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Marcela Marzolo: Hay un gran desafío en mantener el vínculo del jardín y la escuela con los niños que siguen en sus casas

Directora ejecutiva de la Fundación Educacional Oportunidad, destaca lo importante que es esta etapa educativa para el futuro aprendizaje de los más pequeños y enfatiza que “no podemos perder tiempo esperando el retorno presencial, porque va a ser lento”.

Por: Teresa Espinoza | Publicado: Viernes 13 de agosto de 2021 a las 11:53 hrs.
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"No hay que olvidar a los niños más pequeños que están en sus casas. Hay que reforzar las estrategias para llegar a ellos", afirma la educadora de párvulos y directora ejecutiva de la Fundación Educacional Oportunidad, Marcela Marzolo.

La educación parvularia es una etapa clave en la trayectoria educativa de los niños, explica. Es cuando se sientan las bases de su futuro aprendizaje, y los que más se benefician son aquellos que, por distintos motivos, enfrentan falta de estimulación temprana o problemas de alimentación. Por eso, dice, la pandemia ha golpeado especialmente fuerte a estos pequeños.

La Fundación Oportunidad fue fundada por Andrónico Luksic y acaba de cumplir quince años. Trabaja en el apoyo del aprendizaje con 159 escuelas municipales de 18 comunas. También realiza investigaciones en alianza con universidades, y busca aportar evidencia a las políticas públicas.

Marzolo relata que durante todo este tiempo de pandemia lo que se ha dado es un esfuerzo muy significativo de los educadores por llegar de distintas formas a los niños, muchos de los cuales no tienen facilidades para conectarse vía online ni tampoco la autonomía para solucionar problemas. Por eso, se ha recurrido a material físico que se envía a las casas o que los papás recogen en la escuela. WhatsApp también ha sido muy utilizado como herramienta.

"También para las familias asumir el rol de mediador de aprendizaje ha sido súper complejo porque no tienen el tiempo o no se sienten preparados. Nosotros hemos tratado de aportar con estrategias simples, que no signifiquen una gran comprensión de parte del adulto, sino que más bien sean cosas de lo cotidiano, como trabajar en matemática si están poniendo la mesa, o en lenguaje, cuando están cocinando", cuenta.

-¿Este año de pandemia y sin clases presenciales ha sido un tiempo más bien perdido para la educación parvularia?

-No sé si sería tan pesimista. Basándome en la experiencia que hemos tenido, lo que vemos es que las educadoras, asistentes de la educación y directivos de las escuelas han hecho lo posible por llegar de alguna u otra manera a los niños. Ha sido súper demandante, pero también hay un sentido de no bajar los brazos, que ningún niño se quede atrás. Nosotros hemos estado promoviendo una estrategia que se llama Participar es Aprender, que busca que, más allá de la presencialidad, el niño participe de alguna manera en las experiencias de aprendizaje que genera la escuela, e intentar que lo hagan al menos tres veces por semana.

Sabemos que hay menos niños matriculados en el sistema, pero respecto del resto, ha habido una preocupación permanente.

-¿Cómo ve la recuperación de aprendizaje para niños de este nivel?

No sabemos mucho cuánto se ha perdido. Hay un estudio que hizo la Universidad Católica, en el que sí se vio un rezago en el desarrollo del vocabulario. Pero, faltan datos. Los niños pueden haber perdido algunas cosas y ganado otras. Se puede haber ganado en autonomía, en otro tipo de interacciones con los adultos o haber aprendido de los hermanos más grandes.

Lo que sí viene sin duda es ver cómo retomar la presencialidad, y estoy pensando sobre todo en las escuelas y jardines del sistema público, porque cuando hablamos de niños más pequeños, hay un desafío en los espacios, en cumplir los protocolos; abrazarse o llevarse los juguetes a la boca es algo tan innato en los más pequeños. Entonces, primero viene toda una fase de adaptación del establecimiento. También hay niños que por decisión de las familias no van a volver a presencial, por lo tanto, los equipos educativos tendrán que tener estrategias para llegar a ambos grupos. En paralelo comienza la recuperación de aprendizajes, pero creo que va a ser un proceso lento.

Hoy día tenemos una tregua del virus, pero lamentablemente no sabemos hasta cuándo. Por eso creo que no hay que olvidar a los niños más pequeños que están en sus casas. Hay que buscar estrategias para llegar a ellos, y mantener el vínculo con el jardín y la escuela. Eso no hay que soltarlo, de manera que, si hay que hacer una pérdida, sea lo menos posible.

¿Cómo les va a las fundaciones como la de ustedes en este desafío?

-Nosotros tenemos este programa que se llama Un Buen Comienzo, y ahí lo que hemos hecho es acompañar a los equipos educativos. Hemos hecho campañas en redes sociales, por ejemplo, y también desafíos o pequeñas tareas para los papás y que pueden ir generando un cambio. Estamos con programas radiales, sobre todo regionales, como lecturas de cuentos. La idea es ir generando este mensaje de que participar, es aprender. No esperar que los niños aprendan solo cuando vuelvan a la escuela.

Con las escuelas que trabajamos el programa "Un Buen Comienzo" hemos visto que un 70% de los niños logra hacer una experiencia de aprendizaje tres veces por semana. También sabemos que hay un 5% de niños que no han tenido ningún vínculo con la escuela en estos meses.

Nuestra campaña "Participar es Aprender", en la casa o en el jardín, el mensaje que envía es que no podemos perder tiempo esperando el retorno presencial, porque va a ser lento. Cuando los niños vuelvan van a surgir otros desafíos, puede venir un rebrote, entonces tenemos que estar preparado para dar continuidad a este proceso de aprendizaje que los niños están viviendo en esta etapa.

-¿Qué opina de cómo ha gestionado el gobierno este período de no clases presenciales?

-El mensaje que se ha dado ha sido siempre que hay que volver a la presencialidad. En nuestro caso, lo que hemos hecho es apoyar a las escuelas según sus necesidades, su ritmo y entender que para todos no es tan simple volver y que hay ciertas condiciones, al menos en la educación pública, que no están dadas. Hay de todo. En algunos lugares no cuentan con los recursos para cumplir con los protocolos sanitarios. En otros lugares han hecho consulta y la familia no están dispuestas a mandar a sus hijos. Hay tantas realidades como diverso es Chile.

Recién ahora estamos viendo que las escuelas y las comunas están un poco más abiertas a la presencialidad. Hay un tema también con los recursos... Lo que he visto es que cada comuna, y cada sostenedor, se las va arreglando como puede

-¿La participación de la sociedad civil ha sido suficiente?

-Como fundación participamos desde el año pasado en un proceso de participación ciudadana que se llama Tenemos que Hablar de Educación, bajo al alero del Tenemos que Hablar de Chile y también somos parte de Acción Colectiva por la Educación. Yo al menos veo mucha participación. Hay instancias en que es el Gobierno en que convoca y con las elecciones se abren otras posibilidades. Creo que hay harto interés por participar y que las voces sean escuchadas y tomadas en cuenta. La sociedad pide eso y tiene mucho que decir, además.

-Y respecto del financiamiento, ¿cómo les ha ido en general?

-Lo que he visto en la comunidad de organizaciones solidarias es que hay mucha escasez de recursos, ha habido algunos fondos concursables, pero en general las fundaciones se mantienen a punta de bingos y algunas, lamentablemente, han desaparecido. Nosotros no nos financiamos con recursos del Estado, pero lo que he visto es que para las que sí lo hacen, las subvenciones no dan.

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