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Las razones que empujan a la DC a la primera vuelta

En su Junta de mañana probablemente el partido decida desechar la opción de las primarias en la Nueva Mayoría y llegar con Carolina Goic a noviembre.

Por: | Publicado: Jueves 27 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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Hasta hace unos seis meses, el camino propio de la Democracia Cristiana parecía una tentación improbable y una de las tradicionales estrategias del partido para conseguir mejorar su posición negociadora. Pero aunque el camino propio ha sido descartado incluso por sus impulsores, porque la DC ha aclarado que no quiere dejar su domicilio político de la centroizquierda ni construir alianzas con la derecha, está a horas de ratificar un paso audaz en su Junta Nacional de mañana: desechar la opción de primarias en la Nueva Mayoría y competir con su candidata Carolina Goic en la primera vuelta de noviembre. Desde mediados de los años 80, cuando comenzó a reestructurarse orgánicamente la oposición al régimen de Pinochet, nunca antes el centro y la izquierda habían caminado separados como ahora con miras a una presidencial.

En su Junta de mañana probablemente gane la opción de llegar solos a noviembre, pese a la oposición de los militantes-funcionarios y algunos de los parlamentarios democratacristianos interesados en poder definirse con prontitud en favor del senador Alejandro Guillier. Enfrentar una campaña de la mano de una candidata propia que no marca en las encuestas puede complejizar las opciones de los incumbentes, aunque para los defensores de la primera vuelta parece un cálculo demasiado mezquino. La ex ministra Soledad Alvear, que no hablaba de política desde 2014, hace cinco días rompió su silencio para afirmar que le parece incomprensible que la DC vaya a una primaria solo para defender cupos parlamentarios. Pero esta posición no solo la defienden los sectores conservadores del partido, sino que ha ido ganando adeptos entre los históricos y las fracciones progresistas.

"Prefiero perder una elección, prefiero tener un partido pequeño, pero sano, ético y moralmente un ejemplo para el país, a tener un partido grande corrupto y lleno de ambiciones personales", indicó hace unos días Renán Fuentealba, uno de los fundadores del partido, a sus 100 años. En carta a El Mercurio, la viuda de Gabriel Valdés, Sylvia Soublette, escribió en la misma línea: "En este momento me he vuelto a reencontrar con él (el partido). La toma de conciencia de su directiva de que en la Nueva Mayoría iba poco a poco perdiendo su identidad, unido a la decisión de llevar candidato propio, será decisivo para que muchas personas del centro político vuelvan a sentirse interpretadas en la DC".

A horas de la Junta, esperada con ansiedad por el resto de los partidos de la Nueva Mayoría y la derecha -porque mueve el tablero político-, la única duda parece ser el porcentaje de apoyo que finalmente tendrá la opción de llegar con Goic a primera vuelta. Si el margen es estrecho quedará un partido dividido, fraccionado. Un triunfo de un 60% contra un 40%, en cambio, daría espaldas a la directiva para insistir con fuerza en la política de las búsqueda de la identidad perdida y en los episodios de mayor complejidad de las negociaciones parlamentarias de las próximas semanas. Aunque no es descartable del todo, la opción de la primaria y de entregarse a Guillier con relativa rapidez parece bastante debilitada.

La demanda refundacional

El principal obstáculo que tiene la DC para llegar a primera vuelta de la mano de la senadora Goic, que no despega del 2% de acuerdo a la última Cadem, tiene estrecha relación con la parlamentaria. Con el diagnóstico que difícilmente se ganará la presidencial, al menos con el cuadro que se observa hasta hoy, el pragmatismo indica que la supervivencia de los partidos se juega en la votación al Congreso.
Por una parte, está la resistencia velada de algunos de los candidatos de hacer campaña con una candidata impopular y, por otra, está el choque de fuerzas en la propia Nueva Mayoría. Como desconociendo que las amenazas públicas solamente refuerzan la posición contraria, el PS, el PPD y los radicales han hecho un ultimátum a sus socios democratacristianos: si no participan de las primarias, no habrá una lista única parlamentaria. El asunto resulta de especial relevancia: en un sistema proporcional, la lista única favorece a la DC, que podría aumentar su bancada de 21 a unos 30 representantes. Por el contrario, algunos estudios indican que con una lista parlamentaria separada, la DC perdería poder en el Congreso y con esta fórmula apenas ganaría unos 13 o 14 escaños.

Quienes defienden la necesidad de la primera vuelta desdramatizan las cifras y se amparan en un reciente análisis que señala que las amenazas no tienen sustento en la realidad. De acuerdo a un estudio dado a conocer el miércoles efectuado por expertos electorales de la DC, el partido igualmente podría conseguir buenos resultados si compite separado del resto de la Nueva Mayoría: entre 16 y 25 diputados. Los democratacristianos que quieren llegar a noviembre argumentan que, de acuerdo a la última municipal, el partido pesa un 12,5%. Si esta cifra se proyecta a los 155 diputados que serán electos en la próxima elección, proporcionalmente la DC debería ganar unos 19 y que intentar aspirar a una treintena no tiene ningún sentido en un escenario en que lo que está en juego es la supervivencia de la colectividad.

Pero, ¿cuáles son las razones de la DC para llegar con su candidata a noviembre?

Aunque existen sectores que sospechan que la candidatura de Goic solamente se mantendrá vigente hasta que termine en agosto la negociación parlamentaria –como si la postulación fuera un objeto de intercambio–, en esta ocasión parece tratarse de una mirada a largo plazo para:

1) Recuperar la identidad
2) Recuperar el papel de articulación en la política chilena, desde el centro.
3) Satisfacer la demanda refundacional de un partido cuya militancia se siente maltratada por la Nueva Mayoría.

En medio de un gobierno donde parte de la DC se ha sentido dañada y luego de un ciclo de constante deterioro electoral –ha perdido un millón de votos desde 1992–, el partido parece consciente de que debe reposicionarse como una colectividad de centro y salir a la cancha a defender sus propuestas programáticas.
En la DC se advierte cierta demanda por la diversidad política: que los representantes, efectivamente, representen las diferentes posturas que existen en la sociedad chilena. Cuando la DC habla de recuperar la identidad, por lo tanto, se refiere a entregar respuestas a aquella parte del electorado de centroizquierda que no advierte que en la Nueva Mayoría se defiendan sus posiciones.

La DC necesita reposicionarse en el centro y en el mundo independiente. Los dirigentes del partido han observado con especial atención los resultados de las últimas CEP. Aunque la ciudadanía no se siente identificada con los partidos, en el estudio de opinión se advierte una alta valoración por el centro político. El 62% de la población que no adhiere a ninguna posición y el menor apoyo al gobierno de Bachelet justamente en los segmentos moderados han hecho pensar a la DC –como en otras circunstancias–, que existe un espacio que salir a capturar en las elecciones próximas.
Los alienta la llamada convicción de los propios: en una tendencia que se observa sobre todo en las bases, los democratacristianos quieren salir a competir y darse a conocer con propuestas propias y no prestadas de sus socios de la Nueva Mayoría.

La caída de Lagos fue crucial

Un asunto importante, a su vez, tiene relación con la estrategia. Si la vieja Concertación ganaba las elecciones por mayoría absoluta, al PS lo comenzaron a pasar por la izquierda y a la DC por la derecha. La fuga no se ha detenido ni siquiera con el 6% de la incorporación de los comunistas. En este escenario, los democratacristianos necesitan cerrar el paso al continuo derrame. Si en 1992 el 35% de los encuestados por el CEP se identificaba la DC, en 2012 apenas superó el 5%.

Pero a esas razones de fondo, con el paso del tiempo se han agregado nuevos argumentos para que la DC insista en su posición de ir a la primera vuelta con la senadora Goic.

Los democratacristianos señalan en privado que la desarticulación de la dupla de Camilo Escalona y Osvaldo Andrade hizo perder el núcleo central en el PS, que garantizaba la supervivencia del tronco histórico entre ambos partidos. Actualmente, con las dirigencias de los últimos años, los socialistas parecen resolver con mayor pragmatismo, lo que no garantiza nada a la DC.

La caída de la candidatura del ex presidente Ricardo Lagos, a su vez, probablemente sea la razón de mayor peso para que la DC quiera ahora llegar a noviembre. Si tanto el PPD como el PS hubiesen resuelto a su favor antes de enero como indicaba el cronograma oficial, la DC se hubiese a allanado a respaldarlo: Lagos era el candidato de los democratacristianos y les daba las mayores garantías de moderación en un eventual nuevo gobierno. La tardanza en nominarlo, sin embargo, puso a la DC en un aprieto, que terminó de sellarse con su salida formal de la competencia.

"El error histórico cometido por el PS al no apoyar al ex presidente Ricardo Lagos ha dejado a militantes o simpatizantes del PDC en una encrucijada. Pienso que la gran mayoría de ellos no vota por la derecha, pero que tampoco (como es mi caso) está dispuesta a votar por otro gobierno de la Nueva Mayoría con Guillier a la cabeza", señala en su carta la viuda de Valdés, expresando un sentir democratacristianos que se está haciendo bastante transversal.

El candidato Guillier, que no se había esforzado en hacer guiños a los sectores de centro, huérfanos de Lagos, recién este jueves hizo un gesto y a horas del cónclave calificó a la DC como "el eje de la coalición que ha dado estabilidad a Chile".

A juicio de sectores de la DC que defienden el camino de noviembre, tanto el candidato como la Nueva Mayoría están resintiendo la aparición del Frente Amplio y están izquierdizando su discurso. Los democratacristianos, en este contexto, tienen menos razones para intentar participar de una primaria con compañeros que difuminan con mayor profundidad una identidad que la DC ha perdido desde comienzos de los 90.

Puede ser un gallito de tiro corto, efectivamente. Por esta vez, sin embargo, el asunto parece tener relación con la supervivencia del partido y con su futuro en las próximas décadas. Las decisiones locales están siendo observadas con atención por la Democracia Cristiana a nivel internacional.

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