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El tránsito de Alejandro Jadresic

El exministro de Energía y actual decano de la UAI reflexiona sobre su paso por Ciudadanos, “lamentablemente, fue un fracaso colectivo”, y cuenta cómo terminó apoyando al actual gobierno.

Por: Rodolfo Carrasco | Publicado: Viernes 19 de octubre de 2018 a las 04:00 hrs.
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El edificio donde trabaja Alejandro Daslav Jadresic Marinovic tiene una vista privilegiada de Santiago. A los pies de la cordillera, el decano de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, cuenta por qué ha decidido dejar la academia: “Será hasta marzo de 2019. Tomé la decisión de no seguir, porque es suficiente con 12 años en el decanato”, explica de entrada. Quiere darse un tiempo, volver a la consultoría y enfocarse en la presidencia de la Fundación Chile, que acaba de asumir en julio recién pasado.

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Hijo de embajador de origen croata y exministro de Energía, desde este punto de inflexión hace una pausa y repasa su trayectoria, su paso por Ciudadanos y su futuro.

Del Liceo 8 a Harvard

“Estudié en lo que era el Liceo 8 –el actual liceo Arturo Alessandri Palma- durante años complejos, en la época de la Unidad Popular. Luego entré a la Universidad de Chile en dictadura y ahora, recordando los 30 años del plebiscito, rememoré algunas experiencias de esa época. Terminé ingeniería en una época en que se estaban haciendo las reformas económicas en Chile de los Chicago Boys” recuerda de sus años de formación, antes de llegar a Harvard donde le tocó compartir con Felipe Larraín y Jorge Marshall. Al año siguiente llegó a la universidad estadounidense Nicolás Eyzaguirre. “Fue un año excepcional. Tanto así que hicimos hasta un curso de historia económica de Chile adhoc para este grupo de alumnos”, cuenta.

-¿Cómo llegó a la política?

-Volví a Chile y coincidió con el proceso de creación de la Concertación. Cuando salió Patricio Aylwin me incorporé al ministerio de Economía, donde estuve cuatro años. Luego el presidente Eduardo Frei me ofreció ser ministro de Energía y acepté con agrado, pues me gustaban las políticas públicas y además Frei quería tener gente independiente. Yo siempre fui una persona de centro y no pertenecía a ningún partido. Pude participar en la Concertación con esas características. Además, fue unan experiencia muy positiva, porque coincidió gente muy distinta pero que fuimos capaces de ponernos de acuerdo sobre la base de ciertos objetivos comunes.

- Después se sumó a Ciudadanos y ahora es presidente de la Fundación Chile en el gobierno de Sebastián Piñera, ¿cómo ha sido ese tránsito?

-Efectivamente yo no había militado en ningún partido, pero decidí hacerlo cuando se creó Ciudadanos -fui uno de los socios fundadores- que representaba a un grupo liberal de centro. Contaba en ese momento con un precandidato presidencial que era Andrés Velasco, al cual apoyé en su momento y el resto de la historia es conocida: al partido le fue mal, no eligió ningún candidato, Velasco tampoco salió senador y finalmente la historia termina en un fracaso. Ese partido está muerto en la práctica, yo renuncié al igual que mucha gente. Lamentablemente ese fue un fracaso colectivo. No fuimos capaces de armar algo que pudiera subsistir.

-Y decidió apoyar a este gobierno

-Hay que recordar que siendo militante de Ciudadanos, junto con otros compañeros tomamos la decisión de apoyar a Sebastián Piñera en la elección presidencial. Considerando las opciones que estaban presentes, me representaba mejor el programa de gobierno de Piñera. Lo apoyamos, pero sin ningún compromiso. Posteriormente el presidente me ofreció asumir la presidencia de la Fundación Chile que acepté muy honrado. Esta es una gran institución y un desafío muy bonito, porque la fundación tiene el norte del desarrollo de Chile mediante la innovación: cómo mediante proyectos innovativos logramos que Chile vaya avanzando. Históricamente la Fundación Chile es muy conocida por los aportes que hizo en desarrollar la industria del salmón, de los berries, de los alimentos, la energía solar… pero la pregunta es cuáles son los desafíos hoy y eso va cambiando. Eso es parte de lo que estamos haciendo en un trabajo colaborativo. Hay un tremendo equipo con mucha experiencia y habilidades de gestión. Vamos a seguir con muchos proyectos y pensar qué es lo que tiene que hacer la fundación a futuro.

-¿Cómo ve hoy la situación económica del país?

-Estamos en una situación expectante por las variables externas, pero hay que reconocer que dentro de ese marco, en el país se ha retomado el crecimiento. Me gustaría crecer más, pero ya estamos retomando el crecimiento. Tenemos desafíos fuertes: las tendencias proteccionistas, el déficit de EE.UU. que nos plantea dudas, además el gobierno ha enfrentado ciertos temas críticos que se habían ido postergando como el Sename, Carabineros y la Araucanía; y el déficit fiscal que también pone restricciones al crecimiento futuro, pero creo que se están abordando con prudencia y seriedad. Ahora entramos en la fase de reforma tributaria, pensiones, mercado laboral, en que creo que está bien orientada la acción. Aunque el panorama económico es complejo, yo soy optimista. Estamos en la dirección correcta, pero tenemos un tremendo desafío donde la Fundación Chile juega un rol, y es en cómo mejoramos la productividad en un marco en que necesitamos soluciones distintas, no las de hace 20 años. En la medida en que el país defina grandes desafíos y logre que todos trabajemos en la misma línea nos va a ir bien.

¿Sector público o privado?

-Usted fue ministro de Energía entre 1994 y 1998. ¿Cómo evalúa esa experiencia?

-Las dos cosas más importantes que me tocó liderar fueron la interconexión gasífera con Argentina y el programa de electrificación rural. El primero, un proyecto que en su minuto fue relevante, al poder contar con combustible de menor costo y más limpio. Hubo que armar el marco regulatorio y construir cinco gasoductos; eso tuvo años buenos, pero luego vino la crisis del gas. Sin embargo hoy vemos cómo ese proceso se ha retomado y tenemos flujos de gas de Chile a Argentina y viceversa. Si uno mira el largo plazo ve que fue una iniciativa positiva. Lo otro fue impulsar el programa de electrificación rural. Hay que recordar que en los años ‘90 prácticamente la mitad de la población rural no tenía luz.

-Y luego se integró al mundo privado, ¿son cosas muy diferentes?

-Los desafíos no son tan distintos. Se requiere mucha capacidad de reacción, de aunar voluntades. Es verdad que las normas son distintas, en el sector público uno aprende a actuar con normativas más rígidas, pero cuando alguien dice que ciertas cosas no se pueden hacer por culpa de la normativa, me surge la duda de si es porque no hay voluntad de avanzar. Al final, uno aprende a trabajar con la normativa existente o pedir que le cambien la ley. Desde el punto de vista profesional, para mí ambos han sido desafíos muy interesantes.

-¿Sus próximos pasos?

-El foco será la Fundación Chile y otras cosas que están por verse, pero primero quiero darme un tiempo.

Adiós a un ciclo de 12 años en la UAI

-¿Cómo evalúa sus 12 años en el decanato de la Universidad Adolfo Ibáñez?
-Ha sido una experiencia muy extraordinaria de verdad, el poder desarrollar una facultad de Ingeniería y Ciencias que era muy pequeña en una universidad en desarrollo. Actualmente la UAI es una de las líderes en ingeniería en el país y complementa muy bien lo que es la tradición y experiencia en negocios de esta universidad. Hemos crecido en unas cinco veces en términos de profesores, alumnos y en términos de programa y postgrados. Además hemos tenido la posibilidad de innovar en los procesos formativos: pudimos incluir algunos cambios que han sido adoptados por otros universidades como ser los primeros en acortar la carrera a cinco años. Nuestra formación está muy basada en el trabajo práctico y talleres.
Otra característica es el estudio de artes liberales. Todo alumno pasa por el core curriculum, que implica aprender de política, filosofía, literatura, ciencia y arte; es una educación integral adaptada a los desafíos del siglo XXI.
Otra innovación interesante es que nuestros alumnos hoy, en vez de hacer una memoria, terminan trabajando derechamente en la industria. Casi un 90% se titula haciendo un proyecto directamente en la industria con empresas con las que tenemos convenios de colaboración.

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