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Elecciones 2017 ¿Quién dominará el próximo Congreso?

A pesar de lo ocurrido en las Municipales, la Nueva Mayoría tendría mejores opciones. Gane quien gane, el margen será estrecho y serán necesarios los acuerdos.

Por: Felipe Saraos y Lourdes Gómez | Publicado: Lunes 14 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Que los resultados de la pasada elección municipal fueron negativos e incluso desastrosos para la Nueva Mayoría, parece haberse instalado como una verdad irrefutable. Así lo han asumido los líderes del bloque oficialista y el propio gobierno desde la misma noche del 23 de octubre. En efecto, el conglomerado perdió en comunas altamente relevantes como Santiago y Providencia, y en el balance total sacó menos alcaldes que Chile Vamos.

Sin embargo los números que dejó la pasada elección esconden un escenario que podría ser esperanzador para el oficialismo, pensando en los desafíos electorales futuros, específicamente las elecciones parlamentarias del 2017.

Al extrapolar las cifras obtenidas por los dos grandes bloques políticos en las municipales, simulando el comportamiento de los votantes en los comicios del próximo año, el resultado es favorable para la Nueva Mayoría.

Ese fue el ejercicio realizado por la consultora Seshat, empresa dedicada al análisis de información, tomando como base los datos arrojados por el Servicio Electoral (Servel).

"El Servel, con su último sistema de resultados, permite agrupar la cantidad de votos por distintas variables, tales como local de votación, comuna, distrito, circunscripción y región. En ese sentido, sumamos los votos de las comunas para formar los distritos", explica Álvaro Bellolio, director ejecutivo de Seshat.
La elección de concejales es especialmente relevante a la hora de hacer proyecciones, y esto es así por varias razones. En primer lugar, es una elección que permite tomar el pulso al real peso de cada fuerza política, dado que por lo general todos los partidos o integrantes de una lista postulan algún candidato en cada comuna. No ocurre lo mismo con la elección de alcaldes, donde los partidos deben negociar para nominar a un solo candidato por lista.

"Debido a que hay muchos candidatos a concejales, los votantes tienden a ocupar un atajo e identificarlos por su partido, por lo que se adapta mucho mejor al sistema de elección de diputados que también funciona de la misma manera", agrega Bellolio.

Otra razón potente para analizar la votación de concejales es que este proceso es el que más se asemeja a las parlamentarias de 2017, que por primera vez se realizarán bajo el nuevo sistema electoral que reemplazó al binominal. Ambas elecciones utilizan el método D'Hondt, consistente en asignar los escaños disponibles proporcionalmente según la votación de cada lista (ver recuadro).

Los resultados

Aislando el resultado en la elección de alcaldes y analizando lo ocurrido en las urnas con los concejales, las municipales 2016 fueron favorables para la Nueva Mayoría, que se quedó con el 47,09% de los sufragios versus Chile Vamos, que obtuvo el 39,51% de las preferencias.

Al observar los resultados por cada comuna y situarlos en el plano de 2017, que además tendrá una reorganización de los distritos y circunscripciones, la simulación de Seshat arroja un triunfo del bloque oficialista, que obtendría 87 de los 155 nuevos diputados. La oposición, en tanto, sólo elegiría 67.
La Nueva Mayoría se impondría en casi todos los distritos, en seis de ellos habría empate, y sólo en dos Chile Vamos superaría al oficialismo en número de diputados electos (distrito N°11: Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, La Reina y Peñalolén; y distrito N°12: La Florida, Puente Alto, Pirque, San José de Maipo y La Pintana).

La balanza también se inclina a favor del bloque oficialista en la elección de senadores, aunque con un margen mucho más estrecho. La Nueva Mayoría lograría 13 escaños, mientras que Chile Vamos se quedaría con 10. Lo anterior considerando que en 2017 corresponde renovar sólo a los legisladores de regiones impares. Así, de las siete circunscripciones en disputa cuatro quedarían empatadas con 1 senador por cada bloque (Arica-Parinacota, Tarapacá, Atacama y Aysén) y en tres se impondría el oficialismo (Valparaíso, Maule y La Araucanía). En ninguna región ganaría la oposición.

Las zonas emblemáticas

Las municipales 2016 y su estela destructiva para la Nueva Mayoría, demostraron que en este tipo de elecciones no necesariamente gana quien obtiene más votos o quién logra el mayor número de candidatos electos. No todas las zonas geográficas valen lo mismo en términos políticos y el peso específico de algunas les ha valido el apelativo de "emblemáticas".

Considerando a la Región Metropolitana como una de ellas, la simulación realizada por Seshat ofrece un panorama interesante respecto a las parlamentarias 2017 en comparación con la elección de 2013.
Ese año aún imperaba el sistema binominal y de los 16 distritos de la RM en 2 la ex Concertación logró quedarse con los dos escaños disponibles (distrito N°25: La Granja, Macul, San Joaquín; y distrito N°27: El Bosque, La Cisterna, San Ramón). La entonces Coalición, en tanto, sólo mantuvo su doblaje histórico en el distrito N°23 (Las Condes, Lo Barnechea, Vitacura).

En 2017 y producto de la reforma al sistema, las comunas de Santiago, Providencia, Ñuñoa, Macul, San Joaquín y La Granja formarán un solo distrito (N°10) que elegirá 8 diputados. Según la proyección de Seshat, 4 de ellos serían para la Nueva Mayoría, 3 para Chile Vamos y 1 para Revolución Democrática.
En contraste, la oposición mantendría su predominio en la zona oriente de la capital incluyendo más comunas, ya que el nuevo distrito N°11 agrupará a Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, La Reina y Peñalolén. Allí se quedaría con 5 diputados, versus sólo 1 para el bloque oficialista.

Chile Vamos también sacaría más diputados en La Florida y Puente Alto, que ahora estarán juntas en el distrito N°12, obteniendo 4 contra 3 de la Nueva Mayoría.

En el resto de la Región Metropolitana el oficialismo se impondría, salvo en el nuevo distrito N°14 que agrupará a las comunas rurales de la zona sur-poniente, donde habría un empate. Sumando y restando, en la RM resultarían electos 24 diputados de la Nueva Mayoría, mientras que Chile Vamos lograría 22.
Igualmente estrecha sería la diferencia en Valparaíso, donde la Nueva Mayoría obtendría 9 diputados versus 7 de Chile Vamos. Habría empate en el distrito N°7, que incluye a todas las comunas del borde costero más Isla de Pascua, Juan Fernández y Casablanca, mientras que el bloque oficialista ganaría en el distrito N°6, que agrupa a las localidades de la zona interior de la quinta región. Y en cuanto a senadores se mantendría la tendencia: 3 para la Nueva mayoría y 2 para Chile Vamos.

En la región del Biobío se mantendría la leve ventaja que la NM logró en 2013, cuando consiguió dos doblajes en diputados. Los 7 distritos actuales serán reorganizados en 3 en 2017 y el oficialismo lograría 11 escaños frente a 7 de la oposición.

Correlación de fuerzas

Más allá del significado que pueda tener la predominancia en una determinada zona geográfica, en el Congreso los proyectos se ganan con votos. Por eso los principales bloques políticos buscarán contar con una mayoría que les permita, ya sea darle tiraje a la agenda del próximo gobierno o bien ejercer una oposición empoderada, según dónde quede situado cada conglomerado después de la elección presidencial.
Los datos de Seshat muestran que con sus 87 diputados, es decir el 56% de la cámara, la Nueva Mayoría tendría el piso suficiente para aprobar o rechazar buena parte de los proyectos del futuro gobierno, incluso aquellos que necesitan la mitad más uno de los votos (quórum calificado).

Sin embargo no ocurre lo mismo con muchas de las leyes más importantes, que requieren para su aprobación de quórums especialmente altos. Es el caso de las leyes orgánicas constitucionales, que se aprueban o modifican con cuatro séptimas partes de los parlamentarios en ejercicio (88 votos) y los proyectos que interpretan normas constitucionales, que necesitan el visto bueno de tres quintas partes (93 votos).

Si la NM se mantiene en el gobierno podría sacar adelante la agenda legislativa, aunque negociando con otros sectores en los proyectos de alto quórum. Si Chile Vamos gobernara, en cambio, necesitaría negociar siempre.

En el Senado, en tanto, proyectar un escenario es más complejo, ya que en 2017 se renovará sólo la mitad de los senadores (los pertenecientes a regiones impares). Esto quiere decir que en el próximo periodo parlamentario convivirán los senadores elegidos mediante el nuevo sistema y los de las regiones pares, elegidos en 2013 con el sistema binominal y que deben renovarse en las parlamentarias subsiguientes (2021).

Los Congresos de Bachelet y Piñera

El estado crítico en que se encuentran las relaciones entre el gobierno y la Nueva Mayoría era difícil de prever en 2014, cuando la presidenta Michelle Bachelet iniciaba su gestión con un congreso a su favor. El oficialismo había logrado la mayoría en ambas cámaras, con 68 diputados versus 48 de la Alianza, y 21 senadores contra 16 de la oposición.

Con todo, no era una diferencia que garantizara el éxito de todos los proyectos. Y en el transcurso del tiempo esa mayoría se fue diluyendo junto con el deterioro de las relaciones entre La Moneda y los partidos.
Distinto fue el escenario que debió enfrentar Sebastián Piñera al asumir su gobierno en 2010. La Coalición por el Cambio había logrado una frágil mayoría de 58 diputados versus 54 de la Concertación, pero en el Senado estaba en minoría, con 16 legisladores contra 19 de sus adversarios. Piñera estaba obligado a buscar acuerdos y varias veces acusó un "bloqueo legislativo" de la oposición.

Con las proyecciones sobre la mesa, tanto la Nueva Mayoría como Chile Vamos deberán abocarse a delinear estrategias para administrar de la mejor manera la presencia que actualmente tienen en los diferentes distritos y circunscripciones.

También tendrán disputar codo a codo el espacio que han ido ganando los independientes en las últimas elecciones y, por cierto, recuperar o reencantar a los potenciales electores que en octubre pasado se quedaron en casa y que, por ahora, son la única fuerza verdaderamente mayoritaria.

El poder independiente

Para el ciudadano común resulta cada vez más difícil confiar en los políticos. Y es que el creciente descontento social y la pérdida de credibilidad en las clásicas estructuras que están relacionadas con el poder han dado pie al nacimiento de un segmento de nuevos representantes que buscan, cada vez más, alejarse de la antigua visión de cómo hacer política: los independientes.

El respaldo de un partido ya no aparece tan determinante para enfrentar el reto de las urnas y este apoyo ha sido reemplazado por el sostén ciudadano. Así, el escenario del duopolio clásico que fortaleció el binominal ha cedido espacio a un tercer frente, cada vez más clave a la hora de viabilizar alguna propuesta legislativa.
En la última elección municipal, el alza en la votación de candidatos independientes, tales como René de la Vega en Conchalí, Gonzalo Montoya en Macul o Karen Rojo en Antofagasta, fue relevante.

Según la consultora Seshat, la población de chilenos que está siendo gobernada por un alcalde independiente aumentó casi 600.000 personas en comparación a la elección municipal del año 2012.
Si se revisa hacia atrás, los resultados de los definidos como independientes han ido adquiriendo una posición no menor al interior de las fuerzas políticas. En 2004, la división en la elección de alcaldes y concejales marcó un fuerte avance de los llamados candidatos "libres", arrojando más representantes de corte ciudadano. Esto se vio acrecentado en 2012, cuando empezó a regir la inscripción automática y el voto voluntario.

"Nunca antes desde el retorno a la democracia los independientes habían logrado superar los 650 mil votos. Este año lograron 820 mil, lo que representa un 17,4% de los totales de la elección, muy por superior de votaciones anteriores", explica la consultora.

Este año 52 de los 316 candidatos independientes que fueron a la elección, lo consiguieron, es decir, la tasa de efectividad alcanzó a 16,5%, la más alta desde 1992.

El Parlamento tampoco se ha quedado al margen de esta tendencia que comenzó a instalarse en el país. Actualmente, hay 13 diputados independientes en ejercicio: Giorgio Jackson, Gabriel Boric y Alejandra Sepúlveda que fueron electos bajo esta modalidad y otros diez representantes que, pese a que fueron electos bajo una militancia determinada, a lo largo del ejercicio de su cargo renunciaron a sus partidos.
En esta categoría se encuentran los ex Renovación Nacional Gaspar Rivas, José Manuel Edwards, Karla Rubilar, Germán Verdugo, Joaquín Godoy y Pedro Browne, los ex UDI Juan Antonio Kast, Ramón Barros, el ex DC René Saffirio y el ex PPD Pepe Auth. Esto, sin considerar aquellos que arriesgaron una fórmula mixta con una candidatura independiente pero integrada en una lista, como es el caso de Sergio Aguiló (IC), o los Nueva Mayoría Roberto Poblete e Iván Fuentes.

Esta tendencia ya había tenido sus primeros aprontes. El efecto Bianchi, durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, fue el indicio del creciente poder independiente. La disputa presidencial de 2013 consolidó su mayor peso, logrando 200 mil votos, que representan el 3,3% de los sufragios totales.
De acuerdo a Seshat, es posible que este comportamiento se mantenga al alza en los próximos comicios parlamentarios, cuyo sistema proporcional D'Hondt elige entre 3 a 8 diputados por distrito.

D'Hondt, el sistema que regirá las parlamentarias

Las próximas votaciones para ser parte del Parlamento serán las primeras con el sistema que reemplazó al llamado binominal. Se trata del método D'Hondt, que ya se utiliza en la elección de concejales y que consiste en repartir los cupos disponibles de acuerdo a la votación obtenida por cada lista o pacto electoral.
El total de votos de cada lista se divide sucesivamente por el número de cargos a elegir (total lista A, dividido por 1, por 2, por 3, etc.). Por ejemplo, si en un distrito se deben elegir 5 diputados, la votación total de cada pacto se divide 5 veces, obteniendo 5 resultados. Luego se ordenan en orden decreciente las cifras arrojadas por todas las listas y se asignan los escaños a las listas que hayan originado los 5 guarismos más altos.

Aunque usualmente los candidatos electos son los que tienen más altas votaciones, el sistema D'Hondt no es directamente proporcional.

Al considerar los apoyos de cada lista en su conjunto, permite que una altísima votación de un candidato pueda "chorrear" hacia sus compañeros de pacto si éstos tuvieron bajas preferencias.

Así, alguno de estos postulantes menos votados podría resultar electo, en desmedro de un candidato con más votos de otra lista, donde la distribución haya sido más pareja entre sus integrantes.

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