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La derecha se robustece con miras a la primera vuelta

Contra los pronósticos, Chile Vamos logra convocar unos 600.000 votos más que en su primaria de 2013 y consolida su posición expectante para noviembre.

Por: Rocío Montes | Publicado: Lunes 3 de julio de 2017 a las 04:00 hrs.
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La derecha sigue cosechando buenas noticias con miras a las elecciones del 19 de noviembre. Si hasta antes de la primaria tenía una posición expectante –con Sebastián Piñera como líder de las encuestas, pese a los enredos entre política y negocios–, los resultados de este domingo 2 de julio ratifican la fortaleza del sector con miras a la primera vuelta.

Contra todos los pronósticos, que hicieron que hasta el expresidente moderara hace unos días las expectativas de convocar a un millón de electores, Chile Vamos logró congregar a 1,4 millón de votantes. Pese a que estas primarias eran menos competitivas que las de 2013 y el escenario de desafección con la política supuestamente se había agudizado, la derecha logró 600.000 votos más que en las primarias de 2013 entre Andrés Allamand y Pablo Longueira, donde logró llevar a las urnas a 800.000 personas.

En términos generales –y la Nueva Mayoría lo sabe–, la oposición es un músculo firme y estos resultados la robustecen todavía más en vista a las presidenciales que se celebrarán en menos de cinco meses.

Probablemente este aumento en su votación total tenga varias explicaciones, como una señal de protesta contra el gobierno y el oficialismo y una muestra de que la población está apostando por el cambio que ofrece la derecha. Pero independientemente de las razones, resulta evidente que los candidatos de la Nueva Mayoría –Alejandro Guillier y Carolina Goic, si finalmente llega a la papeleta–, desde anoche comenzaron a entender que el enemigo que tienen enfrente está en una inmejorable situación para conquistar nuevamente La Moneda. El camino de la Nueva Mayoría, en definitiva, se vuelve todavía más cuesta arriba luego de este fin de semana.

La centroizquierda –con Michelle Bachelet de candidata–, en 2013 logró convocar a 2,1 millones de electores. Solo ella tuvo 1,5 millón, que es más que lo que obtuvo toda la derecha en esta ocasión. Son los números con que los dirigentes de la Nueva Mayoría, en público, intentan demostrar que la presidencial sigue abierta, aunque procede preguntarse si ese 2,1 millones de 2013 todavía les pertenece, con el 18% de aprobación que tiene el Ejecutivo según la CEP.

Pero el volumen de la participación definiría la fuerza de los pactos y, como todo el espectro político sabía antes de la primaria, organizaría el tablero de la primera vuelta. Si Chile Vamos convocaba a menos del millón de votantes, el oficialismo podría haberse envalentonado y señalar que el favoritismo de Piñera en las encuestas no se traducía necesariamente en votación efectiva. Pero con el 1,4 millón de electores, no existe una doble lectura: las opciones del expresidente aumentan considerablemente con miras al 19 de noviembre.

Al observar el cuadro específico dentro de la derecha, sin embargo, se comienzan a vislumbrar los desafíos para el candidato del sector.

Fue un triunfo contundente ante sus competidores y dobló en cantidad de votos a Manuel José Ossandón, que obtuvo el segundo lugar. Pero sus 370.000 votos –un 26% del total de electores de Chile Vamos–, instalan al parlamentario como un factor importante no solo en una primera vuelta, sino que en un eventual próximo gobierno de Piñera. Ossandón seguirá contraponiendo su liderazgo al del exmandatario y éste, a su vez, deberá buscar la fórmula de conquistar a ese electorado de la derecha popular que probablemente alguna vez perteneció a la UDI.

En el terreno del Frente Amplio, participar de las primarias y recorrer el camino institucional ha sido un logro en sí mismo. Logró convocar a unos 327.000 electores, es decir, 50.000 más que la votación de concejales que alcanzó en 2013, cuando obtuvo 274.000 votos. En definitiva, consiguió movilizar a su electorado y más. Pero, como suele ocurrir en coaliciones nuevas, la falta de experiencia les jugó una mala pasada con respecto de las expectativas. Plantear que esperaban llegar a los 500.000 electores, una ambición bastante alta dado el escenario político actual, fue posiblemente un despropósito.

La victoria de Beatriz Sánchez por sobre Alberto Mayol –un 67% contra un 32%, aproximadamente– no fue ninguna sorpresa. A excepción del propio Mayol, que vaticinaba un 55% versus un 45% hace algunas semanas, nadie dudaba del triunfo holgado de la periodista por sobre el sociólogo, apoyado por grupos de izquierda tradicional del Frente Amplio. Con miras a la primera vuelta del 19 de noviembre, el triunfo holgado de Sánchez le permitirá mantener un discurso amplio y convocante con el que pretende superar los espacios habituales de la izquierda chilena, como ha sido su propósito constante de la campaña.

En términos comparativos, sin embargo, los 327.000 votos del frenteamplismo no representan una gran amenaza para la Nueva Mayoría. Considerando los 2,1 millones de votos del oficialismo en 2013 –y suponiendo que ese electorado todavía le pertenece–, el Frente Amplio no ha provocado el llamado sorpasso al que aspiraba en Podemos español. En este escenario, la lógica indica que el favorito del oficialismo –Guillier–, no debería seguir apuntando a conquistar a ese votante de izquierda. Ricardo Lagos, en la segunda vuelta del 2000, entendió que ese electorado estaría de su lado de todas formas y apostó a seducir al centro.

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