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DF TAX | Algunas reflexiones al anuncio de reforma tributaria del Presidente Piñera

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Tras una larga espera, hemos escuchado los primeros anuncios presidenciales en materia tributaria, que dan un escaso indicio de los lineamientos que sobre esta materia tendrá el gobierno.

Al respecto, el Presidente Piñera planteó como principal medida la "modernización del sistema tributario", para lo cual se requerirá no sólo efectuar modificaciones a la reforma anterior para corregir sus evidentes deficiencias, sino además la innovación y creación de nuevos incentivos que permitan fomentar el crecimiento y, por consiguiente, el ahorro, la inversión y el empleo.

Debemos enfrentar los anuncios con optimismo, pero con cautela. Lo primero, la corrección de deficiencias, es evidente. La administración anterior nos legó un pequeño monstruo, deforme y de tres temibles cabezas: la primera, una ley poco clara, tanto así que el SII ha debido emitir muchas circulares y oficios aclaratorios; la segunda, un sistema difícil de entender e imposible de aplicar para los ciudadanos comunes, lo que atenta contra el anhelo del principio de que la ley se entiende conocida y entendida por todos; y, la tercera, un SII con facultades de interpretación y fiscalización que exceden cualquier lógica razonable, atentando contra la certeza jurídica.

Por lo anterior, las correcciones en esta materia tienen una clara dirección: dar claridad y certeza respecto de la ley, simplificar el sistema tributario y su aplicación, y limitar las facultades interpretativas del SII para evitar abusos en esta materia.

Como es lógico, nuestro complejo y deficiente sistema actual no es fruto de la casualidad. Se intentó poner limitaciones a los abusos de algunos contribuyentes que, haciendo mal uso de la ley y forzando su alcance, se aprovecharon indebidamente. Pero ello no puede llevar al extremo de prohibir la libre realización de operaciones comerciales que nada tienen que esconder. En este sentido, la norma anti elusión deberá ser revisada y, esperemos, modificada. En este mismo sentido, el texto de la nueva ley deberá ser orgánicamente claro y simple, y permitir al contribuyente una deseada certeza frente a la extensión y alcance de sus disposiciones.

De conformidad con lo anterior, se pretendió castigar a quienes se aprovecharon y mal utilizaron el FUT; sin embargo, el resultado de una "reforma reformada" fue un engendro poco amigable, cuya implementación ha resultado prácticamente imposible para los pequeños y medianos contribuyentes. La enorme cantidad de declaraciones juradas, que se suma a la ya mencionada complejidad intrínseca de contar con dos sistemas tributarios, es un elemento que sin duda deberá ser revisado. De ello cabe esperar la supremacía de la razón y la unificación en un solo sistema tributario, completamente integrado, que permita la simplificación del cumplimiento impositivo.

Nos hubiera gustado conocer más detalles de lo que se pretende reformar, corregir, o perfeccionar para hacer más simple nuestro sistema. Son muchas las normas que podrían ser modificadas para lograrlo. Por ejemplo, el exceso de celo que hay en ciertas operaciones que se realizan entre partes relacionadas, que no tendrían por qué ser sancionadas por la ley por ese solo hecho, sino solamente cuando con ellas se pretenda evadir impuestos. Así hay muchos ejemplos.

Finalmente, sería deseable que el Presidente recapacite y baje el impuesto a las empresas, o al menos los iguale al promedio de la OCDE, tal como lo anunció en su campaña, de manera de generar más ahorro, inversión y empleo.

Estaremos atentos e impacientes a las propuestas que se realicen.

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