Gobierno

Piñera en sus marcas para la próxima presidencial

En un escenario en que apuesta a capitalizar tanto la caída del gobierno como las malas cifras económicas, ha iniciado una arremetida tendiente a unificar a la derecha como requisito para consolidar su opción.

Por: Blanca Arthur | Publicado: Viernes 10 de julio de 2015 a las 04:00 hrs.
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Con la intensidad que lo caracteriza, pero contenido, porque parte de su estrategia es no aparecer ansioso tratando de copar la agenda, Sebastián Piñera está trabajando en armar una plataforma para intentar su regreso a La Moneda.

Es cierto que a nadie le ha confirmado que tenga tomada la decisión e incluso trata de mantener la incertidumbre, pero la realidad muestra que su intención es tratar de jugar una carta que crecientemente percibe con más opciones de que sea exitosa.

Con esa finalidad es que en el último tiempo ha estado realizando una serie de contactos con representantes de distintos sectores de la derecha, como personeros de los centros de estudios, intelectuales, miembros de los partidos o ex colaboradores de su gobierno, con quienes intercambia sus inquietudes respecto a cómo plantearse para que dicho sector sea una alternativa real en la elección del 2017.

Quienes han participado en algunos de los numerosos encuentros en sus oficinas de Apoquindo 3000 indican que aun cuando en ningún momento admite que esté armando su propia candidatura, queda claro que detrás de su arremetida tendiente a estrechar vínculos, necesariamente se esconde esa intención.

Es que entendiendo que el gran déficit de su gobierno fue político, ahora está abocado a no repetir esa experiencia, para lo que ha experimentado un cambio radical de actitud, como es la de escucharlos a todos, con el propósito de cometer el mínimo de errores en el camino que parece decidido a emprender.

Escenario favorable

La embestida de Piñera coincide con el creciente descontento ciudadano ante la gestión de Michelle Bachelet, como asimismo con las malas cifras económicas, escenario que es considerado tanto por él como por su entorno, como el principal factor que podría favorecer su opción de retornar a La Moneda.

Pero aun cuando dicha mirada, que ha transmitido a algunos de sus interlocutores, topa con que la derecha no capitaliza ese rechazo al gobierno que muestran las encuestas, desde su entorno apuntan a que se trata de una realidad que no lo está afectando a él, tal como indican las cifras que en estos momentos lo muestran como la mejor carta presidencial.

Un dato que tienen en consideración en el piñerismo es que mientras en la última encuesta CEP fue el único político que subió en su evaluación positiva, en los sondeos que miden las presidenciales que ellos manejan, aparece junto con Marco Enríquez-Ominami como el candidato mejor posicionado, mientras que cuando se les enfrenta a ambos en una segunda vuelta, los últimos sondeos lo dan algunos puntos arriba.

Con esos antecedentes, muchos parten de la base que lo que más está favoreciendo el perfilamiento de Piñera es el creciente contraste entre lo que fue un gobierno, con los resultados que exhibe el actual. Dicho de otro modo, la tesis que transmiten sus cercanos -que es compartida en el mundo político- es que las malas cifras de crecimiento o de empleo, o la deficiente gestión actual, son su mejor aliado, considerando que esos fueron precisamente los puntos fuertes de su mandato.

Pero en ningún caso la apuesta piñerista se sustenta solamente en que el oscuro panorama económico o el fracaso del proyecto reformista de Bachelet puedan ser beneficiosos para su regreso a La Moneda. De hecho, no es a lo que está jugando, porque entiende que una crisis más profunda puede arrastrar a todo el sistema político e incluso buscar salidas que escapen a los naturales cauces institucionales, lo que aparte de considerarlo peligroso, abortaría su plan.

No al partido único

Como Piñera asume que la actual situación ha producido el descrédito de toda la clase política, incluida la derecha, su decisión de iniciar contactos con sus representantes se basa en que considera indispensable que ésta se rearme sobre la base de la unidad, con propuestas que contengan las ideas propias que puedan resultar atractivas para la ciudadanía.

En esa línea, comparte la tesis de buscar lo que algunos llaman “relato”, que su círculo reconoce que fue una de las principales carencias de su gobierno, aunque para él, la idea es elaborar un discurso funcional al triunfo, más que un replanteamiento ideológico de lo que debe ser la derecha, como postulan algunos de los interlocutores académicos con quienes ha compartido esta inquietud.

Considerando que Piñera es un hombre esencialmente pragmático, más que el focalizarse en el tema de las ideas, que considera que en lo sustancial están claras, lo que está buscando es la articulación de la derecha, porque le preocupa que dada la crisis en que está –especialmente la UDI- ésta no tenga la estructura que estima básica para el éxito de cualquier desafío electoral.

En todo caso, en este tema no está en la tesis enarbolada por el senador RN Andrés Allamand, de crear un partido único, básicamente porque no tiene piso, desde el momento que se oponen a ella tanto la UDI, sectores de RN, además de los aliados más chicos como Evópoli o el PRI, los que no están dispuestos a perder su identidad, lo que confirmó un sondeo que realizó con representantes de todos los partidos.

Pero no es la única razón, porque aun cuando ha logrado limar asperezas con el senador, quien lo culpó directamente del fracaso electoral del 2013, no quiere decir que esté dispuesto a entregarle un triunfo, como sería colaborar con la idea del partido único, menos si como muchos piensan, lo está impulsando como una plataforma propia para actuar de contrapeso frente a la fuerza personal de Piñera.

En este contexto, lo que le interesa al ex mandatario es que exista la máxima unidad que sea posible entre los actuales partidos, que podría darse sobre la base de una estructura común como una coalición amplia, e incluso una federación, que es un planteamiento que encuentra acogida en las distintas tiendas políticas de su sector.

En contraste con la idea de quienes propician el partido único, Piñera es de los que piensa que el mejor camino para ordenar al sector es en torno a una candidatura que aparezca competitiva, donde los partidos con sus propias identidades, se unan en un esfuerzo común para recuperar el poder.

Especial importancia le adjudica a la tarea que éstos puedan cumplir en las municipales del próximo año, en las que tiene puesta la mira, ya que tal como se lo ha comentado a quienes han compartido con él, es en dichos comicios donde se jugará la presidencial, tal como sucedió en las dos elecciones anteriores, cuando después de los resultados, quedó instalado quien sería el próximo ganador.

Cuidar el flanco débil

En este cuadro, las cuentas del piñerismo apuntan claramente a que, en definitiva, no existe otra carta en la actual oposición, primero porque la UDI no tiene candidato, pero además, porque aun cuando ni Allamand ni el senador Manuel José Ossandón han declinado sus candidaturas, al no haber cumplido con las expectativas de descollar en el Senado, no aparecen como una amenaza real frente al ex mandatario, tal como indican todas las encuestas.

Eso no quiere decir que tanto Piñera como su entorno desconozcan que tiene flancos débiles, donde admiten como el principal, que pueda sufrir los embates del caso SQM, especialmente luego de que se conociera que el ex director de Chilevisión, Jaime de Aguirre, emitió boletas a dicha empresa por mandato de Bancard, cuando el ex mandatario era el dueño del canal.

Este tema, como aquellos relacionados con sus negocios, es una de las preocupaciones que existen en su entorno, donde reconocen que en la medida en que Piñera se posicione será un importante blanco de cuestionamientos. Pero, con una mirada complaciente, sacan el cálculo de que dadas las circunstancias, nadie estará libre, e incluso se apunta a que quien podía ser su peor enemigo en esta materia, como ME-O, con los antecedentes que se han conocido, perdió el arma que podría haber tenido para desacreditarlo.

Como sea, en la Fundación Avanza Chile, organismo que bajo la dirección de los ex ministros Andrés Chadwick y Cecilia Pérez, en el que además participa Cristián Larroulet –su equipo político en pleno- actúa como centro de operaciones del piñerismo, están conscientes que es el punto débil que deben cuidar. Y para ello, la estrategia empleada hasta ahora es intentar la mínima exposición de Piñera con el fin de impedir que la atención sobre él se centre en este tema.

Por eso, la decisión ha sido el trabajo silencioso.

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