DF Constitucional

Expertos temen que si la Convención no aborda pronto los temas de fondo las expectativas ciudadanas comiencen a caer

En los primeros días de trabajo no se ha visto nada muy distinto a la política tradicional, de lo que adjuraban muchos convencionales antes de asumir.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Jueves 15 de julio de 2021 a las 11:05 hrs.
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El domingo 18, la Convención Constitucional cumplió 15 días desde su instalación. En estas semanas se ha visto un proceso algo desordenado, que preocupa a algunos de los convencionales más moderados, que a través de los medios han hecho ver que el organismo tiene un mandato de la ciudadanía que no se debe obviar y se tiene que cumplir respetando las reglas que la actual Constitución explicitó.

No obstante, tal como algunos políticos y analistas pronosticaron que podría ocurrir debido a la conformación de la Convención, las fuerzas ubicadas más a la izquierda están intentando empujar el cerco con exigencias que van más allá de su mandato. El caso más emblemático es el de la exigencia de libertad a los presos por su participación en hechos violentos en el marco del estallido social, con lo que ejercen presión sobre el Legislativo, donde se aloja un proyecto en esa línea, pero también sobre el Poder Judicial.

Los efectos de lo ocurrido estas semanas en la Convención, sin embargo, no parecen haber afectado aún las expectativas que tiene la ciudadanía respecto del organismo encargado de elaborar la nueva Constitución, pese al temor de los expertos de que la tardanza en ordenarse para comenzar a abordar los temas de fondo incida en las expectativas ciudadanas respecto del organismo.

Según la última encuesta Cadem que consultó sobre el tema -12 de julio-, las expectativas de la ciudadanía en la Convención no se han visto mermadas, ya que a pesar de lo que se ha visto un 67% estima que el organismo va a conseguir acuerdos, incluso tres puntos más que en el sondeo del 5 de julio, que marcaba 64% en este ítem. 

Cuidar el prestigio

Pese a estas cifras prometedoras y aunque cree no que el actual escenario se pueda mantener por mucho tiempo al interior de la Convención, el analista político Patricio Gajardo alerta, justamente, acerca de los efectos nocivos que generaría para el prestigio del organismo el que no se entre pronto a los temas de fondo. Desde su punto de vista, si esta situación se prolonga, el organismo podría perder el prestigio del que aún goza a ojos de la ciudadanía.

"Cuando todas las instituciones del Estado están tan desprestigiadas, sólo la Convención se veía valorada y si siguiera, como hasta ahora, por mucho tiempo, puede perder el prestigio a ojos de la gente", advierte.

Ello, porque lo que está ocurriendo –se explaya- es que un sector de la Convención, representado por la Lista del Pueblo, parte del Frente Amplio y el Partido Comunista buscan mantener vigente el conflicto social en la Convención, lo que es "dispararse a los pies" para los propios sectores que buscan reorganizar el sistema político chileno a través de la nueva Constitución, reflexiona.

De ahí que para Gajardo, lo que se ha visto hasta ahora no sean señales muy positivas, en términos de la función a la que fue convocado el organismo ni para el nivel de expectativas que se ha generado la ciudadanía de su labor. Y percibe que, precisamente, porque aún no se inicia la labor para la que fue llamada la Convención, es que los sectores más moderados que la integran –algunos independientes, representantes de la Lista del Apruebo y sectores de Vamos por Chile- no están cumpliendo ningún rol aún.

Geometría variable

Aunque comparte la preocupación de Gajardo, en cuanto a que de prolongarse por más tiempo este escenario que se percibe como "desordenado" al interior de la Convención podría iniciarse un lento proceso de desprestigio, el cientista político Marco Moreno, atribuye lo que ocurre a que el organismo todavía está en fase de instalación, que –admite- "es un proceso que va a tomar más tiempo del que quisiéramos". Pero está convencido de que la aprobación del reglamento provisorio tendrá que dar paso al inicio del trabajo de fondo.

Sin embargo, estima que lo que se ha visto en estos casi 15 días tiene que ver con una "pulsión impugnadora" entre un sector que asume que la ciudadanía le dio la legitimidad para impugnar el viejo orden, planteándose como refundacional –representada por la Lista del Pueblo, el PC y un sector del FA- y una fuerza que se puede considerar más moderada a la que le preocupa defraudar las expectativas ciudadanas y que estima que al "sobregirarse" la Convención en sus atribuciones, va a modificar la percepción ciudadana, como los Independientes No Neutrales, representantes de la exconcertación, y algunos independientes.

En el medio está la derecha que, a su juicio, "está apostando a parapetarse en una identidad que no conduce a nada", pero prevé que en algunos representantes del sector, como Cristián Monckeberg, Hernán Larraín y algún otro, se va a comenzar a asentar la idea de que hay que salir del ostracismo y van a comenzar a buscar acuerdos. Por lo que no descarta que en el debate sobre la nueva Constitución se produzcan acuerdos de "geometría variable", en que los convencionales se agrupen según sus posturas en relación a los distintos temas y no como se los ha visto hasta ahora, que lo han hecho de acuerdo a sus posturas políticas.

En todo caso, Moreno precisa que el "desorden" que se percibe no va a desaparecer, porque -desde su punto de vista- es producto de la diversidad de miradas que componen la Convención y que lo que se ha producido es una especie de "parlamentarismo puro" que implica buscar acuerdos y ese proceso es desordenado.

Desbalance

De una mirada más pesimista da cuenta el cientista político Kenneth Bunker, pues –a su juicio- existía la sensación de que la Convención estrenaría una manera distinta de hacer política en su seno, ya sea por la composición política o porque se trata de una instancia única e irrepetible, reflexiona. Sin embargo, hasta ahora "manda la política de siempre, negociaciones de pasillo, coaliciones y los grupos con más poder lo van a tratar de ejercer", reflexiona. Ello, a pesar de que muchos de los convencionales se han mostrado muy críticos de la política tradicional.

Así, han quedado de manifiesto disputas de poder al interior de la oposición –esencialmente protagonizadas por la Lista del Pueblo y el PC- donde la derecha pesa muy poco y se ha notado, añade Bunker, haciendo hincapié en que lo importante de la instalación, que es el proceso que se está desarrollando, es la definición de las reglas, lo que esencialmente está en manos de la izquierda por superar en número a otros sectores.

En este sentido, Bunker estima que una mesa conformada por siete convencionales sería una forma de emparejar la cancha, para que todos los sectores se vean representados, pero alerta que si la derecha no la integra, podrá "alegar que el proceso es legar, que el proceso es legal pero no legítimo", por eso se debería incluir.

La relevancia de lo que está ocurriendo tiene que ver conque no sólo hay que tener la vista en el proceso, sino también en su resultado, explica el cientista político. Siguiendo con esta reflexión, añade que en un proceso desbalanceado, donde las decisiones están cargadas hacia la izquierda, cuando se tenga el producto final en la mano, la derecha podría alegar que el proceso no fue del todo justo. De lo que el sector estaría dejando constancia con su actuación en estos días, señala.

 

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