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Salmones en fuga: los escapes de Mowi y las acusaciones de desastre ambiental

En agosto la noruega Mowi fue multada con US$5,6 millones por los daños ambientales que produjo un masivo escape de peces desde sus jaulas en el sur. Sanción que la empresa apelará por considerarla desproporcionada.

Por: Fernando Vega | Publicado: Domingo 6 de septiembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Fue casi igual: una tormenta fuerte, miles de salmones escapados y acusaciones de desastre ambiental. Pero esta vez en Escocia. El 21 de agosto pasado, la noruega Mowi debió enfrentar un nuevo capítulo de problemas con su producción en los países donde opera. Justo el mismo mes en que recibió una millonaria multa por cargos similares en Chile y una asociación de consumidores de Estados Unidos la demandó por el origen de sus productos.

Casi 50.000 salmones escaparon de una jaula cerca de Campbeltown en Escocia en medio de los daños que a su paso dejaba la tormenta Ellen el mes pasado. Según la prensa británica los fuertes vientos rompieron las cuerdas de amarre de las jaulas, permitiendo que casi el 10% de los peces saliera. La Agencia de Protección Ambiental de Escocia investiga el caso. 

Los escapes, que son algo recurrente en la industria fueron uno de los argumentos utilizados por la Asociación de Consumidores Orgánicos (OCA) de Estados Unidos en su demanda contra la firma. Ante el Tribunal Superior del Distrito de Columbia la entidad sostuvo que la operación de salmón ahumado de Mowi en Portland, Maine declara que sus productos son de origen sostenible, cuando -según indica la querella- “la mayoría de su salmón proviene de las propias granjas de Mowi en Escocia, Noruega, Islandia y Chile” y detalla el uso de antibióticos, la compleja relación con las comunidades locales y los escapes, que varias investigaciones científicas acusan de afectar al entorno.

En oslo, Mowi dijo que apelará y provisionará los US$ 5,6 millones de la multa de la SMA por daño ambiiental. El CDE analiza ahora el caso. 

Según sus últimos informes a la bolsa de Oslo, la firma europea tiene claro el problema. De hecho, mantiene un plan “zero escape” al que ha destinado tiempo y recursos. “Mowi tiene como objetivo cero fugas de peces y se esfuerza constantemente por evitarlas. Desafortunadamente, Mowi Chile experimentó una gran fuga de peces del sitio de Punta Redonda en la X Región en julio de 2018 luego de condiciones climáticas inusualmente duras. Además, la Superintendencia de Medio Ambiente ha multado a Mowi con 5,7 millones de euros por daños ambientales. Mowi ha operado de acuerdo con todas las regulaciones y mejores prácticas. Por lo tanto, considera que la multa es desproporcionada y apelará. En aras de la prudencia, ha reconocido una provisión de 5,7 millones de euros que impactan el EBIT financiero en el segundo trimestre de 2020,” indicó la compañía.

Chile es clave para la salmonera. Aquí se produce la mayor parte de sus pescados que van a Estados Unidos, Asia y Brasil, especialmente. En su último reporte al mercado, la firma indicó que la operación en el sur chileno generó el 11,7% de toda su producción con 14.227 toneladas en la primera mitad de este año. También este producto consigue mejores precios que los de otras instalaciones, aunque éstos se han visto afectados por las restricciones de movimiento derivados de la pandemia.

690 mil peces 

“Hasta el momento no se ha podido cuantificar el escape ya que las condiciones climáticas no lo permiten”. Eso fue lo primero que se supo.  El 5 de julio de 2018 durante la tarde, Mowi que entonces operaba como Marine Harvest reportó al Sistema de Seguimiento Ambiental la huida de salmones, producto de una tormenta. “En revisión preliminar realizado en barcaza se observa que 5 jaulas han sido afectadas en su estructura y al menos una de ellas con probabilidad de escape de peces”, detalló en su comunicación. 

Dos años después de investigaciones, la SMA multó a la firma. La acusó de faltas graves y daño al medioambiente, porque el colapso de las jaulas terminó dando pie a una de las mayores fugas de salmón del Atlántico registradas en Chile: 690.277 peces, de los cuales 463.000 habían sido recientemente tratados con antibióticos.

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La firma se quejó de que la multa no consideró sus esfuerzos, ni antecedentes reflejados en 39 documentos que prueban su inocencia, incluyendo 10 estudios científicos de diversas épocas, decenas de entrevistas, más de 50 videos de sus instalaciones y hasta fotos de registros de redes sociales donde se veía a la gente comprando los peces escapados en la feria.

Sin embargo, en el expediente del caso, “la irreprochable conducta anterior del titular” sí fue considerada un atenuante por la SMA. El mismo criterio corrió con la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias para el normal funcionamiento de las empresas y sus planes.

La SMA también “descontó” de la multa la construcción -sin permiso alguno- de algunas instalaciones en tierra para la operación del centro, como oficinas y casino. Ello, pese a que se consideró que estas obras sí ponían en riesgo la salud de la población.

La culpa del Puelche 

Al igual que en su reciente emergencia en Escocia, Mowi responsabilizó desde un principio a las condiciones climáticas inusuales como causa del problema en Chile. “El origen del siniestro está dado por el oleaje producido por el viento Puelche, el cual alcanzó dimensiones de olas de 2,3 metros de altura…” se puede leer en los documentos del proceso.

La empresa presentó varios informes que revelaban lo raro del fenómeno. El Estado también le pidió contrastar esos datos  al Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), y otras reparticiones públicas. Las condiciones meteorológicas de la zona, además de sus vientos y oleajes fueron discutidas a lo largo de casi todo el proceso. Y aunque la firma insistió en que la culpa fue del Puelche, la SMA estimó que los cálculos que se hicieron para construir y amarrar las jaulas no consideraron los cambios de mareas y los vientos estacionales de la zona de Reloncaví, que presentan diferencias importantes entre verano e invierno. Acusó a la compañía de no haber mantenido las condiciones de seguridad adecuadas y que las instalaciones de Punta Redonda tampoco cumplían con el estándar adecuado. 

La responsabilidad de viento era un tema clave para los seguros. La propia Mowi pidió reserva ante la información relativa a las pólizas, liquidaciones y hasta estados financieros por constituir información sensible.

Durante el proceso fueron apareciendo numerosas y contradictorias versiones sobre la forma de proteger las jaulas, errores humanos, decisiones, obras y procedimientos no declarados por la empresa. 

“En los casos donde la SMA concluye la existencia de daño ambiental, se genera el derecho del infractor de presentar un plan de reparación, aprobado y luego fiscalizado por la SMA, con la visación del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). En la resolución sancionatoria, hicimos presente este hecho a la empresa. Cuando se aprueba la ejecución satisfactoria de este plan se inhiben otras acciones que buscan la responsabilidad por daño ambiental de la empresa en otras instancias como el Consejo de Defensa del Estado (CDE).  En este caso, derivamos os antecedentes pertinentes a este organismo que, en estos momentos, se encuentra analizándolos”, dijo a DFMAS Cristóbal De La Maza, Superintendente del Medio Ambiente (SMA).

El costo del escape

La SMA estimó que Mowi generó daños ambientales irreparables. Pero la firma sostiene que ha cumplido plenamente con la normativa que se aplica a sus operaciones. En sus descargos, destaca que ninguna investigación oficial del accidente en tribunales u otras reparticiones ha concluido con total claridad la existencia de antecedentes que revelen su responsabilidad en la cadena de fallas que terminó con el escape. 

Mowi sostuvo durante el proceso que los posibles daños directos e indirectos de los escapes podrían evidenciarse años después y que el salmón fugado no se reproduce ni menos sobrevive en el medio libre. Pero hay registros de que un mes y medio después del escape investigadores de la Universidad de Concepción hallaron un ejemplar vivito y coleando en el río Lenca a 85 kilómetros aproximadamente  desde su jaula original.  En otras zonas también se han reportado salmones, que se atribuyen al gran escape del 5 de julio de 2018.

También destacó que las autoridades sanitarias regionales descartaron que se haya producido un riesgo para la salud pública por la fuga. “Mowi Chile reitera, una vez más, su firme convicción de que el accidente, así como la fuga de peces, no generó daño ambiental. La resolución de la SMA se basa exclusivamente en una presunción legal que no tiene fundamento científico”, dijo la empresa tras recibir la multa. Para este artículo Mowi se abstuvo de responder.

Sobre la recaptura, la compañía sostuvo que gracias a sus acciones logró revertir las bajas tasas de Sernapesca, destacando su asociación con los pescadores artesanales, que elevó el cómputo a 194.624 ejemplares capturados, un tercio de lo que huyeron. Ello implicó un pago de $ 32 millones a los trabajadores. Añadió que es de conocimiento público que una gran cantidad de salmón fue capturado por terceros y luego vendido en el comercio informal. Hasta la fecha Mowi ha estimado el costo del escape en más de US$ 3 millones 

“La empresa reconoce que pudo haber recuperado más salmones, sin embargo, como el Sernapesca le informó que estos no serían considerados en el cómputo de recaptura para efectos de la presunción, Mowi optó por no recuperar más, dejándolos en el medio ambiente o a disposición de las personas para su consumo”, añadió De la Maza. 

La multa se produce cuando las autoridades están toman medidas más enérgicas contra las fugas y problemas ambientales relacionados con el mercado del salmón en el país, que es uno de los motores de las exportaciones. 

Después de este caso, la industria fue obligada a sistemas de monitoreo continuo y en línea de sus jaulas en el mar, y sus estructuras comenzarán a ser mejor controladas para demostrar que no riesgo de hundimiento. Ni fuga.

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