Sostenibilidad

En marzo estará lista la primera escuela pública autosustentable de Chile

Recolección y tratamiento de aguas, producción de alimentos, uso de energías renovables, acondicionamiento térmico pasivo y reutilización de desechos para la edificación, son los principios de la construcción.

Por: Montserrat Toledo | Publicado: Jueves 20 de febrero de 2020 a las 04:00 hrs.
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La escuela tendrá 12 paneles fotovoltaicos.
La escuela tendrá 12 paneles fotovoltaicos.

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En 2016 la organización uruguaya Tagma se propuso un ambicioso desafío: crear una red de escuelas públicas sustentables en toda Latinoamérica, las que tiene como objetivo reutilizar la mayor cantidad de materiales exitentes.

Desde sus orígenes, la organización trabaja con una metodología constructiva que se basa en seis principios. Según el director del proyecto, Martín Espósito, esto implica que la infraestructura “funciona como un sistema vivo”.

Luego de abrir estos centros en Uruguay y Argentina, decidió apostar por Chile, y el 3 de febrero comenzó en Lo Zárate, a 13 kilómetros de Cartagena, la construcción de la primera escuela pública 100% sustentable del país.

La escuela está siendo levantada a partir de neumáticos, materiales locales y naturales -como tierra y paja- además de puertas de demoliciones de la zona.

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Espósito explica que elegir a Chile como el tercer destino fue “algo natural” por la geografía, pero también situacional, ya que “el año pasado había un contexto ideal por lo que estaba pasando con la COP25 y la sustentabilidad estaba en la agenda”.

Así, en mayo publicaron la convocatoria destinada a escuelas públicas de la Quinta Región y recibieron 50 postulaciones.

“Siempre hemos trabajado en forma bien anónima, lo hemos hecho porque sentimos que la educación ambiental y la sustentabilidad debe estar en el currículum escolar”, afirma el director de la escuela, Juan Rojas, y agrega que “hoy día incluso se nos viene más fuerte por el cambio climático”.

La encargada de educación del proyecto, Ana Kondakjian, comenta que seleccionaron la escuela, entre otros motivos, porque “venía trabajando mucho con educación ambiental, tenía una comunidad educativa muy activa y tenía un edificio que necesitaba modificaciones y crecer en todo sentido”.

Por esto, decidieron modificar el edificio ya existente para hacerlo autosustentable, pero también crear un salón multiuso, desde cero y 100% sostenible.

A principios de este mes comenzó la construcción y remodelación de la escuela, en la que participan cerca de 120 voluntarios provenientes de diez países. En 45 días de trabajo, el equipo entregará a la comunidad la nueva Escuela Lo Zárate, que se inaugurará el 15 de marzo.

Pese a que la zona en la que estará instalada no registra altas precipitaciones, recuperarán toda el agua de lluvia y la sumarán a la cadena de reutilización, que consistirá en un sistema de humedales.

Además, impulsarán el valor del huerto para la producción de alimentos, que alcanzará los 40 metros cuadrados y en el que se podrán producir verduras todo el año, ya que cuentan con amplios invernaderos.

La escuela también tendrá 12 paneles fotovoltaicos, lo que permitirá cubrir las necesidades energéticas, sin necesidad de tomar suministro de la red eléctrica.

Para conseguir un acondicionamiento térmico pasivo, las construcciones se orientan hacia el norte, lo que permite aprovechar mejor la luz del sol por la radiación que reciben. Además, se utilizan bioaislantes para mantener el calor durante el día en invierno, sin usar acondicionadores, aires acondicionados o estufas.

Con respecto a la inversión, ésta será aproximadamente de US$ 320 mil, y alrededor del 75% del financiamiento proviene del sector privado -37,5% de Unilever, 18,75% de DirecTV y 18,75% de Disney-. Espósito afirma que el espíritu del proyecto busca involucrar al mundo privado, público y a la sociedad civil, por lo que en cada edición convocan alrededor de 50 organizaciones.

Para cumplir su meta de expandirse por el continente, la organización pretende aterrizar a mediados del próximo año en Colombia, para luego llegar a Brasil, Perú y Ecuador. “Estamos pensando en los próximos cinco o seis años para estar completando los países que queremos tener en Latinoamérica y empezar a mirar hacia Centroamérica”, adelanta Espósito.

Usar el edificio como herramienta pedagógica

“Nuestro objetivo a más corto plazo es que los docentes estén capacitados para que le puedan multiplicar a sus alumnos conocimientos de educación ambiental y el uso del edificio como herramienta pedagógica, que aprendan sobre biología y ciencias vivencialmente, viendo los sistemas de agua, alimentos, energías renovables”, explica el director del proyecto.

También señala que a largo plazo espera que “los niños puedan ser agentes de cambio y multiplicadores en sus familias, y que se empiece a generar una cadena de cambios de hábito”.

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