La aproblemada Europa que espera a Piñera

Desde Alemania

Cuando el presidente chileno, Sebastián Piñera, se reúna hoy con su par francés, Emmanuel Macron, encontrará a un político luchando por mantenerse a flote, pero decidido a sacar adelante su plan de reformas estructurales. No es el único líder en problemas que espera a Piñera esta semana. En Berlín, Ángela Merkel podría estar viviendo el ocaso de su gobierno y su carrera política.

Macron ha perdido tres importantes ministros y aliados políticos en poco más de un mes. El último en renunciar, la semana pasada, fue el ministro del Interior, Gerard Collomb. El político de 71 años fue clave en el triunfo del joven Macron hace 18 meses, al ser el primer miembro de la vieja guardia en apoyar a su naciente partido La República en Marcha. Que Collomb, visto como garantía de credibilidad en el gabinete, dejara el cargo para postular por la alcaldía de Lyon se entendió como una señal preocupante. Encuestas recientes revelan una fuerte caída en el nivel de apoyo a Macron y su gobierno.

“Presidente de los ricos”, “monarca arrogante” son algunas de las etiquetas que le han impuesto. El mandatario no se ha ahorrado críticas a los franceses por oponerse a las reformas, entre ellas cambios tributarios y al sistema previsional. A mediados de septiembre, acusó a un jardinero desempleado que lo abordó en la calle de no buscar trabajo con suficiente empeño. La oposición y las redes sociales hicieron un festín.

No es el único problema de Macron. La economía se está desacelerando. Tras una expansión de 2,3% en 2017, este año crecería 1,6%. Un crecimiento más lento plantea dificultades para cumplir la promesa de recortes tributarios y pago de contribuciones para los trabajadores, por unos 6.000 millones de euros en 2019. Una expansión anual más alta también es un requisito para que el desempleo pueda bajar del 9,3% actual. En una reciente entrevista a Bloomberg, Macron aseguró que no cederá a la presión pública y las encuestas.

El ocaso de una líder

Más al norte, la canciller alemana, Ángela Merkel, no está preocupada de sacar adelante reformas importantes. De hecho, una de las críticas a su gobierno, que vive su cuarto período, es precisamente la falta de medidas para dar un nuevo impulso al país. Los problemas que consumen su agenda por estos días son el declive de su coalición política y de su poder dentro de esta. La última encuesta semanal de Insa para el diario Bild reveló que si los alemanes hubiesen tenido que ir ayer a las urnas solo 20% hubiese votado por la coalición democratacristiana (CDU/CSU), un nivel históricamente bajo. Los socialdemócratas (SPD), compañeros de coalición de gobierno, caen al tercer lugar con 16%, desbancados por el novel partido de derecha Alternative für Deutschland (AfD).

Merkel es considerada responsable del auge del AfD, un partido que nació para oponerse a la decisión de la Canciller de apoyar los rescates a Grecia y que ganó fuerza al oponerse a su política de fronteras abiertas. La decisión de Merkel de permitir, en septiembre 2015, el ingreso al país de más de 1 millón de indocumentados, muchos de ellos desplazados por la guerra en Siria, fue aplaudida inicialmente. Pero tres años después hay más dudas que certezas, a pesar de las recurrentes cifras de organismos oficiales sobre el aporte de los nuevos habitantes al mercado laboral y economía del país.

“¿Cuánto tiempo más podrá continuar Ángela Merkel?”, preguntó la semana pasada en su portada el influyente semanario Die Spiegel. Una pregunta impensable hasta hace apenas seis meses, cuando Merkel asumió su cuarto período, en un gobierno que se extiende ya 13 años.

En la prensa local abundan las críticas y se multiplican los perfiles de posibles candidatos a sucederla.

Merkel, sin embargo, no está dispuesta a renunciar. Se rumora que se volverá a presentar como candidata para presidir su partido, CDU, en las elecciones internas de diciembre. Una apuesta arriesgada, que podría costarle no solo una derrota, sino un fin poco digno para quien ya se ha ganado un lugar en la historia como la mujer que lideró la eurozona en el peor período desde su creación.

Intensa agenda

Cinco países en diez días contempla el programa que desarrollará en Europa el Presidente de la República, Sebastián Piñera, en lo que será su primera visita al viejo continente y una intensa agenda.
Acompañarán al presidente el canciller Roberto Ampuero y una comitiva de parlamentarios y empresarios que pasarán por Francia, luego España, Alemania y Bélgica, para terminar en Italia.
En Alemania visitarán el centro de entrenamiento de la empresa Siemens que opera en los sectores industrial, energético, salud e infraestructura y luego las dependencias de la firma internacional Hapag-Lloyd.