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El cambio de mano en la DC

La llegada de Carolina Goic a comandar el partido, no sólo significará un nuevo estilo de conducción partidaria, sino también incidirá en el actual escenario político del oficialismo.

Por: Blanca Arthur | Publicado: Viernes 8 de abril de 2016 a las 04:00 hrs.
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En la Democracia Cristiana se respira una profunda sensación de tranquilidad. Luego del remezón que produjo la sorpresiva renuncia del senador Jorge Pizarro a la presidencia del partido en la Junta del fin de semana, el acuerdo al que llegó el resto de la directiva junto con los ex presidentes, descomprimió la tensión.


La opción de instalar a la cabeza de la colectividad a la senadora Carolina Goic, quien ocupaba la primera vicepresidencia, mereció el aplauso general, en parte porque se trató de una salida institucional a una situación que incluso amenazó con transformarse en una crisis cuando no se lograba la unanimidad, puesto que ello habría obligado a llamar a elecciones de inmediato.


Los costos que eso podía tener para dicho partido, exponerse a una disputa interna en un año en que debían aunarse los esfuerzos para la elección municipal, considerando además el desgaste que había significado la cuestionada conducción de Pizarro, fue el argumento que terminó por imponerse, lo que culminó con la decisión unánime de entregarle el mando a la senadora Goic hasta el mes de diciembre.


Una determinación que fue ampliamente acogida no sólo al interior de la DC por tratarse de una figura que, dados sus distintos atributos no genera anticuerpos, sino también en los demás partidos de la Nueva Mayoría que la perciben más cercana a sus posturas, como asimismo en el gobierno por el compromiso que ha tenido especialmente con su línea reformista.


Estas mismas circunstancias hacen presumir un nuevo estilo de conducción partidaria, además de un nuevo trato tanto con sus aliados como con La Moneda, pero además la irrupción en primera línea de Carolina Goic podría incluso incidir también en el panorama presidencial del oficialismo.

El desafío interno


Tomando las palabras de la propia parlamentaria, con su nominación se cierra un ciclo en la DC para empezar otro distinto, en el que el partido debe ser capaz de enfrentar los costos que ha tenido. Por su estilo conciliador, no apunta directamente al problema de imagen que arrastró la tienda durante el año en que Pizarro ejerció la presidencia cuestionado por el caso que afecta a sus hijos que recibieron platas de SQM por asesorías que no se habrían realizado.


Pero lo concreto es que de sus mismos dichos se desprende que uno de los principales desafíos de su gestión, será tratar de mostrar a un partido comprometido con la transparencia, para lo cual estableció de inmediato el criterio de que cuando se formalice a un militante, éste debe congelar la militancia, mientras que si se lo condena, la decisión es que abandone sus filas.


Para que la senadora Goic pueda cumplir su propósito confesado de tratar de recuperar la confianza de la ciudadanía en la DC, desde todos los sectores del partido destacan que haberla puesto a ella en la presidencia fue la mejor opción, al considerar que se trata de una figura joven que da muestras de renovación, que es atractiva, carismática y con un perfil no contaminado con las prácticas de los políticos tradicionales.


En la tarea interna que le corresponde, que tiene como meta lograr buenos resultados en la elección municipal, el ánimo de la nueva presidenta es trabajar de manera lo más unitaria posible, a lo que colabora que tiene un liderazgo que trasciende a los grupos internos, al no responder a la lógica de los lotes que siempre ha caracterizado el accionar de la DC.


Tanto es así que aun cuando se la sindica como parte del sector de los "colorines" de Adolfo Zaldívar, ello se debe más que nada a que éste fue quien la estimuló a incursionar en política, aunque no por ello lo siguió como otros cuando abandonó el partido, puesto que de hecho, sus posturas políticas se acercan a las del grupo más progresista conocido como los "chascones".


Considerada, en todo caso, como esencialmente demócratacristiana, desde el interior de dicha tienda apuntan a que sin duda se abocará a tratar de conciliar todas las posiciones para que la DC aparezca con una mirada común, porque cree que las discrepancias internas le han producido un importante daño al partido.


Dicha intención, pese a que es aplaudida, también genera cierta inquietud en algunos de los dirigentes del sector más moderado que perciben la posibilidad de que, por sus posiciones, el partido adquiera un sello más izquierdista que le impida perfilarse con identidad propia al no marcar diferencias con sus aliados.

Compromiso reformista


Conocida es la condición de bacheletista de Carolina Goic, como asimismo su compromiso incondicional con el programa de reformas, lo que confirmó de manera nítida con su postura durante la tramitación de la reforma laboral, donde marcó una clara diferencia con la línea que sostenía casi todo el resto de los senadores de su propio partido.


Pese a que tanto ella como distintos dirigentes desestiman que se la pueda tildar de izquierdista, apuntando a que lo que la caracteriza es más que nada una marcada sensibilidad social, nadie desconoce que la presidenta de la DC será más cercana al gobierno que sus antecesores.


En esa línea, desde la DC se destaca que difícilmente asumirá una postura similar a la de Ignacio Walker, quien planteó sus diferencias con los llamados "matices", ni que tampoco tendrá una posición como la que adoptó Pizarro, quien pasó der uno de los más bacheletistas a una postura crítica, básicamente porque para sostenerse en el cargo necesitaba contar con el respaldo de los personeros más distantes del gobierno.


Como indican al interior del partido, lo mismo que perciben en el resto del mundo político, todo hace suponer que la senadora Goic será una aliada incondicional de La Moneda e incluso no se descarta que pueda ir más allá del realismo que se está instalando, sumándose a quienes abogan para que se cumpla al máximo con los compromisos adquiridos. De hecho, ella se resistió a acuñar el término recientemente adoptado por el gobierno en cuanto que "la obra gruesa está terminada", por considerar que quedan tareas pendientes, en lo que coincidió con el planteamiento del presidente del PC, Guillermo Teillier.


Ese compromiso con las reformas explica la gran acogida a su nominación por parte de los demás presidentes de partido, pero además, la satisfacción que reconocen que hubo en La Moneda, especialmente en el entorno presidencial, porque con la senadora Goic liderando la DC, no sólo se le facilita a la mandataria el entendimiento con ese partido, sino que sus posiciones pueden ser un factor que ponga fin a las dicrepancias en la Nueva Mayoría.

Panorama presidencial


Lo concreto es que la tarea autoimpuesta por la senadora magallánica, es tratar de sacar adelante a la DC del trance que ha pasado este último año, para lo que su sello será actuar con un espíritu unitario, pero también intentando la identificación del partido con los compromisos de cambio contenidos en el programa.
Con ese ánimo, Goic enfrentará la gran prueba de fuego que será la elección municipal, donde el desafío es que su partido se mantenga como el más grande del conglomerado oficialista, de manera de quedar bien posicionado, no sólo para la futura competencia parlamentaria, sino especialmente para la presidencial.


Como en la DC asumen que no tienen una carta fuerte para confrontar a sus aliados, no pocos estiman que si la gestión de la senadora culmina con un buen resultado, ella misma podría perfilarse como presidenciable, considerando que probablemente por su estilo, tendrá una buena performance en las encuestas.


Por ahora, en todo caso, es una idea que estaría completamente alejada de sus planes, como ella mismo lo reconoció cuando a hace poco comenzó a sonar su nombre. En ese contexto, quienes la conocen apuntan a que jamás ocuparía el cargo para beneficiarse, sino que abogará para que emerja el máximo de liderazgos presidenciales de su partido, porque de lo que está segura, es que la DC no puede renunciar a postular a un candidato de sus filas.


Teniendo en cuenta que para eso falta tiempo, lo claro es que el cambio de mano en la DC, no sólo puede modificar el escenario de la relación del gobierno con toda la Nueva Mayoría, como la de los propios partidos entre ellos, sino también podría incidir en un nuevo panorama presidencial.

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