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Axel Kaiser: “La DC, si fuera consecuente con sus principios, debería abandonar el gobierno y pasar a la oposición”

El crítico diagnóstico del liberal Kaiser no deja lugar a dudas: las reformas están ocasionando un daño tan profundo al país que ni siquiera un posible nuevo gobierno de Piñera podrá revertir, si gana la elección.

Por: Rodrigo Martínez | Publicado: Viernes 14 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.
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"Felicitaciones. Eres una fuente de inspiración para mucha gente", le dice un hombre de traje a Axel Kaiser en medio de la entrevista en un Starbucks del barrio El Golf. "Gracias. Es una locura lo que está pasando", responde el director ejecutivo de la liberal Fundación Para el Progreso (FPP) y columnista estable de Diario Financiero, mientras su voz seria sobresale entre las conversaciones del café para hablar, claro, sobre la coyuntura política del momento. Ya paró la lluvia. Pero la evaluación es de una tormenta política en el momento.

-¿Cuál es el diagnóstico que hace del momento del bloque oficialista, tras "realismo sin renuncia", cónclave y confusión democratacristiana?
-Creo que Bachelet tiene claro que desde su punto de vista ella tiene que seguir con las reformas. Ella cree en las reformas. Hay un tema de ideología, de fe de por medio, que no va a transar, que la izquierda que gobierna no va a transar y, por lo tanto, están determinados a seguir adelante con el proyecto. Dadas las circunstancias económicas, de popularidad de la clase política y los demás problemas que están surgiendo, se han visto en la obligación de ponerle pausa al avance en las reformas y algunos probablemente dentro de la Nueva Mayoría, especialmente la Democracia Cristiana, tal vez pensaron en frenar las reformas definitivamente. Y eso es lo que está llamando a la confusión, que no hay una determinación totalmente clara respecto de seguir adelante con las reformas por el efecto que están teniendo en el país y hay gente de la vieja guardia de la Concertación que es contraria a las reformas. José Joaquín Brunner en materia de educación, Eduardo Aninat en materia tributaria... y suma sigue, y la Democracia Cristiana debe acusar ese impacto.

-¿Pero la idea de una moderación en la reformas, entonces, no pasa de ser algo cosmético?
-Creo que es cosmético. No hay un cambio de filosofía, ni visión del mundo, ni de programa. Sigue siendo el programa socialista, redistributivo, igualitarista, estatista, el que este gobierno está llevando adelante. La Democracia Cristiana se está prestando vergonzosamente para darle un piso político a un proyecto que está arruinando al país, más allá de sus expresiones. La Democracia Cristiana se está prestando para un programa de gobierno que está destruyendo los fundamentos del éxito de Chile. Esa es la realidad. Es una vergüenza que la Democracia Cristiana esté en una misma coalición de gobierno con un grupo de políticos que no solamente ha sido severamente cuestionado en lo moral, desde el punto de vista de la corrupción y los escándalos en los que se han visto involucrados, sino que -más importante- un grupo de políticos que está llevando adelante un proyecto que es tremendamente destructivo para Chile y además al servicio de la música que toca el Partido Comunista, que es un partido que todavía endosa una ideología totalitaria, que es un partido que acabamos de descubrir que está metido en alianzas inaceptables como las FARC en Colombia y que además fomenta el terrorismo en el sur del país. Y todo eso la Democracia Cristiana está dispuesta a aceptarlo porque su afán de poder es tan ilimitado, que no tiene ningún principio que esté dispuesta a transar. La Democracia Cristiana si fuera consecuente con sus principios y con lo que el país realmente necesita, debería abandonar el gobierno. Y debería dejar que el gobierno de Bachelet se las arregle sin ellos y pasar a la oposición activa, porque este es un gobierno socialista de inspiración colectivista en que el Partido Comunista juega el rol determinante y no puede ser que el Partido Demócrata Cristiano, que se supone que ha sido siempre la alternativa al comunismo en el mundo, termine apoyándolo.

-Bueno, hay coaliciones de la DC con partidos como RN en otros países...
-Evidente. Lo que pasa es que aquí todavía el fantasma del régimen militar y del "Sí" y del "No" divide y los actores políticos no se han enterado que estamos viviendo en el siglo XXI.

-¿Cómo ve la férrea defensa del gobierno del "programa" pese a la caída en las encuestas?
-Creo que es una buena noticia para Chile que la popularidad de un gobierno que está destruyendo los fundamentos del sistema que nos permitió salir adelante esté en el suelo. Habla bien de la ciudanía que rechace tanto la figura de la Presidenta –más allá de los escándalos de corrupción que involucran a su familia-, como el programa de gobierno en sí. Da esperanzas de que la ciudadanía aprendió hasta cierto punto la lección de que el socialismo no funciona, nos arruina y destruye nuestras oportunidades, y afecta a los más desposeídos. Sería una tragedia para el país tener un gobierno populista como este con niveles de aprobación altos porque entonces la destrucción que serían capaces de realizar sería prácticamente irreversible después, como podemos ver en Argentina, en Ecuador, en Bolivia, en distintos países.
-Pero ese deterioro en las encuestas no parece traducirse en un giro en la conducción del gobierno...
-Es que ellos tienen una ideología y ellas son materia de fe y no de razón. Y ellos están dispuestos a llevarlas adelante independiente de los costos que el país tiene que pagar, porque ellos no lo van a pagar porque a ellos les pagan los contribuyentes y si salen de ahí tienen una serie de organismos internacionales donde pueden ir a trabajar.

-¿Cómo la Cepal?
-Sí, como la Cepal. El ministro Arenas ha sido el ministro de Hacienda más incompetente que ha tenido Chile desde (Pedro) Vuskovic bajo el gobierno de la Unidad Popular y ahora está trabajando en la Cepal. Es una persona que no sabe nada sobre qué es lo que hace que las naciones prosperen, absolutamente todas sus proyecciones resultaron equivocadas y su reforma (tributaria) es un desastre. Pero volviendo a lo anterior, en la Nueva Mayoría no están dispuestos a retroceder porque creen firmemente en esto. Y esto es lo que le cuesta entender a la gente y a la derecha especialmente: es un problema de fe, de religión.

-También ha criticado justamente esa "falta de fe" en la derecha ... ¿cómo ve a la clase política de cara a las elecciones legislativas, en un marco donde usted anticipa un mayor deterioro económico?
-Va haber un mayor deterioro económico, eso es claro. El precio del cobre no se va a recuperar en lo sustancial, las expectativas están en el suelo y la presidenta Bachelet las acaba de sepultar aún más con las últimas declaraciones que hizo. Eso no se va a recuperar y la economía va a andar cada vez peor. En cuanto a la proyección política creo que va a ser interesante la competencia entre Piñera –que va a terminar siendo candidato- y sus rivales. La pregunta es si derrota al adversario de la izquierda, que no tenemos claro quién va a ser. Pero ni siquiera un gobierno de Piñera va a ser capaz de revertir el daño que se ha creado a la imagen de Chile, a la seguridad pública, a las instituciones económicas, si no cuenta con un apoyo en el Parlamento para deshacer las reformas estatistas de este gobierno. Veo tiempos muy complejos, y nada apunta a calmar las aguas y recomponer las expectativas y los estados de ánimo. Todo lo que se está haciendo es al contrario.

-¿Y luego del episodio de las reformas ve a un Piñera con un discurso "progre", como usted ha calificado a la derecha, o ve más bien un regreso a los fundamentales del modelo?
-Creo que el gobierno de Bachelet izquierdizó tanto las cosas que a Piñera lo dejaron del lado más liberal. Las reformas han sido tan malas e implementadas tan incompetentemente que para Piñera va a ser fácil enarbolar un discurso más liberal de un regreso a la cordura fiscal, de instituciones y sanidad del gasto público. Creo que él va a tener que marcar una diferencia clara con la izquierda en el sentido de que defiende principios que son opuestos a los que están destruyendo Chile. Es decir, que él no es "más de lo mismo", sino alguien que viene a arreglar el problema. Trabajo y seguridad debieran ser el lema del presidente Piñera en la siguiente elección.

-Pero se le ha criticado justamente no haber resuelto el tema de la inseguridad durante su mandato, cuando prometió que se acababan las "puertas giratorias"...
-Efectivamente eso es lo que le van a criticar y él se va a tener que refugiar en alguna respuesta ingeniosa y, obviamente, eso consiste también en culpar al adversario político. Pero esta vez tiene que plantear respuestas concretas. ¿Le va a dar un respaldo a Carabineros de Chile o se lo va a quitar como lo hizo su ministro Hinzpeter, que fue un desastre de ministro del Interior? ¿Va a poner mano dura en el sur contra el terrorismo, si es necesario llegando a cualquier medida que las leyes establezcan o va a dejar que pase el tiempo y no hacer demasiado como en su gobierno? ¿Qué le va a ofrecer un eventual gobierno de Sebastián Piñera a la población en Chile respecto de su seguridad? Tiene que decirlo y concretamente.

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