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La difícil situación de Arica ad portas del fallo

El gobierno implementa un plan de inversión para una zona tensionada por el crecimiento del tránsito y la carga boliviana y que está por debajo del promedio nacional en áreas fundamentales como la vivienda y el entorno.

Por: Rocío Montes y Magdalena Winter | Publicado: Lunes 1 de octubre de 2018 a las 04:00 hrs.
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La sentencia de La Haya que se conocerá hoy lunes se referirá a la supuesta obligación de Chile de negociar un acceso al océano Pacífico con Bolivia y en ningún caso a la soberanía territorial ni marítima.

Si los jueces se mantuvieran coherentes con su propio pronunciamiento de septiembre de 2015, aunque declararan que Chile tiene pendiente cumplir con su obligación de negociar, los magistrados no se referirían al resultado de una posible conversación entre ambos países. Pero aunque no estaría en juego ni el mar, ni Arica, ni otras ciudades, las autoridades en los últimos años observan con preocupación las tensiones cotidianas que viven los chilenos en el extremo norte del país, una zona estratégica dada las relaciones tirantes con los vecinos.

El incremento del tránsito y la carga de Bolivia –que ha llegado a significar la ocupación del 80% de la capacidad del puerto, según cifras del propio terminal porturario–, y la presencia importante de ciudadanos y vehículos bolivianos en el área urbana, incrementan la histórica percepción ariqueña de “abandono” por parte del gobierno central de Chile.

La sensación permanente de estar en una zona de sacrificio y de precariedad tiene un sustento en los números. El Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU), preparado por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica junto a la Cámara Chilena de la Construcción, mostraba en 2016 que Arica se encontraba en el lugar 76 entre 93 ciudades chilenas. En parte gracias a los proyectos incluidos en el Plan Especial de Desarrollo de Zonas Extremas (PEDZE) la ciudad de 221.364 habitantes logró este año subir al puesto 42. Pero Arica sigue por debajo del promedio nacional del ICVU, de acuerdo al estudio 2018, y muy por debajo de él en materias críticas como vivienda y entorno (29,56 para Arica y 40,99 de promedio nacional). Tampoco supera la media chilena en aspectos como salud y medioambiente o condiciones socioeconómicas.

Pretensión histórica

Arica ha sido una pretensión fundamental de Bolivia desde la misma fundación nacional en 1825. Lo reconoció el propio expresidente boliviano Carlos Mesa en su libro “La historia del mar boliviano”, donde sostiene que Arica estuvo ligada a la Audiencia de Charcas y a Potosí como salida natural de la plata extraída de Cerro Rico, cuyo perfil ha identificado en el escudo de la ciudad. El historiador británico John Lynch afirma que Bolivia trató de comprar Arica a Perú en varias ocasiones durante el siglo XIX. La ciudad chilena, sin embargo, desde diferentes puntos de vista se encuentra en un estado de precariedad.

“Ha habido mejoras, pero resultan insuficientes para potenciar el carácter estratégico que tiene la localización de Arica para el país en su frontera norte”, explica Arturo Orellana, académico del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la UC y director del proyecto ICVU. “Chile en las fronteras tiene una lógica del desarrollo más focalizada hacia el resguardo de la soberanía que de la integración transfronteriza, cuestión que limita el propio interés y autonomía de la región para alcanzar mayor vínculo comercial con ciudades como Tacna, cuestión que favorece más a esta última que a la propia Arica”, agrega Orellana. De acuerdo al investigador, “se requiere una gobernanza y una planificación multiescalar”.

La población en el extremo norte de Chile ha crecido abultadamente en las últimas dos décadas, lo que ha colapsado las capacidades del Estado para otorgar infraestructura y servicios suficientes y de calidad a sus habitantes. La mayoría de la gente que vive en la XV Región de Arica y Parinacota –de 16.873 kilómetros cuadrados de superficie, lo que representa un 2,2% del territorio nacional– reside en el área urbana de Arica. La situación se complejiza si se considera el incremento del tránsito boliviano hacia el puerto, principalmente de carga comercial. En una década –entre 2002 y 2012– la carga boliviana se sextuplicó y la de importaciones se quintuplicó.

Existe la idea instalada de que Arica es fundamental para la economía boliviana. Descontando el gas que se dirige a Argentina y a Brasil, el total de las exportaciones bolivianas que sale por los puertos chilenos de Arica y Antofagasta alcanza en torno al 40%. Pero si se incluye el gas al total, esa cifra baja a un 12% aprox. Que la carga de Bolivia represente una ocupación del 80% del puerto ariqueño, por lo tanto, significa en buena medida que es el puerto chileno el que depende de Bolivia y no viceversa. Arica podría verse gravemente amenazada por una caída brusca de la actividad si trasladara sus cargas hacia los puertos del sur de Perú, un país que ha reforzado sus servicios en Tacna. Los ariqueños buscan en la ciudad peruana lo que no encuentran en la propia: mejores servicios de salud, centros comerciales, cines.

La ciudad de Arica, estratégica para Chile, sufre adicionalmente de la presión del microcontrabando, el comercio informal, el intercambio de empleos precarios y la inmigración ilegal. Las autoridades de los consecutivos gobiernos centrales no han podido revertir la precaria situación de nuestra puerta del norte.

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AGENDA DEL DÍA

9:00 horas de Chile
Delegaciones de Chile y Bolivia ingresan al Palacio de La Paz en La Haya, sede de la Corte Internacional de Justicia. En la primera fila se sienta el agente chileno Claudio Grossman en la parte chilena y el presidente Evo Morales por la parte boliviana.
9:55 horas
Ingresan los 15 jueces a la sala y toman ubicación en el estrado para que comience la lectura del fallo.
10:00 horas
El presidente de la corte comienza la lectura. En la audiencia las partes no hablan. el fallo se adopta por mayoría simple y es obligatorio e inapelable. Las partes se entienden notificadas de la sentencia al término de la lectura, que se publica en inglés y en francés.
Una vez finalizada la lectura, que podría durar entre 30 a 90 minutos, en el exterior de la corte, las delegaciones de Chile y Bolivia realizarán por separado un punto de prensa para referirse al fallo.

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