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Gabriel Silber: La batalla entre la DC y el Frente Amplio por la Cámara

Según el jefe de bancada del PS, Manuel Monsalve, la oposición enfrenta un “desafío de carácter estratégico”. El acuerdo administrativo “es clave para el contrapeso con el Ejecutivo”.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Viernes 1 de marzo de 2019 a las 04:00 hrs.
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El camino para encontrar acuerdos en la oposición ha sido complejo en esta segunda administración de Sebastián Piñera. Los más pesimistas no descartan que este escenario pudiera empeorar, si es que finalmente el Frente Amplio no da el brazo a torcer en su intransigente postura de quitarle el respaldo a la Democracia Cristiana para asumir la presidencia de la Cámara de Diputados.

De hecho, estas son las fuerzas que con sus particulares estilos de hacer oposición impidieron alcanzar una postura unitaria para enfrentar al gobierno, fraccionando en tres al sector opositor. El gallito con el que mantuvieron en suspenso a sus pares durante todo el periodo estival fue provocado por el rechazo del Frente Amplio (FA) a la forma en como el falangismo negoció con el Ejecutivo distintas iniciativas legislativas durante 2018.

En su afán por diferenciarse, tras sus últimos fracasos electorales, la DC optó por volver a sus raíces políticas. Sin embargo, su estilo de hacer “oposición constructiva” la condujo primordialmente a separarse del resto de la oposición, votando algunos proyectos alineada con el Gobierno. Si bien quienes han sido sus socios tradicionales, ya sea en la Concertación o en la Nueva Mayoría, optaron por “hacer vista gorda” –según admiten algunos-, el Frente Amplio –donde también hay miradas diversas sobre el tema- optó por castigar a la Democracia Cristiana amenazando con no votar por la carta falangista a presidir la Cámara de Diputados: Gabriel Silber.

Se nos vino marzo

Si bien la coalición no tiene el respaldo del resto de la oposición para eso, el hecho de que ni siquiera se logre aún un acuerdo sobre los pasos a seguir al interior del FA –pese a las reuniones que han sostenido- abre un escenario de total incertidumbre. El mismo que se generó en enero, pero que ansiosos por iniciar el receso parlamentario, todos prefirieron postergar para marzo la solución.

La desconfianza entre el falangismo -acompañado por el Partido Radical en su diseño opositor- y el Frente Amplio, generó que los primeros zanjaran un hecho esencial: no negociarán con la derecha para llegar a la mesa de la Cámara con Silber. Y no lo harán, porque tienen la convicción de que si el FA se mantiene en la postura de no aportar sus votos sólo será para arrinconar a la DC, obligándola a negociar con el oficialismo y hacerse cargo del costo político que ello implicaría.

Por otra parte, la derecha ha seguido atenta esta trifulca en la oposición, porque no faltan los que creen que podrían aprovecharla para cambiar el eje del poder en la Cámara. Aparentemente, no son muchos los votos que tendrían que dar vuelta para eso y el resultado contribuiría a que el oficialismo tomara el control de la agenda legislativa. Lo que constituiría una derrota insospechada para oposición, que perdería toda posibilidad de influir en la tramitación de las reformas.

¿Oposición debilitada?

Para el jefe de bancada del Partido Socialista, Manuel Monsalve, la oposición enfrenta un “desafío de carácter estratégico”, ya que, desde su punto de vista, el acuerdo administrativo “es clave para el contrapeso con el Ejecutivo”. Y cómo no, si las consecuencias de no respetarlo “serían nefastas para la oposición, porque se debilitaría su capacidad de incidir en proyectos sobre temas centrales para la gente, como las reformas. En particular la de pensiones y la laboral”.

Para Monsalve -quien aún está optimista sobre el desenlace de la disputa- la oposicion debe definir qué quiere: coordinación político-legislativa o perfilamiento propio; aunque -dice- no son incompatibles. Además recuerda que cuando los demás propusieron un acuerdo político que los obligara a actuar coordinadamente, ni el FA ni la DC se abrieron a esto.

Si el acuerdo administrativo, o de “gobernanza” de la oposición no se concreta, no sólo se afecta a la DC –el PPD y el PR a los que les corresponde las primera y segunda vicepresidencias-, sino también a toda la estructura de presidencias de comisiones que van encadenadas al acuerdo de la mesa. De hecho, en 2019 al FA le corresponde asumir cuatro presidencias de comisiones: Educación, Defensa, Medio Ambiente y Vivienda, las mismas que perdería.

También se perdería la fuerza fiscalizadora de la oposición. En un análisis interno de un sector de la DC estiman que otra consecuencia podría ser la polarización del partido, lo que terminaría convirtiéndose a corto plazo en un problema para el gobierno que cuenta con el apoyo DC para aprobar sus reformas.

De ahí que desde el gobierno le habrían transmitido a la DC que de su parte no hay interés en que su sector asuma la presidencia de la Cámara, porque eso podría precarizar la gestión del oficialismo.

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