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Junta DC: la hora de la identidad

En medio de la amenaza de la extinción, este sábado el partido arranca con su intento de renovación y recuperación del perfil propio.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 26 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
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Llegó la hora de la DC. Los fines de semana de este enero –uno a uno- los partidos de la centroizquierda y ex Nueva Mayoría se han reunido para lamerse las heridas. Los socialistas, el PC, el PPD. Probablemente a causa de la misma descomposición interna, hasta ahora no han escuchado grandes reflexiones sobre las causas de la derrota. Menos sobre definiciones de fondo en medio de la larga noche que comenzó con la segunda vuelta de diciembre y que, al parecer, ha dejado una niebla espesa que les impide a los protagonistas de esta historia avanzar con el paso firme que requieren las circunstancias.

En algunas horas, este sábado, la DC celebrará su Junta Nacional: llegó el momento. Será el primer encuentro importante entre los dirigentes y el mundo democratacristiano luego de la derrota parlamentaria y presidencial de Carolina Goic, que dejaron al partido en una crisis severa y con la amenaza cierta de la extinción. Entre los militantes existe temor, reconocen sus principales líderes. Unos y otros –los que preferirían una DC menos centrista y los que rechazan cualquier tipo de izquierdización– parecen estar conscientes de que se encuentran en un momento complicado.

En Alameda 1460, por lo tanto, no son mayoritarios los ánimos que empujen ahora mismo hacia un comportamiento autoflagelante. Lo que veríamos mañana no serían precisamente grandes mea culpa ni peticiones de cortes de cabeza en la plaza pública. La herida todavía está demasiado abierta como para incentivar las severas hemorragias.

No termina de quedar claro –quizá ha pasado poco tiempo- si la derrota DC en las parlamentaria y la presidencial se produjo por su incorporación a la Nueva Mayoría en 2013 o por haberse emancipado de ese pacto electoral en 2017. Sea como fuere, unos y otros –otra vez– parecen entender que este no es precisamente el tiempo para que la DC se embarque en formar coaliciones. La tensión hacia la derecha o hacia la izquierda podría terminar cortando una cuerda que está bastante débil y que en los últimos 20 años –por razones sobre las que tampoco existe consenso– ha perdido diez puntos de apoyo ciudadano. 

Lo que sucederá este sábado en la Junta Nacional de la DC es apenas el inicio de un proceso que se vislumbra largo. Mañana no se resolverá de un soplido lo que –de tener éxito–, deberá conformarse con muchas voluntades, diálogos, reflexiones, tiempo. Pero mañana, el verse las caras unos a otros –los líderes de esas corrientes que la ciudadanía poco y nada entiende–, sería una prueba importante para saber si es posible superar ese mal clima de convivencia interna que se ha vuelto intolerable. Los camaradas, ciertamente, en los últimos meses no han mostrado serlo.

La línea solitaria

Cuando el Partido Comunista defiende la unidad desde la DC a la izquierda y los socialistas se muestran seducidos por un Frente Amplio que aspira a darles el sorpasso, los democratacristianos tienen que tomar una opción respecto de su política de alianzas. Algunos de sus principales líderes han señalado que ciertamente en un país como Chile es necesaria la construcción de acuerdos nacionales y la conformación de coaliciones, pero que probablemente este no sea el momento. Ninguno de los sectores internos estaría con la suficiente fuerza en este enero para empujar hacia una y otra dirección y, con probabilidad, lo que se empuje a cuajar a partir de mañana será una línea en solitario. Al menos por el momento, repiten en la DC.

Las distintas identidades y las diferencias en positivos –como las llama Gutenberg Martínez- son posibles en un sistema como el proporcional. Falta un tiempo largo para el nuevo desafío electoral de la futura oposición. Sobre la centroizquierda pesa un verdadero deadline: a abril de 2020 –en 26 meses–, los partidos no oficialistas deben tener un acuerdo de primarias para elegir gobernadores regionales.  Desde la DC al Frente Amplio. De no lograrlo, se corre el riesgo de que todos los gobernadores los elija la derecha, con la barrera del 40%. En la ex Nueva Mayoría explican que si Claudio Orrego quiere ser elegido por Santiago, por ejemplo, tiene que lograr que el Frente Amplio lo apoye. Pero, dadas las circunstancias, la misión no es fácil y depende, entre otros asuntos, del entendimiento en la oposición en los primeros dos años del gobierno de Sebastián Piñera. A abril de 2020, en dos años, los optimistas piensan que la DC de haber logrado sobrevivir habrá sido en buena parte por haber retomado su identidad humanista cristiana sobre la base de algunos temas centrales como la democracia, los derechos humanos, el crecimiento con equidad, el desarrollo sustentable, la cooperación. En referencia a la recuperación de los perfiles propios de la DC y el PS, Genaro Arriagada ha sostenido: “Solo una vez que hayamos recuperado nuestras identidades y superado de algún modo (pues no lo lograremos plenamente nunca) los vicios electorales y políticos que han causado nuestra derrota…solo entonces volvamos a construir una unidad posible”, en referencia a posibles coaliciones, como hace 30 años se formó la Concertación.

Para la DC, por lo tanto, parece tener fuerza la idea de que no es la hora de mirar hacia fuera, sino hacia adentro. Al menos en una primera etapa. Es un partido donde –según sus mismos dirigentes– se necesita cambio, revalidación y reorganización, de querer seguir existiendo. Una labor compleja que se dificultaría –ahora mismo- con uniones forzadas. Por lo tanto, se descartaría cualquier tipo de proyección de la Nueva Mayoría y cualquier proyección de la Nueva Mayoría hacia el Frente Amplio. Tampoco sería el momento para reunir necesariamente a los demócratas del mundo independiente, los socialdemócratas, los social-liberales y los socialcristianos, aunque es para algunos el proyecto a largo plazo.

Una oposición constructiva

En la Junta se definirá la fecha de las elecciones del partido, que quedó en un extraño momento desde la renuncia de Carolina Goic a la cabeza de la colectividad, luego de su 5,88% en la primera vuelta, quedando en quinto lugar. La llamada disidencia –que tiene entre sus principales rostros a la senadora electa Yasna Provoste y al diputado Víctor Torres–, empujaría porque las elecciones se celebren en el segundo semestre. Pero se enfrentarían a un grupo importante de dirigentes que buscan que la directiva DC se elija el próximo 28 de abril. Quienes empujan por no acercarse a la izquierda buscan apurar las elecciones internas y la instalación de figuras como Alberto Undurraga, Carolina Leitao, Matías Walker, Carolina Goic y Claudio Orrego.

Pero aunque mañana recién arranca el proceso de reflexión –que tiene una fecha importante el 12 de octubre, donde se celebraría un congreso– habría al menos dos asuntos de los que podría salir humo blanco. En primer lugar, el domicilio político de la DC. En segundo término, el tipo de oposición que se ejercerá con el segundo gobierno de Piñera.

No existe ninguna duda en el partido sobre el lugar que ocupara la DC en el próximo periodo: la oposición. El presidente electo no cruzó la frontera en la nominación de su gabinete y los máximos acercamientos a las zonas de centro de la ex Concertación fue el nombramiento de uno de los hermanos Walker –Antonio Walker, futuro titular de Agricultura– y de la periodista Alejandra Pérez, histórica colaboradora de René Cortázar. Pero lo que podría alargarse latamente en la Junta, según pronostican los mismos DC, es la discusión de si el partido tiene sus bases en la centroizquierda o si es un partido de centro que –en la Concertación, por ejemplo- era la parte centrista de un alianza de centroizquierda. ¿Está hoy la DC más allá de las derechas y las izquierdas, como señalaron los falangistas en 1938?

El segundo asunto de importancia y que se debería resolver mañana es la posición que tendrá la DC con respecto a este segundo mandato de derecha. Pese a algunas voces fuertes pero aparentemente minoritarias, parece tener mayor fuerza aquella línea que defiende una oposición constructiva. El asunto central está en la reconstrucción de la identidad DC y el partido no quiere dejar la oportunidad de marcar sus posiciones –y eventualmente llegar a acuerdos- en temas de relevancia en el ámbito del crecimiento económico, el trabajo y la familia.

De acuerdo a las fuerzas que se resisten a la izquierdización, la amistad entre el PS, el PC y el Frente Amplio solo ayuda a los esfuerzos de instalarse solos en el centro y –temprano o tarde– intentar resurgir desde las cenizas. Aunque no les gusta llamarlo de esa forma, apuestan a ser el partido bisagra en un Congreso dividido. En esa línea, será crucial la coordinación parlamentaria de sus 14 diputados y 5 senadores. 

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