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Guillermo Larraín y crisis DC: “Hay que generar condiciones para que quienes se fueron, vuelvan”

Al economista le cuesta ver a Fuad Chahin liderando la renovación ideológica que necesita.

Por: Denisse Vásquez H. | Publicado: Jueves 26 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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“Quien asuma la presidencia de la Democracia Cristiana va a tener una responsabilidad histórica”. Así de categórico es el economista, académico y militante DC, Guillermo Larraín, respecto al delicado momento que vive la colectividad y el rol que tendrá su próximo timonel que será elegido el próximo 27 de mayo, en una carrera en donde -hasta el momento-, el exdiputado Fuad Chahin corre solo.

- ¿Hay salida para la DC?

- Es difícil decirlo en este momento. Primero, porque hay un presidente que tiene que mostrar bien sus cartas y no sé lo que está pensando hacer Fuad Chahin; segundo, hay que ver esas cartas para saber cómo va a guiar este proceso de recomposición ideológica y generar condiciones para que muchos, y ojalá todos los que se fueron del partido, vuelvan. Es gente valiosa, veamos si eso está sobre la mesa o no.

- Que esta fuga de militantes siga o se detenga, ¿dependerá de quién asuma el liderazgo?

- Sí, pero no por las ideas que esa persona en particular promueva. A Fuad Chahin le tengo aprecio como diputado, ha hecho cosas interesantes, pero no lo veo liderando per se una renovación ideológica de la DC. Eso más bien tiene que surgir desde un tipo de debate que no hemos tenido hace muchos años y que no sé si todo el mundo lo quiere tener. Hay gente que ya tiró la esponja porque efectivamente hay poco espacio de discusión, las máquinas se imponen con bastante eficacia sobre el debate de ideas.

- Una de esas personas fue Soledad Alvear. ¿Su salida fue un golpe muy duro?

- Lo lamento mucho porque es una figura emblemática, militante histórica y no creo que ella -tal como Mariana Aylwin-, deje de ser de la noche a la mañana democratacristiana en lo más íntimo. Es evidentemente un golpe. Y cuando personas de esa envergadura toman este tipo de decisiones, quienes estamos adentro tenemos la obligación de pensar y de discutir.

- Y usted, ¿ha pensado en renunciar a la DC?

- He reflexionado, pero renunciar no está dentro de mis alternativas. Lo he pensado porque cuando ocurren estas cosas, evidentemente uno tiene que preguntarse. Pero también es importante dar una pelea por un partido que creo ha sido importante en la historia de Chile, que ha cometido errores, pero también grandes aciertos.

- ¿Necesita renovarse desde sus cimientos la DC para sobrevivir?

- Absolutamente. Hoy miro acá en la universidad (de Chile) cuanto interés causan las ideas que propone la DC, y es muy poco. Eso tendría que hacer pensar a las personas que están yéndose, en particular a quienes han invocado mucho los problemas valóricos, señalando que el partido habría sumado en los últimos años una agenda demasiado liberal. Basta asomarse a la calle para ver que Chile se está transformando a pasos agigantados en una sociedad muy liberal (...) el país hoy es mucho más tolerante y eso va en contra de la gente que tiene una agenda valórica más dura. Y no veo como una fuerza política que aspira al poder logre no hacerse eco de ese cambio.

- ¿Cuál debería ser el rol de Carolina Goic en el escenario actual?

- Un rol bien importante, como todos los excandidatos presidenciales, Andrés Zaldívar, Eduardo Frei, Claudio Orrego, Carolina. El nivel de aprobación que obtuvieron en relación al que tenía el partido -a excepción Frei-, habla de un partido que tiene serios problemas de entender que se puede construir un país capitalista en lo económico, con un fuerte acento social y con un Estado fuerte que regule con plena vocación democrática externa e interna. Esas cosas pueden convivir.

Hemos fallado enormemente en crear espacio para que esa mezcla de cosas, que parecen un poco contradictorias, puedan encontrar su cauce. Y si no se logra armar un relato en torno a esa visión integral del desarrollo, esto va a seguir así.

- ¿Tiene espacio la DC para seguir en el centro político del país?

- Sí, el nuevo sistema electoral favorece que tenga un espacio, pero el punto es más bien a qué Chile convocará. La juventud está muy inclinada al programa que está planteando el Frente Amplio, pero creo que eso es pasajero.

Hasta la elección presidencial, el Frente Amplio no tenía responsabilidades, se beneficiaba del sistema político sin pagar ningún costo y eso está cambiando. Desgraciadamente, se gobierna negociando, ese es un dato de la causa y la juventud empezará a darse cuenta que para estar en el poder o cerca del poder tienes que negociar, que es lo que se critica a los partidos que fueron parte de la Concertación. Toda la ilusión de un Frente Amplio puro, prístino, está bien para la galería, para ser oposición, pero si uno quiere en realidad tener un proyecto político, debe negociar con otras fuerzas.

-¿Y en el caso de la derecha?

- La derecha también está cambiando. Basta ver Evópoli, que tiene muchos líderes muy valiosos, gente que está haciendo aportes importantes: aparece una derecha un poco más abierta y más aceptable para el centro y mucha gente dentro de la DC se siente atraída por ese grupo.

El problema es que no es una postura mayoritaria, ya que hoy vemos un descuadre entre una derecha que está llamando a una economía abierta, una sociedad inclusiva, pero a la hora de entregar los cargos de poder, termina encerrándose en los mismos grupos de siempre. Es cuestión de mirar el gabinete.

Más que nepotismo, algunas decisiones del gobierno reflejan una endogamia bastante poderosa dentro de la derecha, y eso es contradictorio con el llamado político a construir una sociedad más abierta, tolerante e inclusiva, con mayor ascención social. Y eso es un problema significativo.

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