Comercio exterior

Países de la Alianza del Pacífico son los más expuestos al proteccionismo de Estados Unidos

El efecto sería menor en Chile, pero el escenario cambiaría si EEUU inicia una guerra comercial con China.

Por: Denisse Vásquez H. | Publicado: Jueves 30 de marzo de 2017 a las 04:00 hrs.
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Superada la recesión en Brasil y la turbulencia internacional, Latinoamérica se encamina a alcanzar un crecimiento más dinámico este año. Sin embargo, con esta aceleración de la actividad no se acabarían los riesgos para la región.

Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), Latinoamérica se encuentra luchando para hacer frente a otro inesperado disturbio global: los efectos colaterales del proteccionismo en el comercio, principalmente desde Estados Unidos.

“El espectro del proteccionismo comercial estadounidense es una fuente de incertidumbre para América Latina”, expresa la entidad, y agrega que la inquietud sobre la dirección de las políticas estadounidenses ya está “cobrando un peaje” en la región, al minar la entrada de capital, debilitar las monedas y forzar ajustes en la política monetaria.

Destaca que el principal peligro para la región es la interrupción del comercio, que podría venir de una renegociación del Nafta, la imposición de restricciones en el comercio regional y/o de un daño colateral proveniente de una guerra comercial entre Estados Unidos y otra economía importante que debilite el crecimiento global.

De acuerdo al IIF, las naciones más expuestas al proteccionismo son aquellas que han tomado el libre comercio como un componente medular de sus estrategias de crecimiento, categoría a la que pertenecen los países de la Alianza del Pacífico, bloque formado por Chile, Colombia, Perú y México.

La integración con otras de las economías más grandes a nivel global servirá de amortiguador contra los shocks provenientes de EEUU, agrega la entidad, “mitigando la vulnerabilidad de la Alianza del Pacífico ante los disturbios de un mercado específico.

Tomando este factor, México es el país más expuesto, ya que el 81% de sus exportaciones tienen como destino el país del norte, el 5% va a la Unión Europea y solo el 1% llega a China, país con el cual no tiene acuerdo comercial. En una situación similar, aunque de menor exposición estaría Colombia, ya que el 32% de sus envíos se dirigen a EEUU y tampoco cuenta con un acuerdo comercial con el gigante asiático.

En la otra vereda se encuentra Chile y Perú, países que tienen una relación comercial más homogénea con las naciones desarrolladas, con las que además tienen acuerdos. El 14% de lo que el país exportó en 2016 a Estados Unidos, mientras que en el caso de Perú fue el 16%.

El economista para Latinoamérica del IIF, Ramón Aracena, explica que Chile cuenta con una ventaja al no ser productor de manufacturas, que es la producción principal de EEUU y sería el sector que concentraría las medidas proteccionistas. “Nosotros producimos recursos naturales (...) No somos competencia, a diferencia de México”, recalca.

Lo que sí arrastraría a Chile sería una guerra comercial de Estados Unidos con China, que fue receptor del 29% de nuestras exportaciones en 2016. “Eso afectaría la economía global y lo más probable es que impacte al precio del cobre”, dijo.

IIF: "El rumbo de la economía de Chile tiene que dejar de depender del gobierno de turno"

El economista jefe para Latinomérica del IIF, Ramón Aracena, cree que más allá de la incertidumbre externa, lo que ha provocado el frenazo de la actividad en Chile es que el país "generó su propia incertidumbre", llevando a los inversionistas a poner pausa en sus proyectos. "Todos están esperando que el oleaje baje y cuando la marea se calme, entrar a nadar", ejemplifica.

- En el escenario que usted describe, ¿cómo puede Chile dinamizar el crecimiento?

- Chile tiene que darse cuenta que este es un juego colectivo, donde lo que importa es que jueguen todos: sector público, privado y trabajadores. En el pasado, Chile lo estaba haciendo muy bien porque funcionaba muy bien, al unísono y con sincronía la coordinación entre el sector público y privado, eso se perdió hace unos años y es difícil recuperarlo.

Para que Chile vuelva a crecer a tasas fuertes lo que tiene que hacer es recuperar la confianza entre los diferentes actores del quehacer económico. El sector público no puede estimular a la economía indefinidamente sin apoyo del sector privado.

- ¿La situación de la economía chilena está afectando la visión del país en el exterior?

- A pesar de los problemas que tiene Chile en su matriz de exportaciones, que todavía está muy sesgada al sector commodities, siempre desde afuera se había percibido una fortaleza en términos macroeconómicos, con políticas coordinadas y balanceadas, lo que le daba espacio al país para ajustarse a choques.

- ¿Y ahora eso no es así?

- Se ha perdido un poco, porque el gobierno no tiene espacio para generar una política contracíclica, a diferencia de lo que pasó en la crisis del 2008, cuando Chile tenía superávit. Ahora, lo que hay es déficit y una deuda del sector público que ha aumentado muy rápidamente y eso está llamando la atención. Eso se tiene que frenar.

- Algunos economistas y políticos creen que con el cambio de gobierno la economía se dinamizará. ¿Comparte esa visión?

- Depende de lo que haga el nuevo gobierno. Pero lo que tiene que pasar en Chile es que el rumbo de la economía deje de depender de cuál es el gobierno que esté de turno. Tiene que haber un mínimo de consenso, que yo pensé que se había alcanzado sobre cuál es el camino más apto para que Chile siga creciendo independiente de quién esté a cargo del gobierno.

Puede que ahora con el cambio de gobierno el panorama mejore, pero si no llegamos a un consenso, cuando cambie nuevamente, la economía otra vez se podría pegar un frenazo.

Lo que se debe tener en claro es que lo que está en juego aquí es la viabilidad de que Chile se transforme en una economía en desarrollo, estuvo muy cerca y diría que ahora eso está más lejano.

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