Innovación y Startups

Baja colaboración entre universidades y empresas en actividades de I+D limita la capacidad exportadora del país

Las alianzas se dan mayoritariamente entre empresas, con impacto a corto plazo. No obstante, las alianzas entre compañías y la academia -más escasas- son a largo plazo, agregan valor al producto y aumentan la competitividad exportadora.

Por: Álvaro Vergara | Publicado: Lunes 9 de noviembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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El estudio “Efecto de la colaboración en actividades de I+D sobre la capacidad exportadora de las empresas chilenas”, realizado por el Laboratorio de Estudios de I+D+i Empresarial del Centro de Innovación de la Universidad Católica (UC), en conjunto con Corfo y ProChile, reveló que durante los últimos años el trabajo colaborativo en temas de Innovación y Desarrollo (I+D) entre empresas (EE) supera ampliamente las asociaciones entre compañías y el mundo académico (UE) en la materia.

Para el estudio se observaron 3.481 empresas de todos los tamaños y sectores. Los resultados muestran que si bien en el caso de las colaboraciones EE se aumenta en un 14% la probabilidad de exportar luego de un año, las colaboraciones entre universidades y empresas tienden a duplicar la probabilidad de exportar al quinto año (149%).

“Esto da cuenta de que la asociación entre compañías se orienta a soluciones incrementales de corto plazo para productos ya existentes, mientras que el trabajo entre empresas y universidades se orienta más bien a desarrollos más disruptivos de largo plazo”, explica la coordinadora ejecutiva del Laboratorio de Estudios de I+D+i Empresarial del Centro UC de Innovación, Trinidad Álvarez.

Hecho que atribuye principalmente a una falta de cultura de innovación en el país, que da cuenta de que hay ciertos tipos de prejuicios sobre materias de I+D, “particularmente porque se entienden como temas extremadamente complejos y muy costosos”, dice Álvarez.

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Pablo Terrazas, vicepresidente Ejecutivo de Corfo. Trinidad Álvarez, Laboratorio de Estudios de I+D+i Empresarial, Centro de Innovación UC. Jorge O´Ryan, director general de ProChile.

Menor disrupción

Álvarez argumenta que aquellos productos con mayor valor agregado “evidentemente requieren mucho más esfuerzo detrás”, tanto en recursos como en conocimiento.Una razón que explicaría el menor volumen de empresas disruptivas.

Comenta que si bien las nuevas empresas en Chile han llegado a duplicarse en los últimos años las scaleups -firmas que crecen a tasas de 20% anual- se han mantenido constantes, porque la mayoría de las firmas tradicionales no desarrollan capacidades disruptivas.

Producto de eso, cuando se analiza la tendencia de mayor colaboración EE, “de cierta manera también se está revelando que las firmas no están escalando rápido porque no tienen un portafolio basado en un conocimiento que les permita ser más disruptivas”, dice Álvarez.

Innovar para mantener la competividad

El director general de ProChile, Jorge O´Ryan, dice que el país cuenta con ventajas arancelarias debido a su red de 29 acuerdos comerciales con 65 países. Un escenario que ha permitido tener una economía competitiva a nivel internacional con una matriz principalmente extractiva, que depende de las industrias minera, pesquera, agrícola y forestal. Pero advierte que los acuerdos comerciales y arancelarios ya no son suficientes para mantener la competividad a nivel internacional.

“La apertura de países con una oferta que compite con la nuestra ha generado una pérdida de competitividad”, es decir, hay que aumentar el valor agregado de los productos que exporta el país, para mantener la competitividad internacional.

Para hacer frente a esta situación, propone “abordar la innovación como un eje transversal”, porque será crecientemente un requisito “esencial” para la diversificación de la oferta exportable, basada en valor agregado y talento humano. “Es lo que nos permitirá diferenciarnos y ser más competitivos en el comercio internacional”, afirma O´Ryan.

Imapacto a largo plazo

Respecto de la probabilidad de exportar de las empresas, en general ambos tipos de colaboración (EE y UE) en actividades de I+D tuvieron un efecto positivo.

En particular, la colaboración entre compañías se posiciona como una alternativa de valor para iniciar la internacionalización de las empresas nacionales, mientras que la colaboración entre universidades y firmas locales permite un mejor aprovechamiento de los beneficios asociados a actividades intensivas en conocimiento.

Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo, cree que Chile cuenta con los elementos necesarios para crear sofisticación, como la Ley de incentivo a la I+D o los instrumentos de la Gerencia de Innovación de Corfo, “pero no la estamos generando porque los propósitos no se encuentran alineados. Las universidades por lo general están pensando en investigación conducente a la generación de papers, y las empresas no tienen tan incorporados los beneficios de avanzar en I+D”.

Señala que en los diez años de operación que lleva la Ley de I+D sólo cerca de 600 empresas la han utilizado, mientras que los instrumentos de innovación de Corfo, que permiten el trabajo colaborativo, generalmente se presentan proyectos individuales donde el trabajo se realiza puertas adentro de las empresas.

“Los efectos que tiene la colaboración UE en la probabilidad de exportar, que son más a largo plazo y más disruptivos, permiten basar la capacidad exportadora en un portafolio más sofisticado, y otorgan características que vuelven más competitiva a la empresa”, sostiene la coordinadora ejecutiva del Laboratorio de Estudios de I+D+i Empresarial de la UC.

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