia, el planeta tiene conciencia de que somos una sola familia. Lo que le pasa a una persona en un pueblo de la China, nos pasa a todos. Si por primera vez tenemos tanta información, cabe la esperanza de que cambiemos para mejor. 
-Has dicho que afirmar históricamente que todo tiempo pasado fue mejor, es totalmente falso
Sí, absolutamente. Pero creo que el estar sobreinformados crea ansiedad. Hay que aprender a manejarla para no caer en un estado de hiperactividad intelectual al punto que no puedas pensar porque estás sobreestimulado. Encontrar ese centro es cada vez más difícil. Ahora sabemos lo que está pasando en el mundo, cuántos muertos diarios hay en la India. Cuando fue la pandemia de la influenza española de 1918, que llegó a Chile dos años más tarde. 
Trump y el voto latino
Se mantiene atenta e involucrada en el quehacer político estadounidense. Ella vota por el Partido Demócrata y por lo tanto teme que Donald Trump pueda salir reelecto en las elecciones presidenciales de noviembre. Además de aportar con financiamiento, está participando de una campaña para llamar a los latinos residentes a votar. “Fíjate que hay 32 millones de latinos que pueden sufragar en este país y no todos lo hacen. Entonces es una tremenda fuerza que estamos perdiendo. El 30% de esos latinos votan conservador y van a votar por el señor Trump, que es un horror, pero así es. El otro 70% votaría demócrata”.
-¿Cómo te explicas que Trump mantenga tanto apoyo electoral?
Siempre existe, en todos los países, un elemento que tiene una tendencia fascista, conservadora, nacionalista, y si aparece un líder populista, lo siguen. Trump no inventa nada, sino que recoge todos esos sentimientos de un grupo que, en su mayoría, son blancos sin educación superior. Gente que se siente avasallada por los inmigrantes, por la gente de color, por los latinos, los asiáticos y los negros. Entonces Trump usa la división y el miedo como instrumento político y le resulta muy bien.
-¿Qué significó recibir la Medalla de la Libertad (2014) de manos del entonces presidente Barack Obama?
Volver a entrar a la Casa Blanca con Obama y Michelle de presidentes, fue precioso. Son gente con clase, decencia, elegancia y simpatía. Irradían encanto. Tengo una foto en mi escritorio donde aparezco abrazando a Obama, claro que fue antes de que fuese presidente, pero hago trampa y no le aclaro eso a nadie (ríe). 
Imagen foto_00000008
Amor y muerte
-Decías que que la escritura te mantiene sana. ¿Tu ánimo de escritura permanece intacto?
A mí me encanta contar una historia. No importa cuánto me demore o me cueste hacerlo. Cuánta investigación haya que hacer, cuántas veces tengo que escribir los borradores, que pueden ser hasta 100. No importa, porque lo que amo es poner la historia en palabras. Entonces para mí no es ningún trabajo. Esto es un placer siempre.
-¿No hay nada que se agote? 
No, no, no. Lo único que me agotaba antes era la promoción. Tener que salir de gira, firmar libros. Todo lo demás me encanta. Tengo 78 años y sigo pensando que el amor mueve al mundo. 
-¿Por qué crees que las personas le temen al amor?
Cuando uno ama mucho, siempre teme perder al ser amado. Pero yo siento que no importa. Me acuerdo que cuando murió mi hija Paula, una señora me dijo: “¡A mí también me pasó, qué dolor tan horrible! Hubiera sido mejor no tener nunca ese hijo”. Yo quedé horrorizada porque pensé: “¡No! Aunque hubiera vivido un minuto. Ese minuto de amor vale todos los siglos de la muerte”. Y siento lo mismo con respecto al amor de pareja. Me he divorciado dos veces y estoy feliz de haber podido tener esas relaciones. Ahora estoy con Roger, y estamos los dos en una edad bien vulnerable, ponte tú que esto se arruine. Pero lo que hemos vivido hasta ahora, no me lo quita nadie.
-¿Sientes que el dolor te hizo más fuerte?
La muerte de Paula, que fue lo más doloroso que me ha sucedido en la vida, me tiró al suelo, pero pude irme poniendo de pie. De esa experiencia salí con el corazón roto y del corazón roto se derraman cosas buenas; se derrama más compasión, más tolerancia, más fortaleza y más amor al prójimo. Sobre todo un agradecimiento perpetuo por lo que uno tiene. 
-¿Cómo ha sido este tiempo sin tu madre? ¿Le sigues escribiendo cartas?
-Traté de seguirle escribiendo, pero me duró como tres meses, después ya me resultaba artificial. Empecé a escribirle a mi hermano, pero como él no me contesta tampoco funciona (ríe). Estaba tan acostumbrada a contarle a mi mamá el día que ahora es como si no lo hubiera vivido, se me olvida. No hay registro de la vida vivida. 
-¿Ya tienes en mente lo que vas a empezar a escribir el próximo 8 de enero?
¡Pero niña si estamos recién en septiembre! (Ríe). Estoy escribiendo otro libro y no creo que esté terminado antes de diciembre. Vivo en el presente.
Imagen foto_00000009

Lo más leído