Innovación y Startups

Domolif, la nueva startup biotech de Pamela Chávez, fundadora de Aguamarina

La ingeniera en acuicultura dejó su empresa para enfocarse en la biotecnológica aplicada. Junto a dos ex Aguamarina fundó una nueva startup con la que planea desarrollar cinco productos para desinfección doméstica en 2020.

Por: Sofía Neumann | Publicado: Viernes 5 de junio de 2020 a las 12:50 hrs.
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Al centro, Pamela Chávez, fundadora de Domolif, junto a Andrea Contreras (izq) y Johanna Obreque (der)
Al centro, Pamela Chávez, fundadora de Domolif, junto a Andrea Contreras (izq) y Johanna Obreque (der)

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A 13 años de fundar Aguamarina, firma de biotecnología para minería ubicada en Antofagasta, en marzo de ese año la ingeniera en Acuicultura, Pamela Chávez, tomo una decisión clave en su carrera: dejar la empresa, que ha apalancado más de US$ 4,5 millones y con clientes en Australia, Chile, Estados Unidos, Perú y Uruguay, para emprender por tercera vez.

En 2004, creó Biotecnología Antofagasta, que vendió dos años después, y en 2007 fundó Aguamarina, empresa que dejó atrás para crear Domolif, startup que se enfocará en investigación biotecnológica para crear productos para la desinfección doméstica con nanopartículas, el combate del sílice y el desarrollo de nanopartículas biológicas a partir de bacterias.

Chávez señala que se fue de Aguamarina, porque la firma que fundó ya está consolidada, por lo tanto, estaba más centrada en el desarrollo de productos en base a investigaciones ya realizadas. "Salí para volver a hacer investigación y hacer nuevos productos", afirma.

Pero no se fue sola. La acompañan la ex Jefa de Protección Intelectual de Aguamarina, Johanna Obreque, y la ex Lab Manager, Andrea Contreras, con quienes ya están trabajando en dos líneas: desinfección para combatir virus y bacterias y combate del sílice, componente del polvo que provoca la enfermedad de silicosis.

Chávez señala que este año lanzarán cinco productos con nanopartículas, principalmente de cobre -compradas a un proveedor-, para uso doméstico de desinfección: un desinfectante en aerosol, mascarillas, limpiadores de superficies, desinfectante para aires acondicionados y un film plástico para, por ejemplo, hacer bolsas.

La investigadora proyecta tener el primer producto en los próximos dos meses, el que será comercializado directamente como Domolif y también a proveedores para que lo apliquen a su oferta como valor agregado.

En paralelo, están comenzando con la I+D para hacer nanopartículas de origen biológico a partir de bacterias. "Todas las que hoy existen hoy son químicas -con ellas vamos a partir- pero vamos a hacer productos de origen biológico en forma industrial", dice Chávez.

Añade que son más amigables con el medio ambiente, porque se crean a partir de bacterias, y tienen más aplicaciones sustentables. "Estimo que nos va a tomar dos años de investigación", afirma.

Combate de la silicosis
La segunda línea de investigación de Domolif apunta a desarrollar un producto para inmovilizar el sílice a partir de bacterias. El sílice es un componente del polvo que se encuentra en rocas, suelo y arena y en industrias como la minera y cementera, la inhalación prolongada puede provocar silicosis, enfermedad que ataca al sistema respiratorio. Según el Instituto de Salud Pública, se estima que el 5,4% de la fuerza de trabajo ocupada tiene una alta probabilidad de exposición a sílice.

"Este producto iría a disminuir los niveles de sílice presentes en varias industrias, como empresas de construcción o cementeras. También en la minería, donde la silicosis es una enfermedad importante en esa industria. Estimo que tener el producto tomará tres años de investigación", comenta Chávez.

Servicios de consultoría
En paralelo, Chávez cuenta que está realizando consultorías a Empresas de Base Científico Tecnológica que realizan I+D para ayudarlos a estructurar sus negocios y el desarrollo de productos, abordando estrategias de patentamiento, de financiamiento y el cómo incentivarlas a aplicar la Ley de I+D, que les permite rebajar del Impuesto de Primera Categoría hasta 52,55% de los recursos destinados a I+D.

"Estamos trabajando con cuatro clientes, no son startups, son empresas más consolidadas, que tienen buenos volúmenes de venta. Nos dimos cuenta de que la instalación para hacer una empresa de base científico-tecnológica no está. Va a venir un fuerte impulso de esas compañías y en Chile no hay mucho conocimiento", afirma Chávez.

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