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Isidro Solís: “El gobierno debería estar muy preocupado del resultado de estas elecciones”

Vicepresidente del PR rechaza palabras del ministro del Interior, quien dijo que no gobiernan pensando en elecciones. De lo que suceda, afirma, depende sobrevivencia de transformación que Bachelet le prometió al país.

Por: Rocío Montes | Publicado: Lunes 11 de septiembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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El vicepresidente del Partido Radical, el abogado Isidro Solís, tiene su mirada puesta en lo que ocurra luego de la primera vuelta del 19 de noviembre. De acuerdo al análisis de las encuestas, señala, “con décimas más o décimas menos, todas plantean un panorama político bastante estable: que la primera mayoría relativa la tiene Sebastián Piñera, que la segunda la tiene Alejandro Guillier, que la definición no se va a dar en primera vuelta y que, por lo tanto, la gran decisión política se va a construir en torno a la segunda vuelta”.

–¿Es de los que piensa que Guillier, su candidato, tiene opciones de ganarle a Piñera en un balotaje?

– Sí, básicamente por un tema que es más de Piñera que de Guillier. Es bastante curioso: un candidato que según todas las encuestas tiene sobre el 98% de conocimiento, que lleva una candidatura permanente desde que dejó la presidencia, que muy rápidamente logró ser el candidato único de la derecha y representar de una manera bastante férrea a su sector político, pero que, sin embargo, hace un año que topó techo. Piñera es un candidato que no es capaz de romper la barrera del 40%.

Lo que nosotros miramos con particular interés, por lo tanto, es cómo se comporta el resto de la fuerza en la segunda vuelta, porque lo que tenemos claro es que Piñera no tiene fuerza suficiente para construir una mayoría absoluta.

–¿Ve posible una convergencia de la centroizquierda con miras a diciembre?

– En esto hay que ser práctico. Vamos a recurrir a toda la sabiduría campesina: no hay que apurar el ganado flaco, como dicen. Cada día tiene su afán y hoy día lo que tiene que hacer cada candidato es concentrarse en lograr la mayor cantidad de votos para representar una opción legítima frente al país. Lo que pase en segunda vuelta es una definición que cada fuerza tomará de acuerdo a sus principios y a nosotros no nos cabe ninguna duda de que el votante democratacristiano en la segunda vuelta va a votar por el candidato que enfrente a Sebastián Piñera, que es la misma seguridad que tenemos respecto de la gente que vota por el Frente Amplio. Yo no lograría entender que un votante del Frente Amplio en segunda vuelta vote por Sebastián Piñera. Eso me parecería no solo una incoherencia, sino que una inconsecuencia brutal de cara a cómo se construye el país.

–Podrían quedarse en su casa…

– Por eso que los programas tienen que ser lo suficientemente amplios para contemplar las aspiraciones de todo el mundo. Nosotros siempre hemos dicho que un candidato es siempre la encarnación de una esperanza colectiva. Finalmente, los candidatos son electos por grandes fuerzas nacionales para realizar un determinado proyecto de país, por lo tanto el de Guillier tiene que ser lo suficientemente inclusivo para que contemple los intereses no solo de sus votantes, sino que también de los votantes democratacristianos y del Frente Amplio.

Con grados más o menos, todos entendemos qué es la construcción de un país inclusivo, de un país que tenga mayores niveles no solo de oportunidad, sino que también de igualdad. Para el progresismo nunca ha sido difícil ponerse de acuerdo, sobre todo porque las distancias no son tan grandes.

–¿La distancia entre la DC y el Frente Amplio no son tan grandes?

–No. En este momento, estamos construyendo identidad frente a los votantes y, por lo tanto, una etapa en que lo que se resaltan son las diferencias y no las coincidencias. Pero si uno mira la historia reciente, nosotros llevamos 27 años construyendo acuerdos para administrar al país en un determinado sentido. Hemos sido capaces de construir acuerdos, que se construyen sobre la base de mínimos y no de máximos. Esos mínimos los vamos a discutir al día siguiente de la primera vuelta.

– ¿Qué opina del caso copy-paste? El senador Guillier pagó por informes con información que estaba publicada en la web del Parlamento…

– Para mí la respuesta que da Alejandro Guillier es suficiente, entre otras cosas, porque corresponde a la mecánica con la que funciona el Congreso. La gente no se va a dejar confundir. Además, apoyo su decisión de recurrir al Comité de Ética del Senado, para que sean sus pares los que hagan un pronunciamiento acerca de su conducta.

–¿Le parece suficiente la explicación que ha dado el candidato? Finalmente pagó con dinero público…

– No tengo información adicional de este caso y mi único aporte puede ser el conocimiento que tengo del sistema político: transcribir el temario de una sesión con dos o tres comentarios respecto de lo que se hizo, efectivamente es un aporte sustancial. Se dice que Nixon, cada vez que alguien le entregaba un resumen, lo tomaba y se lo pasaba a otro asesor para que le hiciera un resumen del resumen. Al final, su filtro eran cinco resúmenes de resúmenes y, cuando le llegaba la información condensada en no más de 15 líneas, él podía tomar una decisión. Para tomar decisiones no necesitas más que cuatro o cinco comentarios de una persona que te merezca confianza.

– En este caso no se trataba de resúmenes sino de copias de textos públicos.

– Más un comentario. Guillier ha explicado que por lo que se estaba pagando, en definitiva, era por el comentario.

– El Ministro de Interior señaló que la Presidenta y sus ministros no gobiernan pensando en las elecciones. ¿Cuánto influye a un candidato del oficialismo que a La Moneda no le preocupe la sucesión?

– Parece loable que al gobierno le preocupe gobernar y es lo que uno esperaría normalmente de los gobiernos. Pero a un político siempre le debería preocupar la proyección de su gobierno. Si uno quiere ser coherente con ese discurso tan profundo de Michelle Bachelet cuando era candidata, que ha repetido varias veces durante su mandato, de que no da lo mismo quién gobierne, al gobierno debería preocuparle el resultado de las elecciones.

En política uno tiene que ser coherente, porque el travestismo no paga en política. Distinto es que nosotros aplaudamos que en la democracia chilena no haya tráfico de influencias y no haya utilización de bienes públicos en campañas políticas. Pero el gobierno debería estar muy preocupado del resultado de estas elecciones, porque del resultado depende la sobrevivencia de todo el proyecto de transformación que la presidenta Bachelet le comprometió al país.

– ¿Cómo observa la caída del equipo económico?

– Consideramos que es un incidente desgraciado y, más que desgraciado, innecesario. Fue dispararse en las piernas y una mala imagen acerca de cómo administramos políticas públicas fundamentales.

– ¿Las declaraciones de la Presidenta también le parecieron innecesarias?

– Los gestos y las declaraciones de la Presidenta gatillaron finalmente una crisis de gabinete, obligando a la renuncia de su equipo económico. Para poder evaluar correctamente todo el hecho, uno debe preguntarse si había una necesidad de generar esa crisis a 75 días del término del gobierno. La verdad es que digámoslo con todas sus letras: este gobierno termina el 19 de noviembre. Al día siguiente, el país ya está mirando otras alternativas y un gobierno responsable lo único que debe hacer es administrar el país para entregar de una manera ordenada. ¿Era necesario generar esa crisis? Yo tengo la impresión de que no había ninguna razón para provocar la renuncia del ministro de Hacienda, cuando lo que había que hacer era darle señales de tranquilidad al país.

– ¿Cómo afecta esto a Guillier?

– Si uno fuera cínicamente frío, diría que desde el punto de vista electoral, lo más probable es que a nuestro candidato no le afectaría, porque en nuestro sector la sensibilidad por el medio ambiente es bastante más fuerte que la sensibilidad por la economía. Pero los países no se administran así. Los países se administran teniendo presentes las sensibilidades de todo el mundo. Por lo tanto, un incidente de esa naturaleza lo que daña es básicamente la visión que el conjunto de los actores tienen acerca de nuestra capacidad de administrar el país.

Después, lo que hicieron los ministros era todo impresentable. Un ministro que no está de acuerdo con su Presidente, solo tiene que presentar la renuncia lo más callado posible e irse.

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