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La factura política pendiente del ministro Rodrigo Peñailillo

La forma en que encaró el tema de las polémicas boletas, debilitaron su imagen al punto que la hipótesis más probable es que no resista en su cargo como jefe de gabinete en el cambio que se da por seguro.

Por: Blanca Arthur | Publicado: Viernes 24 de abril de 2015 a las 04:00 hrs.
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En medio del huracán político que lo azota, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, intenta, como sea, salir lo menos lesionado posible.

Pero no es fácil. Conminado a dar explicaciones, ha insistido en que durante toda su vida ha actuado con transparencia e incluso expresó que estaba dispuesto a "comentar" los informes de sus polémicas asesorías, afirmando que si era necesario, los entregaría al SII.

Es lo más lejos que ha llegado, luego de que la tormenta desatada por el caso SQM lo alcanzara directamente cuando su supo que había entregado facturas a la empresa del recaudador de la campaña de Michelle Bachelet, Giorgio Martelli, la que le facturó Salar, filial de Soquimich.

La información fue un golpe, pero no una sorpresa. Porque era sabido que, más temprano que tarde, los efectos del caso SQM podrían aterrizar en La Moneda.

Lo que sí sorprendió, aumentado el impacto, fue la inesperada reacción del ministro, quien de inmediato salió a defenderse, argumentando que los pagos correspondían a trabajos que realizó como profesional. Pero ni en ese momento, ni tampoco ahora que se muestra dispuesto a comentarlos, ha precisado con exactitud en qué consistieron.

Cuestionado desde que estallaran los distintos escándalos que han producido la crisis de credibilidad en el país, la imagen de Peñailillo quedó en entredicho, situación que empeoró cuando aparecieron otras boletas entregadas a la misma empresa por dos de sus asesores más estrecho, como Robinson Pérez, o Humberto Cucumides, a las que se suman las de dos cercanas a Bachelet, su amiga Estela Ortiz, y su prima Alicia Galdames Jeria, todos los que coincidieron trabajando en la campaña presidencial de 2009.

Dudas de la versión
Con ese solo antecedente, la explicación entregada por el jefe de gabinete, la que respaldó después el vocero Álvaro Elizalde, de que se trata de personas que realizaron distintos trabajos para la empresa de Martelli, no ha resultado creíble. Tanto es así que las dudas no han surgido sólo desde la oposición, como lo ha planteado con fuerza Evelyn Matthei, sino también desde las filas del propio oficialismo, donde reconocen que la situación al menos es confusa, por lo que requiere ser aclarada.

Con preocupación, al interior de la Nueva Mayoría perciben que la defensa que ha hecho el gobierno - de la que incluso se hizo eco la Presidenta al justificar los trabajos con el argumento de que era legítimo porque muchas personas quedaron cesantes- pueda desmoronarse si es que, como temen, continúan apareciendo nombres de personeros de gobierno que formaron parte del comando bacheletista.

La negación
Pero la decisión de La Moneda fue negar cualquier irregularidad. Una estrategia que, aparte de los riesgos que implica, contrasta con la idea que circuló inicialmente en cuanto a que la forma de enfrentar esta situación sería que Peñailillo asumiera la responsabilidad de los pagos en su calidad de coordinador de la campaña, como una forma de blindar a Bachelet. Por lo que indican quienes conocen los secretos palaciegos, esa inmolación se habría descartado, básicamente porque, aun cuando hubiera podido abrir una salida política, tenía el riesgo de exponer al ministro a sanciones penales.

Una confirmación de esta tesis, es que el propio titular de Interior se ha jugado con todo para impedir que el SII actúe contra la empresa de Martelli, para lo que al menos hasta ahora, ha contado con la anuencia de su director, Michel Jorratt, en parte porque él también boleteó para la misma sociedad, aunque en su caso explicó que se trató de trabajos realizados como experto tributario.

El problema es que, pese a la actitud del SII, las boletas tanto de Peñailillo como de sus asesores se conocieron, e incluso se presume que podrán continuar apareciendo más que comprometan a otros personeros de gobierno que trabajaron en el comando presidencial, además de parlamentarios.

Es que a estas alturas no puede dejar de considerarse que, por una parte, la Fiscalía incautó la contabilidad de Salar, lo que significa que conoce las facturas entregadas por Martelli a dicha filial de SQM, con tendría un arma de presión para que el SII haga las denuncias que le parmita realizar las pesquisas.

Pero no es lo único, porque a ello se agrega que la información también la tienen algunos de los más críticos a Peñailillo, que serían quienes las están filtrando con el propósito de desestabilizarlo.

La "confabulación"
En este contexto se inscribe la teoría de que detrás de la aparición de las boletas habría una especie de "confabulación", enarbolada principalmente por personeros del PPD, que indican que detrás de las filtraciones está la mano negra de los principales enemigos internos del ministro del Interior.

La tesis explicitada por el presidente de dicho partido, Jaime Quintana, pero que también respaldan otros senadores del PPD, apunta directamente en contra del sector del Partido Socialista que representa Camilo Escalona, al punto de afirmar que personeros cercanos a éste en el SII han hecho trascender la información.
Las suspicacias indican que el ex senador, para su propósito por alcanzar la presidencia del PS, estaría buscando debilitar a Peñailillo, con la intención de mostrar ante las bases que él es quien mandará fuerzas en adelante.

Como sea, está claro que la interna socialista ha puesto una dosis de tensión en el problema que enfrenta el jefe de gabinete, al punto que él mismo se sumó de alguna manera a la tesis de la confabulación, cuando afirmó que aquellos que postulaban adelantar las elecciones –como lo sugirió Escalona- eran quienes estaban contra las reformas, lo que encendió una dura polémica con el presidente del PS, Osvaldo Andrade, a quien después le replicó un grupo de senadores del PPS y de su mismo partido que respaldan la postulación de Isabel Allende.

La supuesta intención del sector escalonista de hacer caer a Peñailillo antes de las elecciones para que le redituara no se cumplió, lo que en ningún caso es garantía de que esté firme en su cargo.

La incertidumbre
Imposible es tener algún grado de certeza de cuáles son los planes de la presidenta Bachelet respeto a qué ocurrirá con quién ha sido su brazo derecho, porque hasta ahora sólo ha dado señales, no necesariamente todas en la misma línea.

Es cierto que el día en que se conoció el episodio de las boletas - que de acuerdo a lo que manifestó, fue cuando ella lo supo- lo respaldó al aparecer con él en terreno, pero dos días más tarde en TVN cuando se le preguntó si contaba con su apoyo, se limitó a responder que mientras los ministros estén el cargo, gozan de su confianza.

En términos generales, las luces de la mandataria han apuntando a que cree en su honestidad, como lo planteó al referirse a los pagos de Martelli en el encuentro con periodistas este martes, pero eso no necesariamente implica que no esté en sus planes reemplazarlo. De hecho, en esa misma oportunidad, cuando se le preguntó si el ministro estaba en condiciones de liderar la agenda pro transparencia, fue enfática en manifestar que sería ella quién lo haría, afirmación que reiteró posteriormente.

Ése es precisamente uno de los puntos que débiles que tiene Peñailillo, porque mientras esté pendiente el tema de sus boletas, con la amenaza adicional de que puedan aparecer otras, parece difícil que pueda estar a cargo de una reforma pro transparencia a la que apuesta Bachelet para salir de la crisis.

De las palabras presidenciales se dedujo, también, que tiene in mente cambiar al gabinete, aunque se encargó de hacer la precisión de que en ningún caso recurriría a personas que no estén enteramente comprometidas con su plan de reformas. Esto se entendió como que está lejos de sus planes recurrir a personeros de la llamada "vieja guardia" concertacionista, que ha sido la más crítica, no sólo porque ella no está dispuesta a retroceder un ápice, sino porque además, tampoco le gusta que la pauteen por la prensa.

En ese escenario, quienes conocen cómo actúa, descartan que pueda recurrir a José Miguel Insulza, porque aun cuando él se ha mostrado más cauteloso, por las características del "panzer" lo consideraría prácticamente una abdicación.

Es por eso que las apuestas para Interior están dirigidas a otros personeros, donde ha reaparecido el nombre del diputado DC, Aldo Cornejo, quién también sonó cuando en su anterior gobierno, finalmente optó por Edmundo Pérez Yoma.

En momentos en que todo indica que el cambio se producirá, se mantiene, en todo caso, la incertidumbre de si se desprenderá a no de Peñailillo, porque aun cuando las señales apuntan a que será reemplazado, también existiría la posibilidad de un rediseño completo del equipo político, pero con él manteniendo su cargo.

Por eso lo que está pendiente es la magnitud de la factura política que pagará el ministro del Interior, tras el enredo de sus propias boletas.

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