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Duro balance del WEF: “El boom de los commodities fue una oportunidad perdida para América Latina”

Xavier Sala-i-Martin destaca que los países que más avanzaron en estatizaciones e intervencionismo son los que más cayeron. En Chile resalta el problema de la rigidez laboral.

Por: Rodrigo Cárdenas | Publicado: Miércoles 30 de septiembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Atrás quedaron los "vientos de cola" que empujaban a las economías emergentes durante el boom de los commodities. Hoy lo que sopla en el mundo son "vientos de cara", que están impactando a todos y, en especial, a esta parte del mundo. Y, en momentos como estos, a los que mejor les va es a los más competitivos.

Así lo ve el creador y asesor jefe del Índice de Competitividad Global del World Economic Forum (WEF), Xavier Sala-i-Martin, quien en conversación con Diario Financiero analizó los elementos más destacados del reporte de este año, con especial atención en Chile.

El profesor de la Universidad de Columbia dice que la competitividad en el mundo pareciera estar estancándose, lo que a su vez ha tenido una correlación en la desaceleración global del último tiempo.
Respecto de Chile, el académico destaca los temas laborales como el principal problema del país, lo que se suma a los problemas externos que impactan a la actividad local.

- El informe destaca la "nueva normalidad" que vive el mundo, con menor crecimiento y productividad. ¿Cómo evalúa el actual escenario?
- Claramente, hay factores macroeconómicos de corto plazo que están siendo un viento de cara para las economías, sobre todo para las emergentes, como la incertidumbre generada por la desaceleración de China, que está afectando al segundo factor, que es la caída en picada de las materias primas -y aquí la consecuencia para Chile es obvia-, pero también el nuevo estadio de la política norteamericana con la inminente subida de tipos de interés, los capitales que salen del mundo emergente hacia Estados Unidos, revaluación del dólar, etc.
El segundo problema es que en los países desarrollados parece que la salida de la crisis es más lenta que lo habitual. Lo normal era que cuando se llegaba al fondo, la economía rebotaba y ahora hace siete u ocho años que Estados Unidos está saliendo de la crisis y todavía no acaba de salir. Europa claramente no ha salido, está todavía muy por debajo del potencial, y Japón ha recaído por tercera vez.
Por eso, ante el mundo emergente desacelerado, el desarrollado que no acaba de correr, nos preguntamos si esto de crecer poco será la nueva normalidad.

- ¿Qué impacto tiene la competitividad en ayudar a las economías a salir de las crisis?
- Lo que muestran los datos es que los países que más resisten las crisis y los que más rebotan después de las crisis, son los más competitivos. Existe una correlación positiva entre resistencia y competitividad.

- ¿Hay problemas de competitividad en este nuevo escenario?
- En el mundo, en su conjunto, la competitividad se está como congelando y esto refleja también en parte lo que estamos viendo en la economía. Por ejemplo, hace años que vemos que China se ha quedado estancada en el índice y el crecimiento económico parece que está siguiendo lo que pasó con la competitividad.

- América Latina pierde terreno...
- Lo más notorio de América Latina es la caída brutal de Brasil, de 18 posiciones, básicamente arrastrada por la descomposición de las instituciones, a pesar de que está muy bien a nivel más avanzado, de sofisticación empresarial, innovación, adopción de tecnologías, etc. Pero los escándalos de corrupción de los últimos años y también el ambiente macroeconómico están sepultándolo. También caen por razones similares Bolivia y El Salvador y, al final de todo, tenemos los dos grandes desastres que son Argentina y Venezuela. Este último entra en los diez peores del mundo, rodeado de países africanos y de Haití.

- ¿Se desaprovechó el boom de los commodities para avanzar en las reformas?
- Fue una oportunidad perdida. Pero no es sólo una cosa de América Latina, esto pasa siempre. La gente deja de fumar cuando tiene un ataque al corazón. El problema del crecimiento es que las personas más bien posponen las reformas. América Latina tuvo un gran éxito en las reformas de primera generación. El problema es que las reformas de segunda generación, que son la liberalización de mercados, competencia, reformas educativas, todo eso se dejó para más adelante y, de hecho, los países que más están colapsando son, no sólo los que no hicieron esas reformas, sino que fueron para atrás.
Los países que se estatizaron, los que hicieron que el sector público fuera más intervencionista, por ejemplo Venezuela, Ecuador, Argentina. Incluso Brasil, después de liberalizar en los años de Lula ha ido para atrás.
Todos esos países, mientras más han echado para atrás las reformas de segunda generación, más están sufriendo ahora. Y ahora, cuando las cosas están mal, va a ser mucho más difícil hacer las reformas. Las reformas había que hacerlas durante el súper boom, cuando se crecía.

- Ahí el rol de los liderazgos políticos es clave...
- Exactamente. Hay que hacer los deberes cuando las cosas van bien. Cuando van mal, es mucho más difícil.

- ¿Cómo ve a Chile en este escenario más deteriorado?
- Muchos de estos vientos no son culpa de Chile. Chile sufre porque caen las materias primas y sufre porque China sufre, porque Brasil sufre, porque se revaloriza el dólar. Nada de esto es culpa de Chile, entonces la pregunta es cómo resiste Chile estos vientos adversos y la respuesta es competitividad, que es un abanico gigante de factores que van desde las instituciones hasta la innovación, pasando por la macroeconomía, la eficiencia de mercados, etc.

- ¿Hay elementos internos que están dañando la competitividad?
- Es verdad que Chile ha bajado posiciones, pero el ranking es relativo, mirar solo las posiciones es peligroso.

- Pero hemos venido bajando casi sostenidamente, desde la posición 22 a la 35...
- Sí, por eso, el primer punto es el ranking, que es relativo. Y otra cosa son las notas, y es verdad que la tendencia de las notas ha sido a estancarse o ir un poquito para atrás. Las principales fuerzas de Chile, a pesar de esa leve tendencia a la baja, son la eficiencia de sus mercados, la calidad de la educación avanzada, el manejo macroeconómico, y el marco institucional, del cual es de los líderes en América Latina.
Por lo tanto, la primera generación de reformas no tiene problemas. Los problemas o las caídas importantes de Chile vienen en la regulación laboral, en la mala preparación de la fuerza laboral.
El tercer gran problema de Chile es la ineficiencia de la burocracia, y el cuarto es la insuficiente capacidad de innovar y de diversificar. Chile sigue dependiendo demasiado del cobre. Ha tenido muchos años durante el súper boom de los commodities haciendo grandes programas de diversificación, pero no se ha conseguido lo suficiente. No se ha conseguido hacer el salto hacia la economía de la innovación y, por lo tanto, está más desnuda ante estos vientos de cara.

- ¿Una reforma laboral que rigidice más el mercado impactará más en la competitividad?
- Como representante del WEF no voy a recomendar nada, porque el WEF no recomienda políticas sobre qué se tiene que hacer. Lo que hacemos en este informe es decir "miren, aquí tienen un problema", y la razón por la que el foro no recomienda es que hay muchas maneras de solucionar un problema. Cada país, cada partido político, tiene su manera de solucionarlo. Nuestra misión en el foro es medir, mostrar a los políticos lo que nosotros hemos visto, decirles estas son sus fortalezas, estos son sus defectos, y a partir de aquí diseñen las políticas que crean que son necesarias.

- ¿Cómo ve el tema de las eficiencias de mercado en el país?
- Las grandes caídas son en los sectores que he mencionado antes. Hay subidas en el apartado tecnológico, hay subidas en el apartado de sofisticación empresarial, en los términos de eficiencia financiera la cosa queda más o menos igual. En la flexibilidad laboral es donde hay caídas espectaculares y en mercados de bienes y servicios quedamos igual.


"La base de la desigualdad es la desigualdad educativa"
- El informe ve que uno de los principales problemas para hacer negocios en Chile es la inadecuada educación de la fuerza laboral. ¿Hay que enfocar los cambios en el sistema educacional para avanzar en competitividad?
- Esta es una cosa que enfaticé bastante cuando estuve en Chile en enero, porque el debate que había en aquel momento era el educativo. Ahí dije que el debate estaba desenfocado, porque se estaba hablando mucho de las tarifas universitarias, cuando desde mi punto de vista los empresarios se quejan de que reciben del sistema educativo estudiantes no preparados, lo cual a mi me indica que el problema está en el sistema educativo universal, es decir, en la calidad del sistema primario. Chile tiene grandes universidades a nivel mundial.
No hay duda que a nivel universitario Chile está en posición de liderazgo, pero al lado de esas grandes universidades de calidad vemos escuelas primarias y secundarias de bajísima calidad, es decir, que la base de la desigualdad económica reside en la desigualdad educativa. Por lo tanto, yo pondría el énfasis de las reformas educativas más en la primera y secundaria que en la universidad. Además, la educación tiene que ser moderna. Hoy hay una revolución, no a nivel de país, porque no hay ningún país que lo haga, pero hay muchísimas escuelas en diferentes países del mundo que ya están revolucionando el sistema educativo y Chile no se puede quedar atrás, especialmente en la educación primaria.

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