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¿Por qué hay jóvenes que optan por no dar la nueva PSU? Aquí, tres testimonios

Este año la prueba de admisión universitaria tuvo su cifra más baja de inscripciones en 13 años. La pandemia, estudiar en la casa y el cambio de metodología –de PSU a PTU- son alguno de los motivos que los jóvenes tienen en cuenta para tomar la decisión de no rendirla.

Por: Trinidad Infante | Publicado: Domingo 18 de octubre de 2020 a las 04:00 hrs.
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El estrés propio de la prueba de admisión universitaria se vio acompañado de incertidumbre, ansiedad y frustración. La mayoría de los estudiantes de IVº no terminará su último año escolar en su recinto educacional –a los que alcanzaron a ir solo un dos semanas en marzo– ni tendrá su graduación con globos y premios. La pandemia cambió los planes de este cierre de etapa y también de sus estudios.

Han tenido que organizarse para compatibilizar las clases online con los repasos de sus pruebas y ensayos con un agravante que añadir a la ya compleja ecuación: el 12 de marzo el ministerio de Educación anunció el cambio de prueba, lo que conlleva modificaciones en los contenidos y que ahora son 65 preguntas en vez de 80.

Los 262.377 matriculados para los nuevos exámenes –que serán el 4 y 5 de enero- corresponden a un 12% menos de los que se inscribieron el año pasado, donde el estallido social obligó a modificar la fecha en varias ocasiones. Conversamos con tres estudiantes que decidieron no hacerlo.

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"El ritmo es muy abusivo"

Jorge Valdevenito (17) vive en Cabildo, en la región de Valparaíso. Estudia en el colegio Andrés Bello, el que recientemente habilitó su sala de computación para los alumnos que no tuvieran computador o acceso a internet, y se está preparando para estudiar pedagogía en música en la Universidad Católica o en la Escuela Superior de Jazz.

"Creo que no daré la prueba porque el ritmo es muy abusivo", dice a DFMAS. "Se me desordenaron los horarios de sueño y no me puedo levantar al horario de las clases". Al principio de la pandemia, intentó tomar las rienda en el asunto y dormirse a las doce de la noche.

"De a poco se me fue de las manos. Empecé a quedarme hasta más tarde, últimamente me estoy quedando dormido a las seis de la mañana a veces. Usualmente es entre las dos y las tres de la mañana. Siempre he sufrido de insomnio y no me da sueño a la hora que debería dormirme" explica, agregando que se despierta pasado medio día. Para intentar dormir y calmar su ansiedad, Jorge medita y trabaja su respiración, pero no ha tenido bueno resultados.

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De todas las sesiones online que tiene a la semana, Jorge asiste a un 20%. De su curso de 29 alumnos, 24 se conectan con frecuencia, mientras que el resto opta por no hacerlo. "No es lo mismo hacer clases en la casa. Siento que se está tratando de traer algo a la casa que no se puede traer, porque para algo existe el colegio", dice.

En su hogar, donde vive junto a sus dos abuelos y dos tíos, su situación ha sido conversada y lo apoyan. "Ellos entienden que no quiero ir porque no estoy de acuerdo con que no estaba la situación para ponerse a hacer clases, no se tiene en cuenta cómo viven, dónde viven y lo que viven los estudiantes", comenta. "Hubiera sido mejor opción decir que no se iba a hacer clases y que el próximo año se iba a repetir".

Imagen foto_00000001"Cuando me dijeron que el plazo ya se había acabado yo quedé helada"

Cuando Deihanira Jara (22) recibió el llamado de la universidad Bernardo O'Higgins preguntándole si se había inscrito en la PTU el mundo se le vino encima. Durante este año, a la par con sus estudios de técnico en enfermería en el AIEP, se ha dedicado a prepararse para poder entrar a estudiar Ginecología y Obstetricia y, por falta de información, se le pasó el plazo para inscribirse.

Deihanira salió del Liceo Técnico José María Narvona en 2017 y su puntaje PSU no le alcanzó para entrar a la carrera que quería. "Saqué como 400 puntos, solo me alcanzaba para ser profesora", dice. Por lo mismo, se tomó un año para estudiar inglés y bartender y decidió entrar al Instituto para no perder tiempo. "Hay una admisión especial para entrar a la universidad Bernardo O'Higgins por el AIEP, pero hay pocos cupos y por eso iba a dar la prueba", explica. "Cuando me dijeron que el plazo ya se había acabado yo quedé helada. Mi reacción fue llorar", dice.

Hace unos meses vive junto a su hija de 6 meses en un departamento prestado, ya que en su casa vivían 9 personas y, luego de un contagio, prefirió aislarse. "Yo iba a ser la primera profesional de mi familia, mi papá tuvo que dejar sus estudios por mi. No alcanzó a terminar", añade. Hoy, Deihanira apuesta sus fichas a la admisión especial y poder sacar su título profesional. A la par con eso, creó un movimiento en Instagram con otros jóvenes que no manejaban la información de lo plazos. "Yo pensaba que por ser prueba nueva iban a haber otras fechas, pero no fue así y hoy estoy a la deriva", remata.

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"Las clases online son difíciles"

Tiene un NEM de 6,5 pero Thiare Neira (17) no está conforme con su desempeño. Dice que con las clases online ha aprendido un 25% menos que yendo presencialmente al Liceo Rigoberto Fontt en Colina, comuna donde vive junto a su padres. "Trato de tomar atención, pero las clases online son difíciles. Entendería más de forma presencial, pero no quiero volver porque la sala que nos tocó es muy pequeña y somos 45. Alguno tienen que estar de pie", explica a DFMAS.

A pesar de tener 90 compañeros, solo 25 se unen a las clases. "Siempre dicen que no tienen internet y yo veo sus estados en Instagram y estuvieron toda la noche viendo animé y jugando Yo di la idea que para los que no tenían internet, como hay planes de celular que tienen redes sociales ilimitadas, se subieran las clases a Instagram. Pero aún así no se conectan", explica Thiare, que cree que se debe a un agotamiento y estrés producto de la pandemia.

Hace un par de meses, decidió no inscribirse a la PTU por falta de conocimientos. Cree que el año no está perdido, pero no se siente capacitada para dar los exámenes de admisión. Dentro de sus planes, está tomarse el 2021 para estudiar con material que le entregarán conocidos suyos o ingresar a la Escuela de Formación de Carabineros (ESFOCAR), impulsada por si pololo que es parte de las FF.AA. "A pesar que me digan que es una institución desprestigiada, quiero ser parte para ayudar a la ciudadanía", agrega.

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