Personaje

Álvaro Saieh y las negociaciones contra el tiempo de sus deudas

Primero fue en marzo. Luego en septiembre. Este no ha sido el año para los bonistas de Corp Group Banking, la sociedad de Álvaro Saieh en la cual participa en el banco Itaú.

Por: Nicolás Durante | Publicado: Domingo 4 de octubre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Contra el tiempo y sin mucho espacio para negociar. Así está el grupo Saieh por estos días, donde en Santiago y en Nueva York idean planes y alternativas para ofrecer a los acreedores de Corp Group Banking (CGB), quienes, por segunda vez en el año, ven cómo el pago de un vencimiento de intereses del bono por US$ 500 millones que levantaron en 2013 se les complica.

Ya en marzo CGB postergó dos veces el pago de cerca de US$ 17 millones. Entonces, se sindicó el bajo flujo que estaba generando el Itaú, el principal generador de recursos de esta sociedad, como el motivo. Pero para el segundo vencimiento del año, el 15 de septiembre, simplemente el grupo Saieh no pagó. Y se dio un plazo de un mes para buscar alternativas. Esta vez, además de avisar a Wall Street que no pagaría y que tenía serios problemas de liquidez, se blindó y contrató abogados y asesores de alto calibre: el estudio de abogados Carey en Chile, al bufete estadounidense Simpson Thacher & Bartlett y al banco de inversión Lazard.

El 15 de octubre es el plazo fatal de CGB. Las opciones se han repetido por estos días en la prensa: pedir aplazar el pago de todo el bono, hacerle una “quita”, pedir menos tasa o incluso peor, acogerse al Chapter 11 en Estados Unidos. El problema es que para convencer a los acreedores tiene que ofrecer algo a cambio. Y es poco el espacio de maniobra financiera que le queda.

Hace un mes Lazard se hizo cargo del tema, y varios acreedores comentan que, hasta el cierre de esta edición, no han recibido nada de información. “Todo apunta a que va a presentar su plan el 14 y va a tratar de obligarnos a aceptar. Pero estamos organizados y no vamos a tomar cualquier migaja”, advierte un bonista.

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Los ojos de la CMF encima

Pero hay otra arista que tiene nervioso no solo a Saieh. En Sao Paulo, los accionistas de Itaú Unibanco, socios del empresario chileno desde 2014, y hoy controladores del banco en Chile, tienen dos frentes abiertos en este caso.

Primero, son acreedores de unos US$ 1.100 millones que le prestaron a Saieh en 2014, y buena parte de las garantías de ese préstamo están apalancadas en acciones del mismo banco chileno, además de la filial colombiana.

El problema  es que el bono de CGB también tiene garantizadas acciones de Itaú. Y haciendo las sumas rápidas, Saieh debe US$ 1.600 millones, y su actual 26% en el banco alcanza los US$ 300 millones. No dan los números.

Pero hoy, la mayor preocupación es regulatoria. Según el artículo 28 de la Ley General de Bancos, los accionistas fundadores o controladores de un banco no pueden caer en default sin afectar la estabilidad de la entidad.

“El requisito de solvencia deberá ser cumplido en forma permanente por los accionistas que sean considerados controladores del banco (...)  y consistirá en contar, individualmente o en conjunto, con un patrimonio neto consolidado igual, en la proporción que les corresponda, al capital básico del banco”, se lee en dicho artículo.

Pero hay más. “Si no se diere cumplimiento a la exigencia señalada en el párrafo anterior por un plazo superior a aquel que la Comisión determine para su regularización, se presumirá (...) la ocurrencia de hechos graves que hagan temer por la estabilidad económica del banco”.

Altas fuentes indican que la CMF aún no inicia una investigación, pero si el 15 de octubre Saieh no paga, podrían caer con fuerza a fiscalizar. Y eso ocupa y preocupa a los brasileños.

¿Salvavidas paulistano? No, gracias

La relación con sus socios brasileños, aunque no está cortada y hablan seguido, no pasa por el mejor momento y las conversaciones han sido incesantes para saber qué hará Saieh con sus deudas. Comprarle su participación hoy no tiene mucho sentido para los brasileños, tanto porque sus propios asuntos en Brasil ya necesitan fuertes inversiones, como porque además, en la práctica, las acciones de Saieh al estar en garantía en créditos, no son 100% de él.

“En las condiciones actuales, y con los desafíos que ya tenemos en Brasil, que no son pequeños por cuestión de capital u otros temas, no nos parece que sea el minuto, ni tampoco hay ninguna conversación de cara a incrementar nuestra propiedad en el banco local”, dijo esta semana Milthon Maluhy, CFO de Itaú Unibanco, y ex CEO de la operación chilena en un encuentro realizado por BTG.

Y volviendo al frente regulatorio, hay que sumarle que el banco tendrá que ser capitalizado en unos US$ 500 millones para cumplir con los estándares de Basilea III, y Saieh, como accionista, tiene que poner plata fresca de su bolsillo.

En todo caso, conocedores del tema recuerdan que el origen de los problemas de impagos es que el banco no ha dado los resultados que se esperaba, incluso por debajo de la industria. Y ahí, la carta que juega Saieh es que él no puede tomar decisiones sin plegarse al controlador —según lo dice el mismísimo pacto de accionistas con los brasileños— y las decisiones de gestión diaria del banco son totalmente tomadas por brasileños. El último gerente que propuso el grupo Saieh fue Manuel Olivares, el que dejó la gerencia en enero de este año.

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El rol del hijo

A principios de año, el empresario anunció su retiro del día a día de los negocios, y cedió el lugar a su hijo, Jorge Andrés Saieh. Y el retiro fue real. Según cuenta un amigo del empresario “Álvaro ya no quiere más guerra, confía demasiado en lo profesional que es Jorge Andrés, así que se desligó”. Otro cercano al empresario matiza: “Jorge Andrés no es Álvaro. Cuando negociabas con el padre directamente era otra cosa, tenía un talento para hacerte sentir que cedía, pero al final no cedía nada y todos se paraban felices de la mesa”.

De hecho, acreedores de Corp Group que han intentado hablar con Álvaro Saieh directamente, revelan que el empresario no está viendo el tema y que todo lo deriva directamente al hijo. “Yo me jubilé”, responde al teléfono.

Conocedores del proceso cuentan también que Jorge Andrés Saieh ha estado encima de cada detalle de la ideación de un plan para convencer a los acreedores. Asimismo, también ha sido enfático en que esto es un problema que atañe solo a Corp Group, cuyos flujos y garantías están dadas por el banco en Chile y Colombia, por lo que no se trata de un problema del holding familiar. Ni SMU, ni Vivo Corp, ni los bienes personales de la familia están dentro de la ecuación.

Entre los acreedores creen que eso podría cambiar, si es que el apuro es tal que tienen que poner otros activos sobre la mesa. Y, dicen los mismos bonistas, es mejor hacerlo de forma amistosa, que por vía judicial. Si esto llega a cortes chilenas o estadounidenses, pueden intentar ir agua arriba en las otras sociedades o inversiones de Saieh.

Otro actor en el mercado advierte sobre el hecho de que sea el propio Jorge Andrés Saieh, presidente del banco y a cargo de Copesa, editor de medios como La Tercera, La Cuarta y Radio Duna, la cara visible de todo este proceso.

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Saieh paga, siempre

En todo caso, en el grupo de acreedores hay una cierta tranquilidad. Saben con quién están negociando y conocen su reputación. Álvaro Saieh siempre ha estado muy apalancado en sus negocios, ha tenido problemas para pagar en otras ocasiones, pero siempre da la cara y pone la plata sobre la mesa para saldar sus obligaciones.

Varios recuerdan que en 2013, cuando SMU entró en un espiral de problemas financieros, el empresario puso sus dos compañías de seguro en venta y fue ILC la que se las compró en US$ 165 millones.

El problema, dicen en el mercado, es que hoy la situación de activos del grupo familiar es distinta. Vivo Corp está pasando por complejos momentos post estallido social y pandemia y las restricciones sanitarias y de movimiento que se han implementado. Además, ya ha vendido parte de sus activos al Grupo Patio. SMU, hasta ahora, ha sido la única filial del grupo que ha dado flujo en estos meses, y Saieh no estaría dispuesto a ceder el control, el que mantiene por apenas décimas de participación. Además, no se sabe muy bien quién estaría dispuesto a comprar ese activo.

Y el principal cambio de su situación patrimonial respecto a siete años atrás, es que ya no controla el banco. Tener un banco, dice un actor del mercado, siempre da un espacio de maniobra mayor frente a otros acreedores.

Hoy, el grupo Saieh busca todas las cartas sobre la mesa para detener el mal momento. Desde mañana, le quedan 11 días para ofrecer algo a cambio. El problema, agrega un conocedor, es que el vencimiento del próximo cupón de la deuda es en marzo del otro año, y nada augura que el banco de aquí a esa fecha genere los flujos que Corp Group necesita.

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