Chile sube en Índice de Competitividad

Al igual que los resultados conocidos recientemente de la encuesta Casen 2015, las conclusiones del último reporte del Índice de Competitividad Global 2016 elaborado por el Foro Económico Mundial permiten una lectura que progresa en dos dimensiones.

En efecto, así como resulta evidentemente positivo que el país mejore en sus índices de pobreza, también lo es el que avance en su posición relativa en materia de competitividad, no obstante lo cual (y como en el primer caso) es fundamental hacer un doble click a los datos generales y evaluar cualitativamente qué hay detrás de los números.

Se trata de un ejercicio de rigor y disciplina básico para identificar si los avances van bien encaminados y son sostenibles a mediano y largo plazo, que debiera ser el objetivo de un país que si bien es líder en su entorno regional, aún está lejos de poder declarar que tiene la misión cumplida en ambos ámbitos.

Y es allí donde la constatación de los déficits que persisten en áreas como la burocracia gubernamental o en materia de distintas regulaciones, como las referidas a relaciones laborales y capacitación de la fuerza de trabajo, son elementos fundamentales a tener a la vista de frente a los retos de una economía como la chilena que mal haría en anclar una mejor performance en el repunte de los precios de los commodities.

De igual manera, no es posible leer adecuadamente los datos si se pierde de vista lo que está ocurriendo con competidores directos y relevantes en la atracción de inversiones, en donde hay no pocas economías que están capitalizando, o prontas a hacerlo, sus esfuerzos por mejorar sus niveles de competitividad.