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Las esperanzas del guillierismo pasan por Sebastián Piñera

En el comando de Guillier se advierte un espíritu autocomplaciente, que debería revertirse con el debut del comité estratégico.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 16 de junio de 2017 a las 04:00 hrs.
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Pese a lo que se intenta instalar desde algunos sectores políticos tanto del oficialismo como de la oposición, en el comando de Alejandro Guillier no se advierte precisamente un espíritu depresivo con un candidato sin ganas y dudoso de la carrera que lleva adelante, como podría haber sucedido hasta hace algunas semanas. Por el contrario -quizás justamente en este punto se halla el peligro-, en el equipo de campaña del periodista existe un exceso de confianza que resulta llamativo si se considera que el postulante a La Moneda tiene un 12,8% de respaldo a cinco meses de las elecciones, de acuerdo a la última encuesta CEP.

Hasta ahora, el equipo que ha acompañado en los últimos meses al candidato PS-PPD-PR-PC-IC-MAS no ha hecho ninguna autocrítica interna ni cambios de rumbo, pese a que la campaña tiene asuntos complicados que resolver. Una de las mayores complejidades radica, por ejemplo, en su ineficiencia para instalar mensajes. Guillier no ha conseguido que su agenda de actividades diarias se transforme en hitos políticos y comunicacionales, como sería deseable a esta altura de la carrera. Parece haber una carencia en la centralidad, probablemente algo de dispersión y de inexperiencia. El equipo de Guillier se muestra concentrado en juntar los votos de uno en uno, como si los actos de campaña diarios fuesen suficientes para ganar una elección nacional.

La ciudadanía, finalmente, no se entera ni de un 10% en las actividades que realiza el candidato en una jornada, salvo porque todos los días entrega opiniones sobre otros competidores y la polémica política del momento. La campaña se invisibiliza y, en definitiva, queda al descubierto que en el comando de Guillier parece no existir todavía un diseño global. Porque cuando se realiza una actividad en un campamento, por ejemplo, lo que existe en el fondo es la intención de una candidatura de informar y propinar un golpe de efecto sobre la política habitacional de un posible gobierno. Pero no es precisamente lo que sucede con la candidatura de Guillier.

La irradiación mediática de la campaña es ineficiente, pero esta situación debería comenzar a revertirse con la mirada estratégica del equipo que lidera la senadora del PPD Adriana Muñoz que incorporó a figuras provenientes de los partidos como Sergio Bitar (PPD), Carlos Maldonado (PR), Pablo Velozo (PS) y Juan Andrés Lagos (PC). Todos, con experiencias de campaña en el cuerpo, deberían fortalecer al comando con una mirada global para no perder ni esfuerzo ni tiempo. En definitiva, despercudir al equipo de campaña de la mirada autocomplaciente para enfocarse en las deficiencias de la candidatura.

Guillier ha vuelto a respirar, pero no sobre la base del comportamiento propio, sino en las deficiencias de las ajenas. A cinco meses de las elecciones del 19 de noviembre, las esperanzas del guillierismo pasan por Sebastián Piñera.

Trasvasije menos eficiente para Piñera

Los números de la encuesta CEP todavía son revisados una y otra vez por los respectivos comandos y, en el caso de Guillier, la lectura no es negativa, pese a estar todavía a 10,9 puntos de Piñera, que se halla en el primer lugar de las preferencias con el 23,7%.

Como hace un tiempo se advierte en la clase política, la inmovilidad de Piñera es una buena noticia para el guillierismo. Pese a que en los últimos tres meses la Nueva Mayoría en sus distintas versiones ha tenido aciertos mínimos –ni en el gobierno, ni el conglomerado, ni el candidato han sido especialmente brillantes–, en el comando de Guillier analizan que los errores del oficialismo no han sido capitalizados por el ex presidente. Unos puntos arriba y algunos abajo, prácticamente no se mueve del 25%. En el comando del senador por Antofagasta concluyen que con el 98% de conocimiento, el candidato RN-UDI-PRI no tiene espacio para seguir creciendo y lo que tiene en el bolsillo es su electorado duro.

En el guillierismo piensan que con el 81% de conocimiento, en cambio, el periodista tiene espacio todavía para seguir creciendo, a diferencia de Piñera. En estas semanas, adicionalmente, no parecen concentrados en la primera vuelta y la suerte de Carolina Goic, la candidata DC, probablemente está poco a poco quedando en un segundo plano. La senadora por Magallanes está decidida a llegar a noviembre –aunque no la fuerza parlamentaria DC– y en el comando de Guillier se destinan menos esfuerzos que hace algunas semanas a intentar llegar con una sola carta a noviembre.

En el equipo de campaña PS-PPD-PR-PC-IC-MAS señalan que la mirada está puesta sobre todo en la segunda vuelta: el balotaje no sería tanto a favor de Guillier como en contra del triunfo de Piñera y del regreso de la derecha a La Moneda.

La encuesta CEP reveló que el senador obtendría un 28,7% y el ex mandatario lograría un 32,9% en un hipotético caso de segunda vuelta, prácticamente un empate. De acuerdo al desglose realizado hace algunos días por La Tercera, el 56,3% de los votantes de Beatriz Sánchez respaldaría al senador por Antofagasta, el 8,5% votaría por Piñera y un 35,2% no votaría. En definitiva, según el guillierismo, todavía el bloque progresista mantiene su coherencia.

Un tercer aspecto que le viene bien a la candidatura de Guillier: Piñera se quedaría con el 35% de los votantes de Manuel José Ossandón en un balotaje, mientras que el senador por Antofagasta recuperaría para sus aguas a un nada despreciable 25%. Para el comando de Guillier, como muestran estos números, el trasvajise sería menos eficiente para Piñera que para el parlamentario.

En este contexto, parece no ser casual que dos ministros de Estado en los últimos días hayan criticado al expresidente. La ministra Paula Narváez llamó a Piñera a transparentar su rechazo a la descentralización y el ministro Nicolás Eyzaguirre lo criticó por sus inexactitudes al explicar sus inversiones en paraísos fiscales.

Campaña movilizadora, no de convicción

En el comando de Guillier esta semana intentaron bajar el tono de la discusión con los democratacristianos, luego de que la candidata Goic llamara “chica comunista” a la nueva portavoz del guillerismo, la diputada Karol Cariola. En una nueva señal de que sus fuerzas parecen estar concentradas en la segunda vuelta y no en noviembre, en el equipo de campaña del senador por Antofagasta comienza poco a poco a debutar una estrategia poco confrontacional con el centro y la izquierda. El enemigo, repiten, se halla en Chile Vamos y no en las llamadas fuerzas progresistas.

El candidato no ha dejado de ejecutar ciertas desprolijidades políticas que a la larga le pueden provocar problemas serios, como la nominación de Cariola en la vocería, que le compite al presidente del PPD, Gonzalo Navarrete, en la reelección. Son desaciertos que, al menos, para evitar consecuencias mayores, se hablan previamente con los involucrados para no provocar incendios. Las debilidades de Guillier parecen ser estructurales: no proviene del mundo político, conoce a poca gente, maneja escasamente la lógica política y no siempre la respeta, por lo que provoca sin querer algunas crisis que debería evitar a medida que nos acercamos al 19 de noviembre.

Pero si hasta hace algunas semanas se mostraba errático en algunos temas –incluso lo llegaron a bautizar como un candidato flexible–, al menos en ciertos asuntos comienza a tomar una posición robusta. Aunque en su libro ‘De cara al país’ señaló que Michelle Bachelet va a pasar a la historia como una gobernante que tuvo un segundo mal gobierno, el candidato indicó en su discurso de proclamación que se compromete a “profundizar y perfeccionar” las reformas de la Presidenta.

“Les digo desde ya, hemos avanzado mucho y no habrá mirada atrás, no vamos a retroceder un metro en los avances que estamos logrando. Eso es lo que está en juego en las próximas elecciones presidenciales”, indicó Guillier el fin de semana pasado.

Con el debut y arranque de su comando todo indica que debería inaugurarse una nueva etapa, donde la política comience a tomar el papel protagónico que debe tener en toda campaña presidencial. Junto con la necesidad urgente de transformar su agenda diaria en hitos políticos y comunicacionales con proyección hacia la ciudadanía, el nuevo equipo debería diseñar una estrategia eficiente para convocar a su electorado. Según se analiza en el guillierismo, en esta campaña no están en juego las convicciones: su electorado no tiene un nivel de enojo suficiente como para cruzar la vereda hacia Piñera, pero su disgusto basta como para no acudir a la urnas.

En ese sentido, en el comando de Guillier se analiza que si se empequeñece el nivel de votantes y aumenta la abstención, este escenario sería funcional al expresidente. Por el contrario, si el número de electores aumenta, el senador por Antofagasta se vería beneficiado. El desafío primero del nuevo equipo de campaña del PS-PPD-PR-PC-IC-MAS sería movilizar. El papel de Cariola respecto de los jóvenes –el segmento que menos vota– parece crucial para este propósito.

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