Innovación y Startups

Foco en la aceleración de negocios: la hoja de ruta de Start-Up Chile a diez años de su creación

La institución apunta a generar “tracción” en startups, para que éstas se integren a las industrias locales con soluciones innovadoras y tecnológicas.

Por: Sofía Neumann O | Publicado: Lunes 2 de marzo de 2020 a las 04:00 hrs.
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Sebastián Díaz, director ejecutivo de Start-Up Chile. Foto: Julio Castro
Sebastián Díaz, director ejecutivo de Start-Up Chile. Foto: Julio Castro

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En 2016 Start-Up Chile, aceleradora de startups de Corfo, decidió marcar un punto de inflexión en su historia: con seis años desde su puesta en marcha en octubre de 2010, la institución pasó de enfocarse en generar un cambio cultural en el ecosistema emprendedor a ser una aceleradora de negocios.

Desde ese momento, la institución adaptó su core y la metodología que había desarrollado hasta la fecha, con el objetivo principal de acelerar startups, apuesta que tras una fase piloto se ratificó en 2018 y que actualmente, en el contexto del aniversario número diez de la iniciativa, aún se vislumbra como eje central para los próximos tres años.

El director ejecutivo de Start-Up Chile, Sebastián Díaz, explica que la idea nació orientada por el deseo de ampliar el impacto del organismo y pasar de algo más cultural a una herramienta con impacto económico.

“El hito más importante fue cambiar a una aceleradora, el entender que ya habíamos cumplido nuestro rol en la creación de un ecosistema y no quedarnos estáticos, pasar al siguiente nivel de acelerar proyectos para agregar valor a nuestra economía (…) Hacer que las startups vengan, se conecten con las industrias y el mercado y, apalancadas en Chile, crezcan hacia el mundo”, dice Díaz.

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Así tras seis años la institución decidió mover la aguja. Díaz dice que antes de la segunda etapa, durante los cinco años previos al cambio, la apuesta era construir un ecosistema de innovación, de cara a potenciar soluciones tecnológicas de alcance global.

“Uno de los principales problemas del país es que no se internacionalizan las empresas y en ese momento nos dimos cuenta de que el gran componente de por qué pasaba esto era cultural. Cada vez que le decíamos a un emprendedor ‘anda a Asia o Europa’, ellos respondían que eso pasaba solo en las películas”.

Con ese objetivo decidieron incluir nuevos actores internacionales al ecosistema local para probar la factibilidad de hacer negocios desde Chile y crear vínculos entre personas ligadas a la innovación de otros países.

“En un principio en Start-up Chile no había chilenos, porque no eran capaces de competir con soluciones globales, hoy 40% son emprendedores locales (…) Al principio el foco estaba puesto en el talento del emprendedor y hoy está en el negocio, que las startups hagan match con las industrias y mercado de Chile”, plantea el ejecutivo.

Generar tracción en los negocios de las startups

De esta manera y tras obtener resultados, el cambio comenzó. Actualmente tienes tres iniciativas de cara a resolver los problemas que Díaz analiza como los más importantes del ecosistema: la capacidad de los startups para levantar capital privado; para internacionalizarse y la capacidad de las Pequeñas y Medianas Empresas para crear soluciones innovadoras.

“Cuando hacemos una comparación del ecosistema, hay una mejora sustancial, lo vemos en la academia, en las habilidades de los emprendedores, en los ranking donde Chile está número #1, pero aun nos faltan cosas por mejorar”.

Con foco en eso, crearon un club de inversionistas a nivel mundial para visibilizar los productos del portafolio y apalancar financiamiento; también desarrollaron una red de partners global –con actores como aceleradoras y universidades– para que las firmas escalen y una iniciativa de innovación abierta donde conectan necesidades de grandes empresas con startups.

Paralelamente, hoy Start-Up Chile, que anualmente recibe un presupuesto cercano a los $ 5 mil millones y 180 nuevas firmas, cuenta con tres programas –The S Factory, Seed y Huella–, en donde tienen una metodología estandarizada, como “una universidad, con una malla curricular y donde todos los viernes hay clases”, dice Díaz.

Trabajo con 85 países

Con respecto al financiamiento, entregan montos desde US$ 15.000 y hasta US$ 40.000 por cada firma, dependiendo del programa. Además, hacen seguimientos financieros y técnicos, para saber en qué gastan el dinero las firmas.

Díaz explica que hasta la fecha han trabajado con startups de 85 países -siendo Chile el que tiene más participación seguido por Estados Unidos-, y que cerca del 90% de las firmas que llegan al programa se incorpora al mercado local. En cuanto a las industrias a las que apuntan las empresas, el ejecutivo cuenta que los sectores que más se repiten son el AgTech, Retail, FinTech, EdTech y BioTech.

“Los próximos dos o tres años van a seguir siendo igual, necesitamos agregar valor a través de la tecnología y para eso vamos a seguir atrayendo startups y conexiones más agresivas con el mercado local”.

En cuanto a las proyecciones del ecosistema y el organismo para los próximos diez años, Díaz plantea que “espero que haya más aceleradoras e incubadoras, y por lo tanto Start-Up Chile como lo conocemos ahora, deje de existir. Yo lo veo moviéndose a cubrir otra falencia del mercado, por ejemplo, el tema de inversión. Traer soluciones más grandes, atractivas para los fondos de inversión o crear un modelo público-privado en donde sigamos como ahora, pero con una parte que entregue más inversión”.

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