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Genaro Arriagada: “El movimiento que pretende fundar Soledad Alvear no va a tener éxito”

En medio de la profunda crisis de la DC, el exministro dice que los que se están yendo, se están yendo solos, que cometieron un error político y que, a su juicio, el partido todavía es rescatable. Desafía además al ala izquierdista de su colectividad: “Midámonos”.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 27 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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Genaro Arriagada, militante de la DC desde el año 1963, fue uno de los hombres de la transición. En esta conversación que se produce en su departamento de Américo Vespucio, con humor confiesa que a estas alturas le gustaría estar dedicado a otros asuntos: “Estaría más contento si viera que el conflicto de la DC está bien administrado y dedicarme a leer, a escribir o a hacer deporte”. Pero luego de la renuncia de la exministra Soledad Alvear, es una de las semanas de mayor conflictividad en su partido luego de la contundente derrota electoral de 2017, Genaro –como lo llaman simplemente en el mundo político– no se despega del teléfono al que le acaba de instalar WhatsApp. 

- ¿Qué piensa un hombre de la transición del actual escenario político?

- Estamos ante una crisis general del sistema de partidos. Pero la crisis general del sistema de partidos se hace mucho más grave en el centro –en la DC– y en el PS-PPD. Entre el 2013 y 2017, la DC perdió el 36% de sus electores. La suma del PS-PPD perdió el 31%. 

- ¿Por qué la crisis se ceba con este sector?

- Por muchas razones: porque el poder desgasta, porque la larga permanencia en el poder crea una casta de gente que vive del poder –lo que es un inmenso mal–, porque los partidos se hicieron clientelares y porque fuimos incapaces de hacer un cambio generacional. Es feo decirlo, pero la generación que hizo la transición fue muy brillante. Desde Ricardo Lagos hacia abajo. Fue una generación, sin embargo, que se preocupó mucho de ella y no de hacer un cambio generacional. Eso nos estalló en la cara. 

 Imagen foto_00000006- Y se escondieron bajo la alfombra las diferencias… 

- Privilegiamos la unidad por sobre la identidad. Los DC, para ser gratos ante los socialistas, no podían ser totalmente DC. Y se transformaron en una cosa fofa, ambigua. Y los PS, para ser gratos ante los democratacristianos, se convirtieron en una cosa fofa y ambigua. ¿El PPD? Un partido muy desperfilado, a ratos a la izquierda del PS, otras veces percibido como una suma de microempresas electorales. Como resultado, el país nos vio como un grupo de honorables, pero que se había hecho viejo y que era incapaz de defender su propia obra.  

– La de la DC, ¿es una crisis distinta a las otras? No es la primera vez –usted lo sabe– que se declara su muerte.

–Si se compara con otras crisis que ha tenido la DC en su historia –cuando se fue el MAPU o cuando se fue la Izquierda Cristiana o cuando algunos se fueron al régimen militar– esta crisis es menor. Cuando el MAPU se fue, se fue con senadores, diputados, alcaldes y con la mitad de la juventud. La Izquierda Cristiana se fue con senadores, diputados y con una parte de la juventud. Y al régimen militar se fueron pocos: Juan de Dios Carmona, William Thayer. Ahora de la DC no se está yendo ningún senador, ningún diputado, ningún alcalde. Porque si uno mirara esto única y exclusivamente en términos de la jerarquía de los que se van, Mariana Aylwin, Gutenberg Martínez o Soledad Alvear se están yendo solos o con muy poca gente: ningún diputado, ningún senador.

- Ese es el lado menos malo.

- Efectivamente, porque el lado malo es que cuando se produjo la crisis del MAPU, de la Izquierda Cristiana o la del régimen militar, dentro de la DC quedaba un liderazgo fuerte que nos permitió sobrevivir. Hoy en día en la DC no hay liderazgos fuertes y es la gran debilidad. 

- ¿El partido puede salir de la UTI?

- Es que crear un partido nuevo es una tarea de 20 años: muy difícil. Pero recuperar un partido gastado como la DC, dándole una fisonomía, un liderazgo, una identidad fuerte, puede ser tarea de unos tres o cuatro años y, a lo mejor, es exitosa. Y yo creo que en la DC hay fuerzas para intentar lo segundo. Quiero creer que en torno a Fuad Chahin y alguna otra gente –como Carolina Goic, Claudio Orrego, Gabriel Silber, Matías Walker, Jorge Burgos, un grupo destacado de economistas– se puede configurar un liderazgo colectivo. 

- ¿Le parece que Chahin es un líder?

- Sería un mentiroso si dijera que Chahin es un líder de dimensiones internacionales, pero es un buen líder para la DC en este momento. Tiene ganas, posición y votos. 

- Usted es parte de los moderados de la DC y, a su izquierda, está el grupo de quienes se sienten identificados con lo que fue la Nueva Mayoría, como los senadores Francisco Huenchumilla, Yasna Provoste, Ximena Rincón. Los que se están yendo –Mariana Aylwin o Soledad Alvear–, ¿se habían corrido demasiado a la derecha?

- No quiero entrar en descalificaciones, pero en un aspecto tuve una discrepancia con Alvear: su oposición a las tres causales del aborto me pareció excesiva. Pero si este grupo estaba derechizado y se ha ido, los sectores moderados de la DC tienen una oportunidad grande. Me atrevo a creer que en la próxima elección interna, el control del partido pasará fuertemente a manos del sector moderado representado por un liderazgo colectivo en torno a una mesa presidida por Chahin.

- ¿Le tiene fe a un movimiento socialcristiano como el que pretende fundar Alvear?

- Ninguna. Si me llamaran como consultor político, diría: el movimiento que pretende fundar Alvear no va a tener éxito. Van a recorrer un largo camino sin resultados. Los que se fueron o se están yendo cometieron un error político.

- ¿Por qué?

- Porque es verdad que un sistema político está enfermo si no tiene un centro fuerte. Por lo tanto, si la DC desapareciera, habría que inventar algo parecido a la DC que ocupe el centro moderado de este país. Eso no es la derecha y no es Felipe Kast. Pero la DC todavía es rescatable. Podemos hacer algo y tenemos la obligación de hacer algo.

- ¿De verdad lo cree?

- Solo por poner un ejemplo: respecto de los equipos técnicos, lo que queda dentro de la DC es tan fuerte como todo lo que tiene la izquierda o como todo lo que tiene la derecha. Alejandro Foxley, José Pablo Arellano, René Cortázar, José de Gregorio… hay mucha gente. La DC todavía es el tercer partido más importante de Chile luego de RN y la UDI. Somos los únicos de la oposición con sobre el 10% de los electores, aunque tenemos menos parlamentarios que el PS. La DC no está en una completa ruina electoral. Pero si los que nos quedamos no somos capaces de revitalizar la DC, este partido va a entrar en una decadencia. 

- ¿Cree posible la convivencia entre las dos almas de la colectividad?

- Espero que el tiempo permita una convivencia razonable entre ambas alas de la DC. Lo que me preocupa es lo que ha estado pasando: que estas dos alas se neutralicen, en la banalidad, ambigüedad y la indefinición. Y si no se resuelve, bueno, los partidos son organizaciones voluntarias: habrá algunos que se tendrán que ir y otros que se tendrán que quedar en un profundo silencio.

- ¿Qué papel han cumplido los dirigentes que proponen una izquierdización de la DC, que están sobre todo en el Senado? Hasta ahora no tienen candidato para las elecciones internas…

- Más allá de afectos y desafectos, hay una cierta ambigüedad en la gente que persistentemente tiene en su mira a la izquierda. Y creo que ha sido parte de nuestros problemas. La idea de la Nueva Mayoría y la crítica implacable a la Concertación y sus realizaciones, el desprecio a ciertos líderes, como Lagos. Si ellos creen eso y creen que la DC tiene que ponerse cada vez más a la izquierda y que tiene que ser parte de un acuerdo que vaya desde la DC hasta el PC y el Frente Amplio, no estoy ahí. Y por lo que he conversado con él, Chahin tampoco está ahí. Y la gente que está con Chahin tampoco está ahí. Entonces: midámonos: Se inscriben las listas hasta hoy viernes y, si se inscriben dos listas, votamos y vemos. Eso es lo razonable.

- En este escenario, ¿cómo observa la política de alianzas?

- En este momento no hay que hablar de alianzas, sino de la recuperación de la identidad. 

- Menos aún con un PS que parece más seducido por un bloque de izquierda –con el Frente Amplio y el PC– y menos por reestablecer algo parecido a la Concertación.

- Si el PS quiere ir a pelear los votos con el Frente Amplio y con el PC, que lo haga, pero es un camino al fracaso. El PS, el PPD y el PR perdieron 440.000 votos en la última elección a favor del Frente Amplio. En consecuencia, si quieren seguir perdiendo, que vayan a perder. Pero en esa alianza de izquierda tradicional, la DC no debe estar. 

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