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Un año sin remesas: tres historias de inmigrantes que viven la pandemia en Chile

En Chile vive casi un millón y medio de inmigrantes. La mayoría mandaba mensualmente plata a sus familias, hasta que la pandemia y su ola de confinamiento y desempleo detuvo el flujo.

Por: Antonia di Filippo | Publicado: Domingo 9 de agosto de 2020 a las 04:00 hrs.
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María Gutiérrez
María Gutiérrez

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No he podido mandarle dinero a mi mamá para que se compre su medicina, eso sí que me duele”, expresa María Gutiérrez (41) residente en Chile desde hace un año y medio. Su madre que sufre de epilepsia vive en Venezuela junto a sus hermanas. Ellas se hacen cargo de pagarle los gastos diarios, pero María debe enviar 50 mil pesos semanales para los remedios. Desde que se desató la pandemia, su madre ha tenido que subsistir sin ellos y con el riesgo de un ataque en cualquier momento.

La venezolana, graduada como profesora en su país, emigró junto a su marido Alexander y sus hijos Nicolás, Mario y Antonella. Antes de la pandemia, María trabajaba haciendo aseo en una casa particular en Las Condes y en una empresa. Con ambos ingresos, más lo que ganaba su marido vendiendo arepas y empanadas en la feria lograban llegar a fin de mes con $ 600 mil mensuales. Pero desde que comenzaron los confinamientos, él ya no pudo seguir saliendo y María perdió su trabajo en Las Condes. 

Hoy, ambos se las tratan de arreglar con $ 250 mil mensuales, que suman el sueldo de ella en la empresa de limpieza, más algunas ventas esporádicas de comida que reparten entre sus conocidos. Esta semana María quiso retirar el 10% de su AFP, pero no pudo porque su carné de identidad estaba vencido. Ello, pese al Decreto Supremo que extendió la vigencia de las cédulas de identidad, para evitar que las personas realicen el trámite presencial de renovación en el Registro Civil.  “Podría haber sacado $ 254 mil, que en este momento necesito mucho”, afirma angustiada. 

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la comunidad venezolana es el mayor grupo de extranjeros afincados en Chile y además fue la que más creció el año pasado respecto de 2018, alcanzando a 455.594 personas. El segundo grupo de inmigrantes más prevalente es el peruano con 235.165 personas y en tercer lugar están los haitianos con un total de 185.865 personas. En el país vive casi un millón y medio de  extranjeros.

De ellos, 485 mil son cotizantes regulares del sistema de AFP, de acuerdo con la cifras de la superintendencia de pensiones. En el mercado se calcula que prácticamente el 100% de este grupo retirará sus fondos, tras la aprobación de proyecto del 10%.

María Gutiérrez vivía en el Barrio Yungay en Santiago. Estaban bastante cómodos en una casa antigua color gris claro que arrendaban mes a mes. Pero el dueño los echó porque se atrasaron con el pago. Una amiga chilena los recibió en su living. “Ahí vivimos con mi familia ahora”, cuenta. “No queremos devolvernos a Venezuela, en nuestro país la situación es aún peor”, agrega. Imagen foto_00000004

Una caída en las remesas

Más de un millón de los inmigrantes que viven en Chile manda dinero a sus familias en el extranjero. Como en todo el mundo, donde los extranjeros empiezan a aumentar, en el país se ha creado un enorme mercado en torno a esta población.

Sólo para hacerse una idea: en 2019 los extranjeros mandaron a sus países de origen nada menos que US$1.919 millones desde Chile, según datos del Banco Central. Las cifras de 2020 estarán en los próximos meses, pero todo hace pensar que irán en línea con lo expresado esta semana por el Banco Mundial, que las remesas caerán 19,3% en América Latina y el Caribe como consecuencia de la crisis económica ocasionada por la pandemia. 

“Se debe en gran parte al desplome de los salarios y el empleo de los trabajadores migrantes, que suelen ser más vulnerables a la pérdida de puestos de trabajo y de salarios durante las crisis económicas de los países albergan”, explicaron desde la entidad financiera multilateral.  A nivel global, la industria de las remesas moverá este año US$ 445.000 millones.

“Los inmigrantes, especialmente los que tienen menos escolaridad o los que tenían trabajos informales o muy estacionales como el turismo, agricultura o construcción son uno de los grupos que más han sufrido con la pandemia y el desempleo”, afirma Álvaro Bellolio, jefe de del Departamento Extranjería y Migración. Explica que los flujos migratorios han disminuido casi un 5%. Mientras en junio de 2019 entraron más de 400.000 extranjeros al país, a igual mes de este año apenas llegaron 16.000.

Sergio Lehmann, economista jefe de BCI afirma, dada la crisis y el desempleo, los ingresos de los inmigrantes bajarán y por lo tanto tendrán menos dinero para enviar a sus familias.

El Banco Mundial estima que en 2021, las remesas se recuperarán y aumentarán en un 5,6% hasta ubicarse en los US$ 470 mil millones. Al respecto, Jeanne Lafortune, economista y directora de investigación del Instituto de Economía de la UC afirma, “las remesas podrían aumentar nuevamente si los flujos migratorios se reinician. Si hay países que están bastante peor económicamente que otros, se anticipa que el flujo migratorio vuelve y puede ser que sea mayor que antes”.

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Volver con el 10%

Jorge Navarro (34) llegó a Chile desde Perú hace 10 años, buscando oportunidades. Hace alrededor de un año encontró trabajo en la constructora Ingevec como electricista, sin embargo, a causa de la pandemia quedó cesante. Actualmente, vive del último retiro del seguro de cesantía ($175 mil). 

Además de perder su trabajo, a Jorge se le sumó otro gran inconveniente: se quedó sin lugar para vivir. En la segunda quincena de julio estaba en su casa viendo televisión, cuando la dueña del inmueble que arrendaba en Peñalolén desde hace tres años, le dio cinco días para desalojar porque estaba atrasado en los pagos. “No podía más. Sentía que la angustia me iba a matar”, afirma Jorge. Ese mismo día, puso a la venta todas las cosas que tenía en la casa, logrando conseguir $ 150 mil. Arrendó una pieza en la casa de un amigo. 

Pero decidió volver a su país. Este hombre le mandaba ocasionalmente $ 200 mil pesos a su mamá en Perú, pero sin empleo no pudo seguir haciéndolo. El retiro del 10% le abrió una posibilidad que no tenía considerada: el regreso.

 “Nunca he sido muy apegado a mi familia, pero me he sentido muy solo. Quiero estar acompañado de gente que me quiere”, explica. Según sus cálculos tiene $1 millón en la AFP. Su idea es sacarlos y apenas pueda, dejar el país. Con esa plata piensa empezar de nuevo en su tierra.

US$ 100 a Haití

Schneider Comrad (30) no ha podido enviar dinero a sus padres que viven en su ciudad natal, Merger, Haití. Su mamá es costurera y su papá soldador. Con el sueldo de ambos logran generar US$100 dólares con lo que viven por todo el mes. Schneider solía enviarles US$ 100 más cada 15 días para que pudieran comprar más cosas. “En Haití con US$ 100 puedes comprar muchas cosas. Puedes hacer la compra del supermercado para el mes. A mis papás les ayudaba mucho”, afirma. 

Comrad se desempeña como bailarín del grupo tropical Los Haitianos del Sur en Chimbarongo. Cada presentación para Schneider era especial. Se inspiraba bailando y olvidaba  todos sus problemas. Desde que era un niño soñaba con dedicarse a esto y le rogaba a su madre que le diera permiso. Ella le decía que no, que esos trabajos eran mal vistos y que mejor se dedicara a otra cosa. Aún así, Schneider persiguió su sueño, llegó a Chile y conoció a su grupo que ahora es casi su familia.

El joven ganaba $100 mil por cada show que hacía junto a su grupo y en sus mejores momentos llegaron a hacer cinco  presentaciones al mes. Así, el bailarín podía mantener a sus dos hermanas, Stephani y Valsy con las cuales vive, y además mandar plata a Haití para ayudar a sus padres.

Actualmente, a causa de la pandemia, no han podido presentarse en los shows. Al igual que todo el sector de la cultura y el espectáculo, no ha ganado ni un peso desde que empezó la crisis sanitaria y está viviendo como puede de los ahorros que le quedan. Para él, el retiro de fondos también fue una salvación: “saqué un millón de pesos, lo que es muchísimo. No tengo planes de hacer nada específico con la plata, pero tenerla cerca me tranquiliza”, dice a DFMAS.  

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